Culmina expedición científica
Por Margarita Santori López
msantori@uprm.edu
PRENSA RUM

viernes, 23 de abril de 2004

La posible relación entre la formación de huracanes y las tormentas de polvo del Sahara en el Atlántico, así como las repercusiones de este tipo de aerosol (polvo) en la salud pública o sus efectos en la vida marina, son algunos de los temas que se podrán estudiar con los datos recopilados por un grupo de científicos de Puerto Rico, España y Estados Unidos que realizó recientemente una expedición científica al África.

Zarparon el 29 de febrero pasado en el barco Ronald H. Brown, el más grande de la Administración Nacional Oceanográfica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA) y atracaron en el puerto de San Juan el 27 de marzo, luego de una travesía transatlántica para analizar los componentes del polvo del Sahara. El objetivo era estudiar las propiedades físicas, ópticas y químicas de los aerosoles, evaluar la evolución microfísica del polvo a medida que viaja a lo largo del Atlántico, medir la temperatura y realizar observaciones fotográficas coordinadas desde la Estación Espacial Internacional.

Los investigadores principales del proyecto fueron los doctores Roy Armstrong del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM); Pablo Clemente-Colón de NOAA y Vernon Morris de Howard University en Washington DC, acompañados por profesores y estudiantes de otras agencias y universidades. El equipo de investigadores del RUM estuvo integrado por los doctores Jorge Corredor, José López, Ernesto Otero, Yasmín Detrés y Armstrong. Además, el profesor Julio Morell y diez estudiantes, ocho de ciencias marinas y dos de ingeniería.

La expedición partió de Barbados y en dos semanas llegó hasta el puerto de Las Palmas en Islas Canarias, trayecto en el que se toparon con varias tormentas de polvo sahariano, relató Clemente-Colón, jefe científico de la expedición. Durante el viaje de regreso investigadores de la Universidad de Kutztown en Pensilvania llevaron a cabo observaciones de mamíferos marinos.

Diariamente se hacían observaciones atmosféricas y oceanográficas, y cada tres horas se lanzaban globos con radio sondas para obtener información atmosférica. “Fue una tarea difícil, quizás la primera vez que se ha hecho, en la que contamos con la colaboración de estudiantes del RUM dispuestos a trabajar en rotación durante 24 horas”, aseguró el científico. Mencionó otros lanzamientos de sistemas especializados que le daban una idea de las condiciones en el mar a profundidad, apoyados por imágenes de satélite desde el espacio. “En realidad tuvimos observaciones desde el espacio hasta el fondo del mar durante un mes”, afirmó. Asimismo, obtuvieron muestras del polvo sahariano por medio de sensores que filtraban el aire.

Según Clemente-Colón este tipo de aerosol puede afectar el desarrollo de nubes de lluvia en la atmósfera, así como la vida marina y la salud humana. “Una cantidad excesiva de polvo en el aire, afecta los procesos respiratorios de las personas, pero igualmente tiene repercusiones de productividad en el mar ya que el polvo sirve como un nutriente o añade tipos de nutrientes al mar que actúan como fertilizantes”, dijo.



Se espera que el análisis de los datos obtenidos tome alrededor de seis meses y a largo plazo existe la posibilidad de realizar otro crucero en junio y julio del próximo año con una ruta más hacia el norte cuando estos polvos viajan más directamente hacia Puerto Rico.

Fenómenos observados
Aunque el polvo del Sahara es un fenómento común que data de siglos, los científicos aseguraron que se encontraron con situaciones que no tenían previstas en el transcurso del viaje.

“No esperábamos encontrar un sistema de polvo tan grande sobre el Atlántico para esta época, ni que ese polvo llegara a Puerto Rico”, dijo Clemente-Colón.

El doctor Morris, encargado del área atmosférica, afirmó que la cantidad de polvo que viene a través del Atlántico es mayor de lo que se cree y que toda la información recopilada ayudará a los meteorólogos a predecir mejor las condiciones del tiempo.

Otro fenómeno que experimentaron fue una “lluvia de langostas del desierto” (insectos) cerca de las Islas de Cabo Verde. “Fue casi bíblico”, sostuvo Clemente-Colón.

Asimismo, destacó otros procesos dinámicos que relacionan el polvo, la lluvia y la formación de nubes en la periferia del frente de la masa de polvo.

“Estas masas provenientes de África son usualmente secas, pero notamos que en la periferia había una actividad adicional que aparentemente promueve la creación de nubes y lluvia”, indicó. Agregó que hay científicos que se dedican específicamente a determinar cuál es la interacción de estas tormentas del Sahara con los huracanes. “Es algo que queremos cubrir en nuestro próximo crucero aunque obviamente no deseamos estar en el Atlántico cuando haya un huracán, pero sería muy interesante algún tipo de acercamiento cuando esos procesos están ocurriendo, en el génesis del huracán”, destacó.

Otro hallazgo entre los observadores de mamíferos marinos sucedió cuando el barco se acercaba al frente de polvo y estaba lloviendo, ahí notaron que los animales siempre estaban cubiertos de lodo porque la lluvia “bajaba” el polvo de la atmósfera.

Acuerdo con España
El presidente de la UPR, Antonio García Padilla y el rector del RUM, Jorge I. Vélez Arocho, dieron la bienvenida a los científicos en una conferencia de prensa efectuada en San Juan donde también se firmó un acuerdo de colaboración entre el RUM y el Instituto Español de Oceanografía (IEO).

El rector Vélez Arocho y el director del IEO, doctor Octavio Llinás González, firmaron el llamado Consorcio CoHemis que tiene como objetivo que investigadores y estudiantes de ambas instituciones participen en campañas oceanográficas conjuntas en barcos de investigación de ambas entidades o de otras agencias. Además, busca fomentar el intercambio de información sobre posibles fuentes de financiamiento para la elaboración de propuestas en conjunto e identificar áreas relacionadas con ciencia y tecnología en las cuales el personal científico y las instalaciones de las dos instituciones se complementen.


El grupo de investigadores, profesores y estudiantes que viajó al Africa para estudiar el polvo del Sahara.


Uno de los investigadores toma unas muestras.


El barco Ronald H. Brown incursiona en un denso sistema de polvo del Sahara.