Hostos: cien años de inmortalidad
Por Kattia María Chico
kchico@uprm.edu
PRENSA RUM

jueves, 28 de agosto de 2003

Vivamos la moral, que es lo que nos hace falta.

La vigencia del pensamiento del Ciudadano de América fue el tema común de cuatro distinguidos oradores durante el ciclo de conferencias “Jornada Hostosiana” que se llevó a cabo del 19 al 26 del agosto en conmemoración del centenario de la muerte (1903-2003) del prócer mayagüezano Eugenio María de Hostos en el Recinto Universitario de Mayagüez (RUM).

La primera de las ponencias correspondió a la doctora Adriana Arpini Mendoza, catedrática de Antropología Filosófica y Ética Cultural de la Universidad de Cuyás, en Argentina, quien ha dedicado su vida al estudio de los grandes pensadores de América Latina.

En su disertación,“Legado del humanismo hostosiano y la globalización”, Arpini demostró la vigencia de las ideas de Hostos ante los cambios que ha traído el conjunto de fenómenos –culturales, políticos y económicos- comprendidos en la globalización. Según la estudiosa, el pensador distinguió en su “Tratado sociológico” dos tendencias del estado internacional: “ una jurídica, filosófica y filantrópica, la otra práctica, política, de oportunidad y conveniencia.”

Abogó en su discurso por el rescate de la primera tendencia basándose en el legado hostosiano que tiene como eje el valor de la dignidad humana para una globalización de enfoque humanista. Esto se refiere a relaciones internacionales que “promuevan la protección internacional de los derechos inalienables del ser humano, el desarrollo de prácticas solidarias entre los estados y la resolución no violenta de los conflictos”, sostuvo la académica.

Narró también, para demostrar la concordancia entre pensamiento y acción del ilustre mayagüezano, el impulso que a través de su pluma dio a la construcción del tramo que faltaba para concluir el tren transandino, a pesar de la resistencia inicial de los gobiernos de Chile y Argentina. La primera locomotora cruzó los Andes en 1910, siete años después de su muerte, y se llamó Eugenio María de Hostos.

Por otro lado y con la vivacidad que distingue su oratoria, el licenciado Juan Mari Bras habló sobre las múltiples contribuciones del prócer a este hemisferio en su charla “Hostos el periodista”. Indicó que, además de haber sido excelente educador de maestros y abogados, conferenciante, orador, escritor de temas didácticos, literarios, sociales y políticos, cultivó el periodismo como el oficio de mayor constancia a lo largo de toda su vida. Añadió que dirigió periódicos y revistas, escribió artículos de opinión, crítica literaria, crónicas y sobre todo reportajes.

Mari Bras explicó que la mayor parte de sus escritos se concentraron en la defensa de la soberanía, la paz y libertad de las tres Antillas pero trató con elegancia y hondura otras materias ya que fue “uno de los seres más cultos que vio la humanidad en el siglo 19; uno de los más prolíficos y diversos en su temática”.

Por ejemplo, su famoso ensayo “Sobre la educación científica de la mujer” se reconoce como un clásico en la lucha por la igualdad de oportunidades intelectuales para las féminas y su ensayo “Hamlet” –traducido a nueve idiomas en su tiempo- considerado uno de los cuatro escritos más profundos que sobre esta obra de Shakespeare se haya escrito.


“El caso Hostos: cuestiones disputadas” fue el título de la tercera disertación, a cargo del doctor Rafael Aragunde, rector del Recinto Universitario de Cayey de la Universidad de Puerto Rico. Lejos del elogio reverencial con que suele tratarse el ideario hostosiano, utilizó el método medieval de la “cuestión disputada” para ahondar en diez de sus conceptos puesto que “de nada sirve escuchar sobre la genialidad de Hostos sin cuestionarla”.

Aragunde, quien es autor del libro “Hostos: ideólogo inofensivo y moralista problemático” (entre otros) realizó una presentación somera de su argumento y declaró que “la pasividad va en contra de lo que quisiera generar con respecto al pensamiento de Hostos”.

Ante la petición de muchos intelectuales que solicitan el rescate de la pedagogía hostosiana para la escuela de hoy, el Rector del recinto cayeyano rebatió que tales concepciones con respecto a la educación son inflexibles y que la visión del educador se ha superado gracias a los estudios –especialmente neurológicos- que revelan cómo aprendemos mejor y con los cuales el método hostosiano no es compatible.

Por su parte, el licenciado Jorge Orama Monroig, quien fue juez del Tribunal de Primera Instancia y legislador durante 12 años, dictó la cuarta y última de las conferencias denominada “Pensamiento jurídico de Hostos”.

En su introducción, aclaró que el análisis de las múltiples facetas de Hostos se parcela para fines de estudio, pero su pensamiento no puede fragmentarse puesto que es la suma de todos los aspectos que encarnó como universalista de su tiempo.

El licenciado contó que, a pesar de que Hostos no tuvo una educación formal, la avidez y el rigor de su intelecto le hicieron destacarse entre las voces que se trasnochaban en candentes discusiones sobre los más variados temas en las academias madrileñas. Su pensamiento jurídico refleja la reflexión moral de esos debates y se propaga en sus escritos.
“A través de su pluma, criticó a España, Francia y a los países de América Latina por no acoger el principio de juicio por jurado, voz del pueblo para supervisar la administración de la justicia, porque a pesar de los riesgos personales que implicaba su señalamiento asumió el ejercicio del periodismo como un sacerdote y no como mercader del idioma”, concluyó.

A través de su discurso, Orama intercaló ejemplos contemporáneos para demostrar la vigencia del pensamiento moral del prócer. “Seamos hostosianos, es decir, vivamos buscando la verdad, la justicia y la libertad integral del ser humano”, exhortó al final de su ponencia.