Suculenta Fortuna
Por Kattia María Chico
kchico@uprm.edu
PRENSA RUM

viernes, 6 de agosto de 2004

Existen más de mil variedades de mangó en el mundo. En el barrio Sabana Llana de Juana Díaz, fructifican 105 de ellas. Una visita a la Subestación Experimental Fortuna, adscrita al Colegio de Ciencias Agrícolas del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) permite percibir colores intensos que van desde el amarillo hasta el púrpura profundo, aromas delicados o punzantes, sabores sorprendentes que desafían la expectativa del paladar.

Al caminar entre las filas de los árboles de mangó -cuya altura permite alcanzar las frutas con las manos- se aprecian hasta tres variedades distintas por árbol, gracias a una eficiente técnica de injerto. El agrónomo Pedro Vázquez va presentando variedades de este fruto oriundo de la India: “Éste es Pascual y llega a pesar nueve libras. Aquí tenemos a Tommy Atkins, que parece una manzana roja y madura de adentro hacia fuera. Éste es Keitt o Mangó oro, y a éste se le conoce como Colombus Kidney por su forma de riñón.”

La colección de mangó cubre 30 de los 283 acres de terreno que conforman la estación ubicada en los llanos costaneros del sureste de Puerto Rico. Allí se desarrollan investigaciones con frutales, hortalizas y farináceos, en áreas como introducción de nuevas cosechas, fertilización, riego, control integrado de plagas, herbicidas y evaluación de germoplasma.

“Un germoplasma es material vegetativo vivo de una variedad específica. Se hace a nivel mundial para que siempre se mantenga esa variedad. Fortuna se funda en 1959 y comienzan a traer material de distintas partes del mundo para hacer las diferentes colecciones. Aquí han venido de lugares tan remotos como Suráfrica buscando variedades particulares para introducirlas al mercado hindú”, explicó la entomóloga Irma Cabrera Asencio, quien también forma parte del personal científico de la subestación junto al agrónomo Luis Rivera Martínez y el horticultor Rubén Vélez Colón.

A pesar de que -por carecer de la infraestructura necesaria- los mangoes de Fortuna se venden localmente, es allí donde se han llevado a cabo las investigaciones para la exportación de este fruto.

“Evaluamos cualidades tales como resistencia, color, producción y tamaño para determinar las variedades más aptas para el mercado.



Los gustos varían de acuerdo con el país. A los hindúes les gustan amarillos, mientras que los europeos los prefieren rojos. En Puerto Rico, gusta mucho el Palmer. Las frutas para exportación son bien selectas, sin fibra, de colores atractivos y tamaño grande”, comentó Cabrera.

Además, se condujeron investigaciones para determinar el tiempo y temperatura ideales a los que se cuecen las larvas de la mosca dentro del mangó -un requisito para su exportación a Estados Unidos- sin que la fruta pierda su atractivo físico para el consumidor. A través de las pruebas de baños concluyeron que el mecanismo más eficaz es hervirlos durante siete minutos a 113 grados, parámetro adoptado por los controles aduaneros de Estados Unidos.

También se hacen pruebas para procesado y envasado de jugos en conjunto con el Programa de Tecnología de Alimentos del RUM. Estudiantes de ese departamento llevan a cabo sus trabajos de investigación en Fortuna.

“Tengo dos estudiantes haciendo tesis en vegetales. Uno trata de identificar especies de hongos y bacterias en el cultivo de la cebolla. Otra tiene que ver con la identificación de un insecto que causa daños en cultivos de tomate y maíz, centrándose en la dispersión entre un cultivo y otro y en enemigos naturales que pueden disminuir las poblaciones de ese insecto”, dijo Cabrera.

En cuanto al control de plagas, Vázquez explicó que por lo general se hace una sola aplicación por año de fungicidas e insecticidas hasta antes que la fruta comience a crecer, de ahí en adelante se usan controles biológicos. “Entre ellos, Bacillus turigensis, una bacteria para controlar lepidópteros y Nimix, un extracto del árbol de Neem”, dijo.

Aunque los mangoes son los protagonistas de la subestación, lo que más se vende es aguacate. En Fortuna se cultivan ocho variedades comerciales. Además, se desarrollan y evalúan variedades de frutales tropicales tales como quenepas, nísperos, acerolas, carambolas, guayabas y guanábanas. También se investiga sobre las hortalizas de mayor potencial para el sur de la Isla: tomates, repollos, brécol, berenjenas, pimientos, ajíes, calabazas, melones, sandías, pepinillos y cebollas.


En Fortuna se cultivan 105 variedades de mangó, aproximadamente una décima parte del millar que existe en el mundo.



De izquierda a derecha, un ejemplar de Tommy Atkins, uno de los mangoes preferidos en Europa. De piel delgada y color rojo manzana, tiene la virtud de que con un corte longitudinal puede desprenderse limpiamente la semilla dejando un espacio para rellenar con queso, yogurt, o cualquier otra delicia. Al centro, la variedad conocida como Pascual, que llega a pesar hasta nueve libras, junto al Damasco, que alcanza apenas algunos gramos.



Al caminar entre las filas de los árboles de mangó -cuya altura permite alcanzar las frutas con las manos- se aprecian hasta tres variedades distintas por árbol, gracias a una eficiente técnica de injerto.