Dos décadas sobre la carretera del éxito
Por Mariam Ludim Rosa Vélez
mariamludim@uprm.edu
PRENSA RUM

viernes, 28 de abril de 2006

Decía el filósofo griego Aristóteles que “el tiempo es la medida del movimiento entre dos instantes”. 1986: El primer instante del Centro de Transferencia de Tecnología y Transportación del Departamento de Ingeniería Civil y Agrimensura del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM). 2006: Marca el histórico instante en que se celebran dos décadas del Centro también conocido como T2.

El Centro nació el 1 de abril de 1986 con el fin inicial de adiestrar, a través de seminarios, a los recursos humanos de los departamentos de Transportación Pública, tanto municipales como estatales, de Puerto Rico e Islas Vírgenes en nuevas tecnologías asociadas a sus funciones, indicaron los doctores Felipe Luyanda y Benjamín Colucci, directores del proyecto.

Ambos relataron a La Gaceta Colegial que el Centro surgió a raíz de una petición de la Administración Federal de Carreteras (FHWA, por sus siglas en inglés). Esta agencia les solicitó que sometieran una propuesta para que Puerto Rico también contara con esta iniciativa que comenzaba, en ese entonces, en los Estados Unidos. Luyanda, Colucci y el doctor Sergio González sometieron la propuesta que resultó en una asignación inicial de $62,500 de la FHWA y $62,500 de fondos pareados por los gobiernos locales de Puerto Rico e Islas Vírgenes, para un total de $125 mil, según manifestaron. De esa forma, Puerto Rico se convirtió en uno de los primeros centros de esta índole.

Agregaron que la propuesta imponía cinco tareas principales. En primer lugar, ofrecer seminarios de capacitación técnica en el campo de transportación en Puerto Rico e Islas Vírgenes. En segundo término, la publicación de un boletín informativo. Tercero, brindar asistencia técnica especializada. En cuarto lugar, crear una base de datos de las agencias de transportación y el quinto elemento disponía la creación de un comité asesor.

“En esos inicios nuestro principal aportación fue en los recursos de computadoras. Estábamos en la época de transición de comenzar el uso intenso de computadoras y dimos bastantes adiestramientos, desde elementos básicos hasta los más sofisticados”, afirmó Luyanda.
Añadió que en ese momento, las instalaciones del proyecto eran literalmente las oficinas de los profesores. Sin embargo, según destacó, esto cambió gracias al apoyo del RUM en proveer instalaciones para el Centro.


Un puente de transferencia

Uno de los primeros vehículos que tuvo el Centro para compartir información fue el boletín informativo El Puente, una publicación bilingüe que también tiene 20 años de existencia, expresó Colucci.

“La misión del boletín era que fuéramos el enlace y el puente entre Norte, Sur y Centro América, proveer transferencia en los aspectos asociados a planificación, diseño, construcción, operación y mantenimiento de la infraestructura vial”, afirmó.

Por su parte, Luyanda opinó que El Puente funciona como instrumento de “transferencia entre la Universidad y el mercado de Puerto Rico”. De hecho, los directores de T2 coincidieron al comentar que representa una ventaja que el proyecto esté ubicado dentro de una institución universitaria. “Un beneficio que tenemos de estar en la academia es que podemos capitalizar los recursos humanos que están disponibles en las diferentes facultades para atender de manera oportuna cualquier adiestramiento que nos soliciten”, puntualizó Colucci.

Inicialmente, ya que todavía no se había proliferado el uso de Internet, El Puente sirvió como herramienta para proliferar la misión y visión del Centro. El boletín, que se publica tres veces al año, ahora también está disponible en el portal www.uprm.edu/prt2.


Evolución sobre ruedas

¿Qué 20 años no es nada? Ése era el romántico sentimiento que deseaba expresar Carlos Gardel en su nostálgico tango Volver. No obstante, más allá de la letra de una canción, dos décadas constituyen un espacio amplio de crecimiento y transformación. Desde su fundación, el Centro de Transferencia de Tecnología y Transportación ha evolucionado constantemente, comentaron sus directores.

Mientras en sus albores funcionaban con un presupuesto de $125 mil, en los pasados ocho años han operado con cantidades que fluctúan entre los $700 a $800 mil, esto debido a proyectos especiales que maneja el Centro, señalaron.

A juicio de Colucci algunos de los proyectos especiales más destacados son la traducción de las especificaciones federales para la construcción de carreteras y puentes, y el estudio de viabilidad de uso de gomas trituradas en Puerto Rico. Asimismo, destacó otro estudio sobre las instalaciones de transportación requeridas por la ley ADA. Del mismo modo, resaltó la organización y participación de importantes simposios en colaboración con otras entidades como lo son la Fundación Nacional de las Ciencias (NSF, por su siglas en inglés) y el Centro Hemisférico de Cooperación en Investigación y Educación en Ingeniería y Ciencia Aplicada (CoHemis) del RUM.

Otro de los beneficios del programa es que le ha provisto oportunidad de adiestramiento y empleo a más de 100 estudiantes. “Ha servido para motivarlos para que hagan sus carreras en diferentes aspectos relacionados con la transportación”, enfatizó Luyanda. “Tuvimos desde un principio la visión de integrar a los estudiantes en el programa”, reiteró Colucci.

Precisamente, esa iniciativa fue transformándose al punto que actualmente tienen varios programas de desarrollo profesional. Entre éstos, Luyanda destacó el proyecto asociado al transporte colectivo y sistema de trenes. Indicó que este programa, interdisciplinario e interuniversitario, surgió con la misión de adiestrar a los estudiantes en esa temática y lo comenzó a administrar el Centro en el 1999. De hecho, en ese momento el Gobierno trabajaba con la construcción del tren urbano y muchos de los estudiantes que participaron de estas capacitaciones ahora laboran en agencias de transportación locales y federales, dijo Luyanda. “Al nosotros entrar de lleno a un proyecto como el del tren urbano, nos abrió las puertas para participar internacionalmente en foros relacionados con la transportación colectiva”, expresó sobre el rol de los profesores en esta dinámica.

Asimismo, mencionó que el Centro administra desde el 1994 el programa de Becas Dwight David Eisenhower, cuyo fin es que los estudiantes se interesen por obtener carreras asociadas a la transportación. De otra parte, Colucci indicó que también están involucrados con el programa denominado Iniciativa de Garret Morgan que aspira a orientar a niños desde el jardín de infantes hasta duodécimo en temas asociados a la transportación. Aseveró que un distintivo de este programa es que los estudiantes universitarios son los que brindan las charlas. Añadió que el Centro fue el primer hogar del proyecto de enlace entre la ingeniería y la comunidad conocido como EPICS. Ahora está bajo la tutela del Instituto para el Desarrollo de las Comunidades del RUM.

Aunque comenzaron a operar desde las oficinas particulares de los directores, ahora cuenta con un espacio institucional de unos 1,200 pies cuadrados dentro del departamento de Ingeniería Civil del RUM. Además, son los custodios de una biblioteca especializada en temas de transportación que contiene unas 1,500 publicaciones y material audiovisual.

Un componente esencial de T2 es el apoyo del personal administrativo, según manifestaron Luyanda y Colucci. Para esa gestión cuentan con la pericia de la ingeniera Gisela González quien se desempeña como gerente de adiestramiento. También cuentan con la colaboración de las coordinadoras administrativas Grisel Villarubia e Irmalí Franco así como de un grupo de estudiantes que ejercen variadas funciones.

El Centro es evaluado anualmente a través de los mecanismos Center Assessment Report y Program Assessment Report del FHWA. De acuerdo con los directores el programa siempre ha recibido evaluaciones positivas. Actualmente, existen 57 Centros de Transferencia de Tecnología y Transportación en los Estados Unidos, uno por cada estado, uno en Puerto Rico y los restantes en centros tribales de Norte América.

“La continuidad de 20 años, el poder adaptarnos a las necesidades apremiantes del país, el estar dentro de un sistema universitario y tener la facilidad de colaborar ha sido un ente clave para el éxito del programa”, concluyó Colucci.


El Centro fue uno de los colaboradores en el proyecto de construcción del tren urbano de Puerto Rico.


El proyecto del tren urbano le abrió puertas al Centro para participar en foros internacionales sobre transportación colectiva.


Muchos de los estudiantes que han participado en los proyecto del Centro ahora laboran en agencias de transportación locales y federales.


En la foto se aprecian a los miembros del Comité Asesor en los comienzos de T2.


De izquierda a derecha, Felipe Luyanda, Gisela González, Irmalí Franco, Gricel Villarubia, Ismael Pagán Trinidad, director de Ingeniería Civil y Benjamín Colucci.