Libros, sueños y orgullo colegial
Por Idem Osorio
iosorio@uprm.edu
PRENSA RUM

viernes, 12 de enero de 2007

En el Centro de Estudiantes, punto de encuentro y convergencia que hace palpitar al Recinto Universitario de Mayagüez (RUM), al que cientos de jóvenes acuden a diario en búsqueda de alimentos, servicios y diversión, también hay un espacio en el que se venden libros, se cosechan sueños y se respira el orgullo colegial.

Así lo evidencian los anaqueles repletos de textos, cuadernos y manuales divididos cuidadosamente por departamento y materia académica; estantes cubiertos con libretas de diversos tamaños, diseños y colores, lápices, bolígrafos, agendas, papeles, materiales clasificados y organizados meticulosamente; muestrarios con peluches de la mascota oficial, camisetas, gorras, tazas y banderines –entre muchos otros artículos– alusivos al alma máter.

Allí en el primer piso del Centro, se encuentra la Librería Colegial, en la que aguarda también un comprometido equipo de trabajo. “Nuestra razón de ser es proveer la mayor variedad de libros de texto, de interés general y materiales educativos que se vayan a utilizar en el semestre académico a la mayor brevedad posible y al mejor precio del mercado”, destacó Edgardo Pérez, quien asumió la administración en septiembre de 2004 aunque labora hace seis años en la Librería y lleva diez como empleado del Recinto.

Su prioridad es ofrecer un servicio de excelencia. Y es que a juicio del funcionario, ésa ha sido precisamente la estrategia más importante del éxito de esta empresa universitaria. “Hemos cambiado parte de nuestra misión al enfocarla más en el servicio al cliente, se les hace sentir bien y se toman en cuenta sus recomendaciones”, sostuvo.

Para lograrlo, añadió, se preocupa en recibir las sugerencias de su clientela, que no solo está compuesta por los estudiantes del RUM, sino por el personal docente y administrativo, los departamentos académicos, algunas asociaciones y organizaciones del Recinto así como una gran cantidad de visitantes que muchas veces llegan hasta del área metropolitana.

Según relató Pérez, el esfuerzo ha contribuido a un ofrecimiento más amplio en toda la mercancía que se vende en la Librería ubicándola a la par de empresas similares en Puerto Rico y Estados Unidos. Cuando se le preguntó cuál ha sido el principal logro en su gestión empresarial aclaró de inmediato que se trata de “nuestros logros porque somos un equipo en el que cada uno aporta un granito de arena”.

Sin dudarlo, el administrador afirmó que el mayor éxito de su grupo de trabajo es la aceptación que han tenido entre el público. Mencionó que los ingredientes principales han sido la motivación, la confianza y el sentido de pertenencia que han tratado de inculcar. “Quiero que el estudiantado, los empleados y los visitantes sean parte de esta familia, que cuando entren a la Librería se identifiquen con nosotros y sientan el orgullo colegial”, expresó Pérez quien realiza sondeos informales entre los jóvenes para conocer sus gustos en los estilos, colores y logos que debe incluir la mercancía.

De igual forma, detalló una serie de renovaciones que ya han adoptado y que están encaminadas hacia una transformación mayor a largo plazo. Explicó que se reubicó la mercancía de ropa y recordatorios a un lugar más espacioso y visible; se adquirió un sistema que ha mejorado el área de inventario y ha agilizado las transacciones en épocas de mayor congestión; y se llenó el espacio de una mejor iluminación y un sistema de sonido con música para complacer a sus visitantes.

Muchas de estas ideas, Pérez las adquiere en una serie de presentaciones orientadas a este tipo de empresa a las que acude en Estados Unidos y que incluyen sesiones educativas. De hecho, otros proyectos en el tintero –y que irán a la par con la remodelación que se contempla– incluyen cambiar la rotulación de los pasillos (estilo supermercado), incorporar una vitrina, y crear una página de internet en la que se puedan adquirir tanto libros, como ropa y recordatorios.

Este último proyecto es el de mayor prioridad ya que actualmente recibe un sinnúmero de peticiones por teléfono y correo electrónico de otros pueblos de Puerto Rico y desde Estados Unidos para realizar compras en la Librería. Pérez admite ser diligente con esta gestión ya que es algo que disfruta. De igual forma, acoge las distintas sugerencias que le hacen.

“Yo complazco a todos los segmentos del mercado, a los veteranos que se identifican con las siglas CAAM, a los estudiantes activos que prefieren Colegio y a los exalumnos que solicitan que sus banderines, gorras y jackets se identifiquen con UPR Mayagüez. Los tenemos disponibles para todos los gustos”, aseguró.

Otras estrategias que ha implantado este empresario son las consabidas ventas especiales como la del “Día de a peso” para los estudiantes y la venta al pasillo, abierta para todo el público. Destacó que su época de mayor venta es –sin lugar a dudas– el inicio del año académico en agosto, seguida por la feria de empleos (durante la cual se venden aproximadamente 6 mil hojas de papel de resumé), la celebración de las Justas de la Liga Atlética Interuniversitaria, y la graduación colegial.

La Librería, adscrita al decanato de Administración, tiene ventas anuales que sobrepasan los $2.5 millones. No obstante, enfrenta una serie de retos que tienen efecto directo en sus ganancias como lo son las devoluciones de libros y el aumento inminente del precio de éstos por el costo del papel, explicó Pérez.

No solo de libros viven los estudiantes. Tan es así que la Librería cuenta con una sección de artículos de cuidado personal con desodorantes, pasta y cepillos de dientes, jabones, cremas de afeitar, toallas sanitarias, analgésicos y antiácidos, entre otros. Igualmente se consiguen gomas de mascar, dulces, tarjetas y hasta una selección de limbers que ha tenido mucha acogida. Justo al frente, su pequeño local de Servicio al Estudiante (SAE) ofrece servicio de fotocopias, fax y tarjetas de llamadas.

Entre sus planes futuros contempla adquirir máquinas de fotocopias con mayor capacidad y rapidez que puedan imprimir a colores, así como brindar el servicio de encuadernación. Según adelantó, se contempla crear –junto a la Sala de juegos y la Cueva de Tarzán– un trinomio ideal para los jóvenes.

Pérez, quien se define como un defensor de los alumnos, reiteró su compromiso de velar por los intereses de éstos siempre a la vez que puntualizó que su mejor satisfacción es “ver a un estudiante contento porque consigue un libro, ver esas caras felices son detalles que calan hondo”.

Así entre anaqueles y estantes, los libros, materiales y recordatorios, esperan ser adquiridos por los más jóvenes que persiguen sueños, por los que añoran recuerdos y por los que respiran orgullo colegial.


Parte del equipo de trabajo de la Librería Colegial. En la fila de atrás, de izquierda a derecha: Luis Miguel Núñez, estudiante por jornal; William López, registrador de sistemas de datos; Héctor Castillo, agente comprador; Gerinaldo Rodríguez, contador; y Leixa López, auxiliar de librería. En el mismo orden al frente: Edgardo Pérez, administrador; Maribel González, cajera; Carlos Valentín, auxiliar de librería; Taira Villanueva, recaudadora; y Karen Santana, secretaria.


La Librería cuenta con un amplio inventario de ropa y recordatorios alusivos al Colegio.


Los textos están organizados por departamento y materia académica.


La misión principal es proveer la mayor variedad de libros y materiales al mejor precio del mercado.


Su clientela está compuesta por los estudiantes, el personal docente y administrativo y los visitantes.


Justo al frente, el pequeño local de Servicio al Estudiante (SAE) ofrece servicio de fotocopias, fax y tarjetas de llamadas.


La mercancía de ropa y recordatorios se reubicó a un lugar más espacioso y visible, de acuerdo con una transformación que se contempla a largo plazo.

Fotos Carlos Díaz/PRENSA RUM