El artista en el museo
Por Alessandra Otero Ramos
alessandra@uprm.edu
PRENSA RUM

viernes, 11 de abril de 2008

Antonio Martorell firmó autógrafos y compartió con la comunidad colegial.
¿Qué representa el artista en un museo? ¿Es la mirada rechazada por las obras en ese espacio? Éstas fueron algunas de las preguntas planteadas y contestadas por el artista puertorriqueño Antonio Martorell, el pasado jueves, 27 de marzo, en la conferencia El artista en el museo, dictada en el Anfiteatro Josefina Torres Torres del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM).

"En el museo no existe el peligro del rechazo a la mirada. El objeto contemplado es materia inerte y no puede responder a la mirada. Más bien, nosotros respondemos a su presencia, pero en el proceso que lo contemplamos el objeto se convierte en espejo", manifestó Martorell en su ponencia.

El también educador habló de su experiencia como artista invitado en el Museo Fogg de la Universidad de Harvard en Boston. Señaló que la pieza de arte exhibida en el museo –el objeto observado– se transforma con cada mirada en dimensiones ilimitadas. "El artista en un museo es un observador privilegiado que a la vez es espectador y creador del origen y destino de la mirada", añadió.

De hecho, Martorell subrayó que la esperanza del artista reside en que el producto de sus esfuerzos y afanes encuentre un futuro espectador que re-cree (de crear) y recree (de recrear) el fruto de su trabajo, el objeto de su placer. Por lo tanto, "hacer de cada espectador un colaborador es el sueño de cada artista del museo", precisó.

De igual forma, destacó que el arte y los museos son esenciales en una sociedad e imprescindibles en la universidad ya que la educación integral y la integridad en la educación son imposibles sin el arte.

"Nosotros, los que laboramos en el museo, tenemos una encomienda privilegiada y estricta de rescatar, conservar, estudiar y proyectar nuestro legado de tal modo que el visitante lo integre a su experiencia vital y lo haga partícipe de un viaje revelador y pleno de aventuras responsables", señaló el diseñador de libros y artista gráfico.

De esta forma, Martorell estableció que la actividad de ejecutar y contemplar el arte es de índole responsable y –al mismo tiempo– saludable para el individuo. Ambas son un taller preparatorio para ejercer la imaginación y la creación resultante en el campo económico, mundial y político, manifestó.

"Si los libros nos permiten conversar con los autores vivos, los muertos, los de aquí, de allá y acullá, las obras de arte en los museos nos proveen de locutores privilegiados, no sólo para el artista, sino para el visitante que viene a ver lo que hasta ese mágico momento era invisible", dijo Martorell, quien ha escrito varias publicaciones como La piel de la memoria y El libro dibujado, entre otras.

Asimismo, recalcó que la importancia del museo como laboratorio primordial de la práctica del arte radica en el gozo de una privilegiada posición de suma responsabilidad, tanto con la obra de arte a su cuidado, como del público para quien la cuida.


El diseño de La Casa Frade

En su ponencia, Martorell enfatizó en la importancia del arte como herramienta para el desarrollo del individuo.
Por otro lado, Martorell, quien es artista residente del Recinto de Cayey de la Universidad de Puerto Rico, narró su experiencia de crear y diseñar La Casa Frade, una exhibición permanente del Museo de Arte Dr. Pío López Martínez en dicho Recinto. Según explicó, su diseño consta de una interpretación de lo que fuera la casa original del pintor cayeyano Ramón Frade.

"Se construyó y se amplió el espacio en toda una casa con el estilo de la realidad del pintor durante la primera mitad del siglo XX. Cada habitación fue pintada de un color diferente; la distribución de cuadros, muebles y objetos se organizó de tal modo que se entendiera más como un hogar que como un museo. Así nació la Casa Frade", manifestó su diseñador.

Relató que el Museo cuenta con una sala en la que se rinde homenaje al gran maestro Lorenzo Homar, la cual presenta exhibiciones temporeras sobre el cartel puertorriqueño. El diseño de letras característico de esta sala fue creado por Martorell con el propósito de representar el legado gráfico de Homar.

Como parte de su experiencia como artista residente en Cayey, Martorell habló del incendio de su hogar-taller hace más de un año, que destruyó gran parte de su colección. Relató cómo el fuego transformó su proceso creativo y su obra.

La visita del artista al RUM, coordinada por el Comité de Promoción Cultural del Departamento de Humanidades, culminó en la noche con un conversatorio celebrado al aire libre en la escultura Serpentinata Caribeña de la Plaza Henry Klumb colegial. Allí estudiantes, profesores, empleados y personas de la comunidad tuvieron la oportunidad de preguntar, comentar y conversar con Martorell sobre distintos temas de su obra, sus escritos, sus experiencias y su vida.


Imagen de una de las habitaciones de La Casa Frade del Recinto de Cayey de la UPR, diseñada por Martorell.


Martorell junto a los estudiantes del curso Crítica del Arte, dictado por el doctor Rafael Jackson (segundo de izquierda a derecha).

Fotos por Alessandra Otero Ramos / Prensa RUM

La visita del artista al RUM culminó con un conversatorio en la escultura Serpentinata Caribeña. Martorell mostró su obra La plena inmortal.

Fotos suministradas
Foto de portada: Mariam Ludim Rosa Vélez / Prensa RUM