Cinco años de acción participativa
Por Alessandra Otero Ramos
alessandra@uprm.edu
PRENSA RUM

viernes, 23 de mayo de 2008

Donde hay buena educación
no hay distinción de clases.

Confucio

Hace media década un puñado de educadores universitarios se dio a la tarea de trasladar la universidad a las comunidades marginadas del País. Con este propósito estructuraron una nueva visión formativa que dio paso a la fundación del Instituto Universitario para el Desarrollo de las Comunidades (IUDC) del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM).

En la carretera 108, kilómetro 1.7 del Barrio Miradero de Mayagüez ubica una pequeña casa que sirve como sede del proyecto. Aquí, con un cálido saludo, el equipo de trabajo recibe a las personas interesadas en saber qué es el Instituto y cuál es su función.

De acuerdo con la profesora Luisa Seijo, una de sus fundadoras y actual directora, se trata de una extensión de la universidad que permite el intercambio de conocimientos entre ésta y las comunidades con la misión de educar, investigar y aportar a la sociedad de la cual el estudiante y la facultad forman parte. Su trabajo principal consiste en promover el bienestar de las comunidades con herramientas como el auspicio del trabajo en equipo, el aumento del capital natural de la comunidad y el fortalecimiento de su identidad.

Este concepto se originó en el 2002 cuando varios educadores del RUM comenzaron un proceso de reflexión sobre la función académica del profesorado. Según explicó la catedrática de Ciencias Sociales, la motivación surgió de la intención de “explorar cómo podíamos incorporar las experiencias de desarrollo comunitario y la investigación de acción- participativa a la sala de clases y a los cursos presenciales”.


Un poco de historia

En 1997 los doctores Robinson Rodríguez, José Romaguera y David González, en conjunto con Seijo y otros profesores, y apoyados por la entonces decana asociada de Asuntos Académicos y Estudiantiles de Artes y Ciencias, María Barbot, comenzaron a colaborar con los residenciales cercanos a la playa de Mayagüez en respuesta a la petición de los líderes de las comunidades Kennedy, Candelaria y Carmen. Seijo recordó que en esa ocasión se utilizó la metodología de acción participativa y el prototipo conocido como Proyecto Mundi, un modelo para el desarrollo integral de comunidades urbanas en desventaja económica.

“Se desarrollaron tutorías en las que los estudiantes del Colegio brindaron servicio todos los días después de las seis de la tarde como campamentos de verano, proyectos de nutrición y adiestramientos en el uso de la tecnología para los residentes. Esta experiencia fue muy importante porque solidificó en el estudiantado y en la facultad el compromiso social”, reiteró Seijo.

En agosto de 2002, el grupo reestructuró el proyecto para extenderlo más allá de los Departamentos de Ciencias Sociales y Administración de Empresas. De esta forma, el IUDC ganó reconocimiento y apoyo interdisciplinario dentro del Colegio. Profesores como Anayra Santory y Luis Avilés, del Departamento de Humanidades; y Efraín O’Neill, de Ingeniería Eléctrica y Computadoras, entre otros, se unieron a la encomienda educativa y contribuyeron a fortalecer el compromiso social del estudiantado.

“Comenzamos a materializar el concepto a través de los recintos del sistema de la Universidad de Puerto Rico (UPR). El 31 de octubre del 2002 este proyecto se concretizó bajo el nombre de Instituto de Apoyo a las Comunidades y se presentó al rector del RUM, Jorge Iván Vélez Arocho, quien no dudó en darle el visto bueno a la propuesta y brindó el espacio y el presupuesto para establecerlo”, recordó la profesora.

Agregó que a principios de 2003 se realizó el Primer Seminario de Estrategias para el Apoyo de las Comunidades. “Es por esta razón que este año celebramos el quinto aniversario del Instituto. Han sido cinco años de grandes satisfacciones, retos y de mucha creatividad”, subrayó.


El inicio de la trayectoria

Seijo precisó que en el primer seminario participaron estudiantes y profesores de los recintos de la UPR de Arecibo y Aguadilla, y de la Universidad Interamericana en Arecibo. Esta actividad dio paso a los primeros proyectos de investigación-acción participativa en varios cursos. Entre éstos: ética para las ingenierías, literatura comparada, creatividad e innovación empresarial, ingeniería de carreteras e introducción a las ciencias sociales del RUM. Una vez culminó el seminario, el centro pasó a ser Instituto Universitario para el Desarrollo de la Comunidades.

En los pasados cinco años se han realizado más de 50 proyectos en comunidades con la participación de sobre 200 estudiantes cada semestre, relató la directora. Los propósitos han sido diversos, entre ellos se han realizado iniciativas de infraestructura en carreteras y viviendas, acueductos comunitarios, ofertas socioculturales, diseños de desarrollo económico y agrícola, procesos organizativos de base comunitaria y tutorías.

Estos esfuerzos solidifican el propósito del IUDC de dar cohesión a la universidad con la comunidades, a la misma vez que se desarrolla una nueva visión pedagógica basada en la ciencia y la conciencia, opinó Seijo. Asimismo, funcionan como una práctica de lo que se aprende en el salón de clases.

“La teoría se ejecuta en un escenario real para transformar la realidad de una infraestructura educativa y social en una organización de convivencia”, apuntó Seijo.

Por su parte, el doctor Benjamín Colucci, del Departamento de Ingeniería Civil, añadió que desde el punto de vista profesional el desarrollo del estudiante es más humanista ya que ayuda y trabaja más allá del mínimo necesario que se le exige en el curso, lo que a su vez fomenta la pasión y la vocación para colaborar con otros.

Precisamente, la finalidad es que los universitarios brinden un servicio a la población a través de la investigación participativa en la que indagan sobre las necesidades de la comunidad.

Para otro de los colaboradores, el doctor Francisco Maldonado, la práctica obtenida a través de los proyectos comunitarios ha permitido replantearse el concepto académico que recoge esta iniciativa, conocido en inglés como Service Learning.

“Hemos reorientado dicho concepto con la metodología de investigación de acción participativa que nos ayuda a manejar un aprendizaje dinámico en el que los estudiantes tienen la oportunidad de hacer aplicaciones reales de los conocimientos que adquieren, dependiendo del curso que el estudiante esté trabajando”, aseguró el catedrático de la Facultad de Ingeniería.

Según los educadores, el RUM es la única institución que posee un programa de integración y trabajo en las comunidades de forma interdisciplinaria sin fondos externos, pero con el apoyo y aval del sector académico del Recinto.

“Nadie tiene un programa tan interdisciplinario como el nuestro. Para mí la razón de eso es la calidad de seres humanos con los que hemos estado colaborando, quienes dan más de lo que su trabajo les exige para ayudar a los estudiantes y a la gente. El IUDC tiene una diversidad de miembros de facultad que dentro de sus propias disciplinas han incorporado los proyectos comunitarios”, aseveró Maldonado.


Seminario para el desarrollo de las comunidades

Cada semestre el IUDC comienza una nueva agenda de investigaciones y trabajos comunitarios que inicia con el seminario titulado Estrategias para el desarrollo de las comunidades en el que participan estudiantes, facultad y el liderato comunitario.

El simposio que dio origen a la agenda enero-mayo 2008 consistió de tres partes: una reflexión sobre los aspectos de la ética en el trabajo de las comunidades; un taller acerca del trabajo en equipo; y los postulados de la investigación acción participativa para que los estudiantes reconozcan la diversidad y el potencial de las personas de la comunidad.

“Queremos que los estudiantes estén conscientes de que son ciudadanos responsables de la formación del mundo”, puntualizó Seijo.


La profesora Luisa Seijo con uno de los estudiantes participantes.

Foto: Alessandra Otero Ramos / Prensa RUM


Uno de los proyectos del Instituto es orientar a las comunidades para desarrollar huertos caseros.


Con el propósito de optimizar la calidad y el abasto de agua de la Comunidad Periche, ubicada entre San Germán y Maricao, los participantes del Instituto ayudaron a mejorar el sistema de colección y distribución.

Fotos: suministradas

Como parte del Seminario para el Desarrollo de las Comunidades, los estudiantes realizan diversos ejercicios.

Foto: Alessandra Otero Ramos / Prensa RUM