Keyshla Quiles se maravillaba mientras sentía al erizo de mar moverse sobre la palma de su mano. Minutos antes había mirado con desconfianza a una estrella marina, pero tras sostenerla y sentir el cosquilleo sutil de aquel organismo succionando sobre su piel, su rostro cambió. Ahora le permitía al erizo la libertad de mover sus antenas sin que le causara inseguridad y antes de abandonar la pecera en donde se exhibía, la joven de 14 años hizo una declaración: “Yo voy a ser bióloga marina”.

Esta frase se escuchó más de una vez por varios de los 46 niños provenientes de diversos residenciales públicos mayagüezanos que participaron recientemente de Aventura Marina, una de las actividades emblemáticas del Programa Sea Grant de la Universidad de Puerto Rico, con sede en el Recinto Universitario de Mayagüez (RUM). El evento tiene como meta educar a jóvenes del País acerca de la conservación ambiental a través del contacto directo con el mar.

En esta ocasión, la actividad fue realizada en colaboración con el Centro Universitario para el Acceso (CUA) y su Proyecto Carvajal para la Democratización del Conocimiento. La misma se llevó a cabo en Playita Rosada en Lajas, un lugar privilegiado por su diversidad de ecosistemas marinos.

“Ésta es una oportunidad tremenda para nosotros. Les vamos a enseñar a querer estos recursos, a que los conozcan, a saber que estos recursos les pertenecen y que tienen derecho a accederlos”, indicó Ruperto Chaparro, director del Programa Sea Grant.

Con nombres como los caballitos de mar, las langostas, los pulpos y los delfines, los niños se dividieron en grupos y alternaron entre distintas estaciones, en los que el personal del Departamento de Ciencias Marinas del RUM, les orientó sobre los mangles, la arena, el buceo, la calidad de agua, la vegetación marina y los organismos invertebrados.

“Estamos aquí porque a todos nosotros nos encanta la Universidad,” expresó la doctora Rima Brusi, del Departamento de Ciencias Sociales del RUM y una de las fundadoras del CUA.

“La universidad no solamente les deja mirar el mar, les permite tener acceso a los conocimientos para entender el mar”, agregó la catedrática.

Ése fue el caso de John Torres, otro de los niños que quedó sorprendido luego de que se le revelaran algunos de los misterios de las Ciencias Marinas, como el hecho de que el gel que utiliza cuando sostiene su preciado cabello al estilo mohawk proviene de las algas.

“Lo que ellos no conocen, no lo pueden proteger,” aseguró, por su parte, Hernán Torres, quien facilitó las charlas acerca de los invertebrados marinos, una de las atracciones principales de la actividad.

El Centro Universitario para el Acceso es un esfuerzo que surgió de la preocupación de varios catedráticos colegiales, quienes luego de analizar los datos de admisión, se percataron del escaso número de residentes de vivienda pública que lograba ingresar al RUM. A través de campamentos de veranos, tutorías, actividades sabatinas y cursos de preparación para las pruebas de admisión, el programa se propone inspirar a los niños a convertirse en futuros universitarios.

“La idea es que los que están ahora en séptimo grado, yo los vea entrando a la Universidad”, dijo Brusi.

Es la misma aspiración que tiene el doctor David González, del Departamento de Ingenería Industrial e integrante del CUA, quien opinó que no es posible lograr cambios en un país si “marginas a su gente de la educación”.

La Aventura Marina también contó con la visita del rector del RUM, el doctor Jorge Iván Vélez Arocho, quien señaló que la Universidad tiene la obligación de favorecer programas que ayuden a estos estudiantes a no sólo ingresar al RUM, sino a mantenerse en el Recinto.

“Todos estos estudiantes tienen derechos. Tienen derecho a educarse y a conocer un lugar como éste. Éste es un sitio único”, subrayó Vélez Arocho, quien aseguró que la Universidad continuará brindando su apoyo a este proyecto.

El programa ya cuenta con una matrícula de 120 estudiantes de escuela intermedia y superior.

El autor es el Oficial de Prensa del Programa Sea Grant.

La estudiante Keyshla Quiles tuvo la experiencia de tocar una estrella de mar, como parte de la Aventura Marina.

Los participantes recibieron información sobre diversos temas marinos. Los acompaña el rector del RUM, doctor Jorge Iván Vélez Arocho.

Alrededor de 46 niños visitaron la Playita Rosada en Lajas para aprender sobre la conservación ambiental.

John Torres quedó sorprendido luego de saber que el gel que se utiliza para el cabello proviene de las algas.

Hernán Torres facilitó las charlas sobre los invertebrados marinos, una de las atracciones principales.

Fotos por Oliver Bencosme