Alfonso: Un estudiante de todos los tiempos
Alfonso: Un estudiante de todos los tiempos
Por Mariam Ludim Rosa Vélez
mariamludim@uprm.edu
PRENSA RUM

viernes, 18 de septiembre de 2009

Alfonso Fernández Rodríguez, un eterno colegial. Foto Carlos Díaz / Prensa RUM
Alfonso Fernández Rodríguez, un eterno colegial. Foto Carlos Díaz / Prensa RUM
Ataviado con un sombrero negro que a su vez está adornado con prendedores emblemáticos de diferentes ciudades, llega diariamente al Colegio. Es de lento caminar, sonrisa afable, mirada tierna y expresivas manos que complementan su pausado hablar.

No carga con un iPod, ni teléfono celular, eso sí, siempre lleva consigo un cojín que ubica en la primera silla del salón donde tome sus clases. Don Alfonso Fernández Rodríguez -a quien no le gusta que le llamen don, pero que resulta inevitable- es un estudiante de todos los tiempos.

Esta semana cumplió 69 años y, por los pasados cuatros años, se ha integrado a la rutina colegial como un estudiante más del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM). Toma clases de oyente, lo que implica que estos cursos no le cuentan para crédito, pero sí se suman para aumentar su conocimiento y eso precisamente es a lo que aspira.

¿Y qué le motivo a este profesor de psicología retirado, proseguir estudios universitarios?, le preguntó Prensa RUM TV. “Cuando me jubilé fui al Mall a reunirme con los viejos amigos, pero de lo que me hablaban era de que padecían de esto y de lo otro: ‘que si me hicieron un bypass, que si estoy diabético, que si me tienen que hacer diálisis’ y todo ese tipo de cosa. Ellos se pasan hablando de los achaques. Entonces, me encontré con un profesor que me invitó al curso básico de español. Yo dije: ‘esto es lo que yo quiero’, estar en ese medio ambiente en el cual siempre había estado en mi vida profesional”, comenta en tono jocoso.

Tan en serio abrazó la encomienda que ya ha tomado aproximadamente 100 créditos en las disciplinas de arte, filosofía, historia, humanidades, español y literatura. De hecho, este semestre “está matriculado” en 12 créditos.

“Una de las cosas que sucede, es que uno se especializa, tanto en bachillerato, y especialmente en maestría, entonces yo siempre había querido coger este tipo de cursos… y ahora me siento completo porque lo que me faltaba en mi personalidad ahora lo estoy obteniendo”, comenta al añadir que los próximas clases que tiene planificadas tomar son las de ciencias sociales y política.


¡Qué mejor que estar aquí!

Alfonso no pasa por desapercibido, además de su altura de baloncelista -deporte que practicó por 45 años- su don de gente y esa profundidad al conversar que solo dan los lustros vividos, también se ha ganado el cariño de sus compañeros estudiantes, algunos de éstos 50 años menores que él.

"El primer día de clases yo me siento, porque yo siempre llego temprano antes del profesor usualmente, y ellos me miran y entonces tengo que decirles que yo no soy el profesor... yo vengo de estudiante. Ellos me miran con asombro, pero después se dan cuenta de que yo soy uno de ellos", asegura el colegial, quien por 30 años trabajó en la Universidad Interamericana, primero como orientador y luego como catedrático.

No solo se ha ganado el respeto y admiración de sus compañeros de clases, también representa una experiencia novel, diferente y enriquecedora para los profesores contar con Alfonso como estudiante. Así lo asegura la doctora Laura Bravo, profesora de arte, quien le ha impartido todas las clases de esa disciplina que dicta.

"Como estudiante, es tremendamente agradecido, pues para él tomar un curso no era meramente una obligación o el proceso para obtener una nota o un título, sino que lo tomaba como una fuente de conocimiento y de investigación constante. Muchas veces traía recortes de periódico de noticias relacionadas con el arte y las comentábamos entre todos. Siempre fue muy aplicado, nunca faltaba a clase ni tampoco faltaban comentarios inteligentes suyos en los debates que realizábamos y siempre, también, compartía su amabilidad y su sentido del humor. En la clase no era uno más, era una figura indispensable y de referencia, con su gorra llena de insignias de cada pueblo", relata Laura.

Fue en su clase de Crítica del Arte, que este especial estudiante tuvo que integrarse en la estructuración y publicación de la Revista Ciento XXI. "Recuerdo lo feliz que estuvo en el proceso y sobre todo, cuando tuvo en la mano una copia de la revista que todos hicieron, la cual guardaba como si fuera un mismo diploma", rememora la simpática profesora.

Aparte del conocimiento, otros de los aspectos que Alfonso valora de esta tercera jornada universitaria, son el respeto y la amistad que ha logrado con profesores y estudiantes. Ante esta combinación ideal de todos estos elementos que son tan gratos para él, exclama: "¡Qué mejor que estar aquí!"


Soy colegial, toda mi vida lo he sido

Sus primeros pasos universitarios fueron en el otrora Colegio de Agricultura y Artes Mecánicas (CAAM) en el 1958. Comenzó por ingeniería, pero luego descubrió que lo suyo era la psicología. En ese entonces, esa carrera no podía concluirse en el campus mayagüezano de la Universidad de Puerto Rico, así que tuvo que migrar al riopedrense. Fue allí donde obtuvo su grado de bachiller en 1962.

Luego, hizo una maestría en educación con concentración en orientación de la Universidad Interamericana. Más adelante culminó otra maestría en psicología clínica y escolar en la Eastern Kentucky University (EKU).

Y aunque luego de ser Tarzán, fue gallito, tigre y hasta coronel (nombre emblemático de los estudiantes de EKU), Alfonso dice: "Soy colegial, toda mi vida lo he sido... el Colegio es mi alma máter". Y de esta nueva profesión de ser estudiante, no piensa jubilarse. "Voy a seguir estudiante hasta que pueda y si tengo que venir en camilla, vengo en camilla".

Vídeo Reportaje

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Alfonso, junto a la doctora Laura Bravo (a la izquierda), durante una de las clases de arte.
Alfonso, junto a la doctora Laura Bravo (a la izquierda), durante una de las clases de arte.

Es común ver a este especial estudiante sentado en las escaleras que quedan frente al salón 121.
Es común ver a este especial estudiante sentado en las escaleras que quedan frente al salón 121.

Fotos Alessandra Otero Ramos

Alfonso contesta las preguntas de Prensa RUM TV. A la derecha Mariam Ludim Rosa.
Alfonso contesta las preguntas de Prensa RUM TV. A la derecha Mariam Ludim Rosa.

Foto Carlos Díaz / Prensa RUM