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viernes, 11 de diciembre de 2009
"Tiene la Universidad que intervenir en la actualidad…, tratando los grandes temas del día desde su punto de vista propio –cultural, profesional y científico. De este modo no será una institución solo para estudiantes…, sino que, metida en medio de la vida, de sus urgencias, de sus pasiones, ha de imponerse como un ‘poder espiritual’ superior… representando la serenidad frente al frenesí, la seria agudeza frente a la frivolidad y la franca estupidez”.
José Ortega y Gasset
Misión de la Universidad
El ideal de transportar el talento y el conocimiento que se gesta en la universidad a las comunidades marginadas se hizo realidad una vez más con el trabajo que realizó este semestre un grupo de estudiantes del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM). El colectivo desbordó sus energías en un proyecto que pretende mejorar la calidad de vida en el sector La Vía del Barrio Maní de Mayagüez.
El esfuerzo, denominado Impacto comunitario, es uno de los muchos que realiza el Instituto Universitario para el Desarrollo de las Comunidades (IUDC) del Recinto, cuya misión es brindar un servicio a la población a través de la investigación participativa e interdisciplinaria para auscultar sus necesidades y promover su bienestar.
“Esta iniciativa que se desarrolla en la comunidad El Maní, ejemplifica lo que 62 comunidades puertorriqueñas han experimentado durante este semestre: estudiantes del RUM, de cursos tan diversos como los de Estudios Hispánicos; Ingeniería Civil, en particular Gerencia de Construcción; Sociología Rural; Introducción a las Ciencias Sociales; Ingeniería Mecánica; y Biología, entre otros, que plasman en un espacio territorial donde habitan humanos y humanas, que es posible una educación universitaria de ciencia y conciencia”, precisó la profesora Luisa Seijo Maldonado, directora del Instituto.
Por su parte, los estudiantes relataron que seleccionaron esta comunidad por la seriedad de los problemas ambientales que la aqueja. El lazo entre los colegiales y los habitantes de La Vía fue posible gracias a la colaboración de CRECEMOS, una organización comunitaria con fines educativos que inició sus trabajos hace dos años en el Barrio Maní de la Sultana del Oeste.
Su presidente, el líder Dujardin Sojo, trabajó en conjunto con el grupo colegial a cargo de la profesora Michelle Alvarado, del Departamento de Ciencias Sociales. Todos emprendieron a principios de semestre una gesta de varias etapas que incluyeron conversaciones informales con los integrantes de la comunidad, luego entrevistas y documentación y, en tercer lugar, la limpieza.
“Esto es un proceso de antes, durante y después por el que tenemos que pasar y trabajamos con la comunidad. Hacemos unas entrevistas, vemos la necesidad que tiene el sector La Vía y, a base de eso, decidimos hacer un trabajo. En esta ocasión se ha decidido limpiar las áreas comunes para que todo el mundo pueda disfrutar de ellas”, narró Josué Flores, estudiante del Programa de Historia en el Departamento de Ciencias Sociales, quien agregó que cada integrante aportó su experiencia desde su respectiva disciplina.
En la parte de identificar las prioridades del sector, colaboró el presidente de CRECEMOS, entidad que ya había auscultado los principales problemas en La Vía, integrada por alrededor de 50 familias.
“Notamos que esta comunidad tenía un montón de necesidades tales como falta de limpieza, mucha basura, mosquitos, cuerpos de agua infectados, el tendido eléctrico, estructuras y una serie de cosas. Vamos a terminar con unos resultados y recomendaciones para buscar formas de que estas personas puedan mejorar su calidad de vida”, aseveró Sojo.
De hecho, en respuesta al llamado de alerta que hicieron los investigadores y líderes comunitarios, varias entidades del Municipio de Mayagüez acudieron a la convocatoria, a mediados de noviembre pasado, con las máquinas necesarias para comenzar el proceso de limpieza de basura y escombros. Una segunda etapa contará con la fumigación del área, sumamente necesaria en esta temporada alta de dengue.
Y es que según explicó Julio Ortiz, otro de los jóvenes investigadores, La Vía es una comunidad enclavada en un humedal, un área de transición entre la parte marina y la terrestre, que representa un riesgo para sus habitantes. El alumno del Departamento de Física enfatizó que toda la basura y los escombros en los alrededores van a parar con las escorrentías a los cuerpos de agua cercanos o, peor aún, se quedan depositados en los patios de sus casas por tratarse de un terreno húmedo por naturaleza.
Ortiz agregó que esa situación es la causa de fuertes olores, de la propagación de insectos y de un ambiente poco sanitario. “Todos nos recalcaron el problema ambiental”, aseguró el alumno al referirse a la principal queja expresada por los habitantes. El grupo espera presentar los resultados de la investigación próximamente.
De acuerdo con Seijo Maldonado, una de las metas que el Instituto aspira alcanzar como parte del intercambio que se da entre estudiantes, profesores, investigadores, residentes y líderes comunitarios es precisamente transformar a las personas “así como el espacio territorial, reestableciendo la relación ser humano-naturaleza, que el desarrollismo y el progreso han dislocado”.
Para la directora del IUDC, estas iniciativas son la manifestación de la misión de la universidad de educar, investigar y servir a la sociedad. “Durante este semestre este equipo de estudiantes, profesores y residentes de la comunidad El Maní ha estado en la comunidad cumpliendo la misión de la Universidad y dejando un legado a futuras generaciones de universitarios y universitarias”, enfatizó la profesora.
Vídeo Reportaje
Integrantes del grupo de estudiantes que trabajó este semestre en un proyecto comunitario en el sector La Vía de Mayagüez. Los acompaña, segunda desde la derecha, la profesora Michelle Alvarado.
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| Vista de la calle principal de la comunidad La Vía. |
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Dujardin Sojo, presidente de CRECEMOS, fue el lazo entre los estudiantes y la comunidad. |
El sector tiene serios problemas de contaminación por la acumulación de basura y escombros en sus alrededores.
Los desperdicios van a parar a los cuerpos de agua cercanos o a los patios de sus casas por tratarse de un terreno húmedo por naturaleza.
Fotos por Carlos Díaz / Prensa RUM
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