Sobre El mercader de libros
Sobre El mercader de libros
Por Mariam Ludim Rosa Vélez

mariamludim@uprm.edu
PRENSA RUM

viernes, 22 de octubre de 2010

Las palabras se arraigan en la inteligencia
y crecen con ella, pero traen antes la semilla
de una herencia cultural que trasciende al individuo.
Viven, pues, también en los sentimientos,
forman parte del alma y duermen en la memoria.
Y a veces despiertan, y se muestran entonces con más vigor,
porque surgen con la fuerza de los recuerdos descansados.

Álex Grijelmo

“Las palabras son un asunto muy serio”.

Así se expresó el inspector Laclós, del Departamento de Asuntos Lingüísticos. Su misión es atender querellas “por el uso de palabras expiradas”. “El deber de mi oficio es limpiar la sociedad de palabras gastadas, de refranes expirados”, puntualizó.

La interesante profesión de Laclós surge de la inventiva narrativa del doctor Franciso García-Moreno Barco, en el cuento Los oficios necesarios, uno de los 19 de la colección titulada El mercader de libros, que se presentó recientemente en la Sala Manuel Álvarez Nazario de la Biblioteca General del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM).

“Las voces de estos cuentos seducen, hipnotizan, controlan al lector por su fuerza, su contundencia, su franqueza”, afirmó la doctora Jacqueline Girón Alvarado, durante la presentación del texto publicado por Editorial Preámbulo.

La catedrática del Departamento de Estudios Hispánicos agregó que luego de haber leído varias veces el texto de su colega, se percató que las voces del cuento se convierten en una que explora tres temas.

“Se trata de una traviesa, solitaria y melancólica voz que cuenta historias de tres tipos: relatos del vecindario, hazañas del pasado y pesadumbres del recuerdo. Hay cuentos en los que esta voz parece venir de lejos disfrazada de juglar medieval contemporáneo para compartir vivencias, entre graciosas y absurdas, de barrios y de gentes imaginarios, matizadas por un tono de: ‘aquí están, yo los conocí, pero no tengo nada que ver con ellos’ “, dijo en su exposición Girón Alvarado.

En un aparte con Prensa RUM la profesora explicó que se trata de “una colección bien variada de muchos temas diferentes, en la que hay un maestro de escritura que nos lleva de la mano a veces hacia aventuras sumamente violentas y escalofriantes, a veces hacia vivencias íntimas, dolorosas, bien humanas y tiernas, y a veces hacia el juego de la imaginación”.


Se encuentran imagen y palabra

Una de las características peculiares de El mercader de libros es que fusiona los cuentos con fotografías tomadas por el propio autor. Además, se presenta en un formato no tradicional, ya que es rectangular.

“Tanto la portada, como las páginas con los títulos de los cuentos, tienen fotos en las que hay que fijarse por la belleza, extrañeza o peculiaridad de las imágenes. Estas fotos ubicadas en la portada, la contratapa y el interior del libro obligan al lector a detenerse a pensar en posibles claves para leer cada cuento, que a su vez se anuncia y se augura en las palabras de los títulos”, expresó Girón Alvarado.

A juicio de la profesora, la colección podría compararse con un álbum en el que las fotografías establecen la estructura de la antología.

“Hay una coincidencia entre este ejercicio visual de observar atentamente a las fotografías incluidas en el texto con el andamiaje completo de este libro que, efectivamente, produce la ilusión de querer diseñar imágenes vivas, pero detenidas en el tiempo del lenguaje. García-Moreno Barco tuvo la intuición, y yo creo que la intención también de ensamblar un libro de cuentos en el que se cumple a cabalidad con la tarea de observar con detenimiento la realidad para convertirla en arte, fantasía, en ingeniosa reinvención”, aseveró la crítica literaria.


El arte de escribir

Tras finalizada la presentación y las lecturas de algunos de los cuentos del texto -una de estas por Jesús García-Moreno, hermano del autor- el profesor explicó su visión sobre el proceso de escritura.

“En realidad, escribir es siempre un acto generoso, un acto de dar de sí mismo. Yo he escrito algunos de estos relatos como una manera de sacar algo de mí y a veces con un sentido de permanencia, para mantenerlo, para poder decir con el tiempo: ‘yo he sentido eso, yo he vivido eso, es parte de mí y quiero poderlo recordar’ ”, aseguró García-Moreno Barco, cuya obra literaria ha recibido varios premios.

Agregó que, en otras ocasiones, la escritura le ha servido de terapia para “exorcizar” algún relato y “sacarlo de uno y echarlo fuera”. Una vez publicadas, las historias son de los lectores, aseguró

“A mí me gusta esa idea cortaziana de que el relato o el texto se convierta en parte de otra persona, que otra persona lo pueda leer y pueda sacar una vivencia suya… Es quizás lo más que me gusta de la escritura”, resaltó.

¿Y el inspector Laclós? ¿Seguirá limpiando la ciudad de palabras gastadas y refranes expirados? Tanto en palabras como en imagen, la respuesta está en El mercader de libros.

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El doctor Francisco García-Moreno Barco, autor de El mercader de libros.
El doctor Francisco García-Moreno Barco, autor de El mercader de libros.

La doctora Jacqueline Girón Alvarado presentó la colección de cuentos.
La doctora Jacqueline Girón Alvarado presentó la colección de cuentos.

La actividad se llevó a cabo en la Sala Álvarez Nazario de la Biblioteca del RUM.
La actividad se llevó a cabo en la Sala Álvarez Nazario de la Biblioteca del RUM.

Jesús García-Moreno, hermano del autor, leyó uno de los cuentos.
Jesús García-Moreno, hermano del autor, leyó uno de los cuentos.

Fotos Mariam Ludim Rosa Vélez / Prensa RUM