Imagen y sentido: Poesía en el RUM
Por Kattia María Chico
kchico@uprm.edu
PRENSA RUM

lunes, 10 de noviembre de 2003

“La literatura es un strip-tease, un proceso de seducción que va revelando poco a poco las intimidades.”

Esta fue una de las lecciones que la escritora Mayra Santos Febres ofreció en el taller de poesía “Imagen y sentido” a 13 estudiantes del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) los días 17, 18 y 19 de octubre pasado.

Santos -quien ha publicado diez libros de distintos géneros a pesar de no haber alcanzado su cuarta década- comenzó por desmitificar la figura del escritor y la poesía como un género de “iluminados” y exhortó a los participantes a escribir todos los días por lo menos 15 minutos, como quien medita.

“El que escribe porque quiere ser escritor es como el que estudia Leyes porque quiere ser abogado: termina en la mediocridad. Hay que escribir cuando uno tiene algo que decir y hay que hacerlo con las tripas, rascarse las llagas. Una de las cosas más difíciles en este proceso es saber qué es exactamente lo que se debe decir; por lo general es el tema que no queremos tratar, aquello que duele más”, aseguró.

Para “soltar la mano” y generar ideas, la escritora condujo a los participantes a través de diversos ejercicios creativos. El primero de ellos consistió en aplicar la técnica del “cadáver exquisito”, empleada por los surrealistas, que se trata de escribir una línea, doblar el papel y pasarlo al próximo participante, quien añade un renglón sin haber visto la anterior y lo vuelve a pasar. Surgió un poema colectivo que trataba precisamente sobre el proceso de escribir, a pesar de que no hubo un acuerdo previo acerca del tema que se utilizaría para llevar a cabo el ejercicio.

“¿Lo ven? La palabra es transmisión de energía, la intuición es una forma de inteligencia. Yo, soy una bruja certificada”, bromeó Santos Febres ante el asombro que ocasionara el resultado.

Otras estrategias o puntos de partida para conjurar el poema fueron: una descripción automática de uno de los árboles del Recinto; partir de un verso ajeno para sentar un tono o seguir las imágenes que provoca; crear personajes poéticos y neologismos; dejarse llevar por las asociaciones suscitadas por cuadros abstractos y la experimentación con registros semánticos y familias léxicas. Estas técnicas resultaron de gran estímulo para los estudiantes.

“Antes decía que no me gustaba la poesía ya que no la entendía y pensaba que era muy díficil de construir. Gracias a Mayra descubrí una pequeña vena poética que estoy en proceso de explotar porque es un verdadero placer”, expresó la estudiante Dellymar Bernal.



Mayra Santos Febres instó a los estudiantes a escribir con frecuencia, sin miedo y con sinceridad.

En el proceso de crítica y revisión, los participantes compartieron sus trabajos con los demás y atendieron recomendaciones acerca de comienzos y finales efectivos, selección de vocablos, sintaxis y la supresión de lo irrelevante o lo gastado.

“El poema debe comenzar con una imagen contundente, si no es así, pierde al lector. Hay que huirle a los clichés y a las palabras manoseadas: ¡prohibido usar corazón o crepúsculo!”, sentenció la autora.

Otra lección importante fue perder el miedo a lo que piensen los demás sobre la producción propia. La autora evocó las blusas fosforescentes y los zapatos dorados que estuvieron de moda en décadas pasadas como metáforas de las distintas etapas y estilos que cada uno tiene al escribir.

Participaron de este taller Jennifer Torres, Yadira Pitre, Dellymar Bernal, René Pérez, Bairá Soto, Emmanuel Marmolejo, Christy Ruiz, Beatriz Llenín, Miriel Pérez, Yoliemarie Fuentes, César Santiago, Angel Pont y Lorna Salaman.

“Imagen y sentido” fue una iniciativa de la sección de Literatura Comparada del Departamento de Humanidades del RUM, que en ocasiones anteriores ha auspiciado talleres por los narradores Ana Lydia Vega, Dacia Maraini y Emilio Diaz Valcárcel, la poeta Ivonne Ochart, el guionista Jacobo Morales, la crítica Carmen Dolores Hernández, el pintor Antonio Martorell, la especialista en literatura testimonial Alicia Partnoy y el dramaturgo Roberto Ramos Perea, según informó la doctora Lissette Rolón, catedrática asociada de ese departamento.