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Marcha de las Novias

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Estudiantes del RUM realizan “Marcha de las Novias”
en denuncia de la violencia de género

Marcha de las novias

 

El 26 de septiembre de 1999, en Estados Unidos, una joven fue asesinada por un ex novio suyo el mismo día en que se disponía a casarse con otro joven, vestida ya con el tradicional traje de novia.  Como denuncia contra la violencia de género y el femicidio, en algunos lugares se realiza para esa fecha lo que se ha llamado la “Marcha de las Novias”.  Este año en el Recinto se llevó a cabo esa actividad el jueves, 2 de octubre, para recordar que la violencia de género sigue siendo uno de los problemas más apremiantes de la sociedad puertorriqueña.  La actividad fue organizada por estudiantes de la recién creada Asociación Estudiantil Pro-Mujeres (AEPROM), en conjunto con el Proyecto Siemprevivas del Recinto de Mayagüez de la Universidad de Puerto Rico, proyecto dirigido por la profesora Luisa Seijo Maldonado.  Durante la actividad, las jóvenes marcharon con vestimenta alusiva a la tradicional ceremonia de la boda, trajes de color blanco y velos, en un gesto de identificación con la joven asesinada.  Usualmente las víctimas de femicidio, cuando se reportan estos crímenes en la prensa y la comunidad, son olvidadas y tratadas como meros objetos, mientras la atención se dirige al asesino y a sus sentimientos.
 
La “Marcha de las Novias” resulta llamativa porque recoge de manera crítica un simbolismo ritual muy poderoso.  Todavía en nuestra cultura se fomenta en las mujeres el deseo de casarse, vestidas de blanco, en una ceremonia especial.  Probablemente ocurra así también entre nuestras estudiantes, aun cuando podamos concluir que, por el mismo hecho de que la mayor parte de la población estudiantil del Recinto son mujeres, muchas jóvenes hoy han optado por otro proyecto de vida: una profesión asalariada que las convertirá en fuerza de trabajo y fuente de ideas productivas para transformar nuestro país.  No obstante y a pesar de todos los símbolos sexistas que estas ceremonias tienen, (por ejemplo, el uso del color blanco como signo de virginidad, la “entrega” de la novia al futuro esposo por parte del padre o de algún otro hombre que represente la autoridad patriarcal, entre otros) muchas mujeres siguen soñando con ese día como si fuera el más importante de sus vidas.  El noviazgo y el matrimonio, sin embargo, probablemente no resulten al fin y al cabo para las mujeres la meta que las hará sentir realizadas.  Por el contrario, en una sociedad machista, como la nuestra, las relaciones de pareja siguen plagadas de desigualdades y hasta de violencia y nuestro estudiantado no está exento de esa violencia de género.  Por lo tanto, es preciso analizar críticamente ese rito y fomentar en las jóvenes otras aspiraciones y proyectos de vida que no se circunscriban a establecer el matrimonio convencional machista y patriarcal.

La “Marcha de las Novias” contó con el apoyo de profesoras, de estudiantes y de integrantes de organizaciones que formaron parte de la cola que salió en son de protesta.  Comenzó en la Avenida Palmeras, por el área frente a la Biblioteca, y recorrió el Recinto hasta terminar en la Serpentinata Caribeña.  “Muchas veces me había preguntado qué podía hacer para ayudar a las mujeres a reaccionar.  En realidad, sentí que hice algo positivo y realmente llamamos la atención de muchos, que es un gran paso...”, reaccionó Yanira Quiñones López, estudiante del curso Mujer y Escritura en Hispanoamérica (Espa. 3315) que dicta la profesora Elsa R. Arroyo Vázquez.  Por su parte, Sol Arroyo Solá comentó que “…también, al haber hombres en la marcha, se denunciaba el mito de que todos los hombres son machistas; muchos hombres apoyan las luchas de las mujeres.”  Como parte de su reflexión, Ednaliz Rosas Acevedo, otra estudiante del curso Espa. 3315 expresó:  “Mientras estaba en la caminata sentí que en realidad valía la pena estar allí presente.  Luchar por la vida, por la seguridad de nosotras como mujeres…es algo importante.” 

En el acto de clausura, la profesora Luisa Seijo Maldonado contextualizó la actividad dentro del trabajo que realiza el Proyecto de Apoyo a Sobrevivientes de Violencia Doméstica del RUM.  Además, Jannette Ramos García leyó el poema “Tú me quieres blanca” de la poeta argentina Alfonsina Storni.  El poema, escrito con gran lucidez en las primeras décadas del siglo XX, parece tener mucha vigencia todavía y fue muy pertinente como cierre de la actividad.  Precisamente, en el juicio contra el asesino de la joven novia en 1999, el abogado del femicida adujo que el acusado era inocente porque había actuado “herido de dolor al sentirse traicionado”.  El poema de Storni cuestiona justamente la exigencia de castidad impuesta a las mujeres y la doble moral que impera en nuestra sociedad, causante de masculinidades controladoras, celosas y agresivas.  En su ensayo reflexivo a propósito de la actividad, Jennifer González Pereira, otra estudiante del curso Mujer y Escritura, estableció una relación con la poeta estudiada en clase, Delmira Agustini, quien también fue asesinada por su ex_esposo.  Sobre todo dijo que le parecía indignante que algunos de los biógrafos de esta escritora, que son estudiosos literarios, hayan comentado en un libro de texto que el ex esposo la mató “desesperado porque la amaba.”

Para concluir la actividad, Shirley Clavijo y Petra Meedt, organizadoras e integrantes de Siemprevivas, agradecieron la participación de las personas presentes.  “Esta marcha no sólo tuvo como objetivo presentar la realidad de nuestros días en torno a la falsa utopía del matrimonio, sino que también hizo concientizar a las personas acerca de la situación en que se traba la vida de las mujeres en nuestra sociedad, esperando que en adelante se tenga bien presente el respeto que se les debe.”, comentó Jonathan Mejías Rodríguez, también estudiante del curso Mujer y Escritura en Hispanoamérica.