Más Allá del Ojo Humano

 

Existe un mundo diminuto y fascinante, intricado pero absolutamente organizado, lleno de colores increíbles y de estructuras y esculturas de insospechada complejidad y belleza. Está frente a nosotros todo el tiempo – y detrás y a nuestros lados y encima y debajo; pero no podemos verlo… Es que éste es un mundo tan minúsculo que puede caber en la punta de un alfiler. Sus misterios y secretos residen más allá del ojo humano.

 

Hay un lugar, sin embargo, en donde día tras día se abren ventanas fugaces hacia ese mundo microscópico, a través de las cuales cualquiera de nosotros podría echar un vistazo, e inevitablemente, maravillarse. Se llama el Centro de Microscopía, está ubicado en el edificio de Biología del Recinto Universitario de Mayagüez de la Universidad de Puerto Rico y ha estado apoyando los trabajos de científicos investigadores del Recinto, de otras instituciones educativas y de personal de la industria por más de dos décadas.

 

El Centro de Microscopía alberga instrumentos científicos que permiten observar la apariencia magnificada de muestras biológicas y no biológicas, ampliadas hasta 200,000 veces con relación a su tamaño real. Sean seres vivos – plantas, algas, hongos, mohos, animales, protozoarios, bacterias o arqueas – o sean objetos inanimados – desde piezas de autos y aviones hasta granos de arena o sal – allí todo, por más pequeño que sea, se estudia en grande. Una insignificante hormiga, por ejemplo, puede ser ampliada hasta parecer un fiero y ominoso engendro de proporciones colosales; simples granos de sal se proyectan como peñones cúbicos descomunales; y el polen sobre el pistilo de una flor puede revelar en su superficie fisuras, poros, espinitas, retículos y excrecencias de infinidad de formas y tamaños, magistralmente arregladas en complejos patrones que se reproducen impecablemente en cada grano.

 

Este es el mundo increíble de la microscopía.