El agua contiene cantidades de fuerzas que destruyen las estructuras. El tsunami de Tohoku es un ejemplo porque el agua destruyó todas las estructuras hechas por el hombre, que fueron arrastradas por las olas. Los daños causados por un tsunami están relacionados con el impacto directo de la inundación, la interacción de las olas con las estructuras y la rápida erosión. Es importante mencionar que los tsunamis arrastran escombros que pueden ser mortales. A medida que el agua retrocede y regresa, los escombros comienzan a aglomerarse en la costa o cerca de ella, como un barco varado tierra adentro.
Las destrucciones secundarias incluyen: incendios en refinerías y plantas industriales, pérdida de infraestructuras críticas como hospitales, puentes, líneas de comunicación y energía. El impacto secundario más conocido fue el desastre nuclear de Fukushima Daiichi en 2011. Esta catástrofe fue consecuencia directa del tsunami, ya que las olas sobrepasaron los diques de la central nuclear, provocando una inundación y la fusión del reactor. La moraleja de esta historia es que hay que tener en cuenta las destrucciones secundarias en los planes de mitigación.