Edwin Asencio Pagán, Catedrático Asociado del Programa de Ciencia Política de la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez

Puerto Rico se juega más que un cambio de gobierno el próximo 3 de noviembre. Tras más de una década de profunda recesión, dos huracanes, varios terremotos y una movilización popular que provocó la renuncia del gobernador, la elección de un nuevo liderato político puede suponer continuar bajo el mismo modelo y prolongar la crisis, o lograr un cambio que traiga algo de esperanza a la maltrecha economía.

Por eso, esta contienda se ha presentado como una oportunidad ilusionante para amplios sectores de la población, animados por la presencia de caras y discursos nuevos, y por un aparente debilitamiento del sistema tradicional de partidos.
Sin embargo, las estadísticas que se han hecho públicas muestran una tendencia de voto en donde todavía los candidatos rojos y azules logran sacar la cabeza fuera del agua y lograr cierta ventaja sobre otros aspirantes. Para poder analizar el escenario preelectoral, Periódico Visión consultó con expertos en política y elecciones para conocer las dimensiones de estos comicios y los posibles escenarios.

Para Edwin Asencio Pagán, Catedrático Asociado del Programa de Ciencia Política de la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez, “luce de primera instancia que va a ser algo atípico. Esta es una elección que va a tener menos participación, estaremos por debajo de 40% de participación electoral, aun con que se está llevando el mensaje de promover el voto de los jóvenes”.  Asencio Pagán, experto en comportamiento electoral, reconoce que la juventud va a tener un papel importante en las elecciones, pero se muestra escéptico de que ese apoyo vaya a ir a los partidos de minoría como Victoria Ciudadana o el Partido Independentista Puertorriqueño. “El MVC por donde rompe es por los jóvenes, es muy escasa la participación de boomers. El PIP había tenido una pausa en la captación de jóvenes, demostraba que se estaba desinflando, y Dalmau le ha dado un segundo aire”. “Realmente, esto es un mensaje que debe tomarse con toda la contundencia; esta generación ha empezado a levantarse ahora, y es un reclamo contundente y fiscalizador”, expresó el profesor. Pero Asencio es cauteloso con el impacto electoral real de la juventud y la posibilidad de victoria de estos partidos: “Los resultados del Verano del 19 no los vamos a ver tan pronto, pero se empieza a desarrollar una cultura de jóvenes preocupados por la situación del país. Esos procesos de cambio dilatan un tiempo en lo que se presentan. En estos comicios no lo vamos a ver, pero si los jóvenes mantienen ese comportamiento se va a materializar. Ahora, si ellos claudican y bajan su intensidad, vamos a perpetuar el bipartidismo”, indicó.

En ese mismo sentido se expresó el profesor José R. Rivera, politólogo y analista de amplia trayectoria. “Tengo que expresarme escéptico. No descarto ni menosprecio el hecho de que hay una brecha abierta entre los partidos no tradicionales y los viejos, y su discurso está penetrando en la psique de los puertorriqueños. De eso a que haya una transformación política, está por verse. El electorado puertorrriqueno sigue siendo muy conservador y renuente a posibilitar el cambio a través de su voto”.
Rivera, quien también ha sido profesor en la UPR y en la Universidad del Sagrado Corazón, apuntó que puede “visualizar uno o dos legisladores más de partidos emergentes. El discurso de Lúgaro y de Dalmau cala hondo en un segmento del electorado, pero no estoy seguro si van a votar en suficiente número para hacer un cambio”. La pregunta que muchos se hacen es qué partido de los mayoritarios puede verse más afectado con la irrupción de este votante joven que desafía al bipartidismo.

Para Asencio, el principal perjudicado va a ser el PPD: “La contienda levemente se inclina hacia el PNP para revalidar, aun con los asuntos de corrupción y mal manejo de fondos federales durante la pandemia”. Esa aparente solidez del voto estadista, según el profesor del RUM, va a verse reforzada por la movilización de electores en torno al plebiscito de estatus. “El plebiscito va a movilizar gente. Han invertido dinero que no tiene el Estado para su causa, han hecho este invento que no cuenta con el aval del Congreso. Es una estrategia para que los militantes del PNP salgan a votar, se muestren contundentes, y así llevar un mensaje de que se puede lograr la estadidad si ellos ganan”. Para José Rivera “hay nerviosismo en el PNP, porque son los principales instrumentos de la pobre gobernanza y cultura de corrupción, cosa de la que el PPD no está exenta. Los sucesos de este cuatrienio han demostrado que una cosa es el proyecto político y otra la solución mágica de que un cambio de estatus traería el cambio transformador”. La pregunta que cabe hacerse es: ¿Qué consecuencias puede tener una revalidación del bipartidismo en el poder para todos aquellos que desean un cambio profundo en el país?

“Algunos segmentos de esa ciudadanía van a retraerse, a retirarse. La madrugada del 4, una vez se vean los resultados, si gana el PNP la decepción sería crasa, sobre todo a partir de la experiencia de este cuatrienio”, señaló Rivera.
“Para mí un resultado satisfactorio es crear una delegación legislativa sustancial que le niegue mayorías a los partidos tradicionales, y a través de la legislación presionar al primer ejecutivo y obligarlo a gobernar de manera equitativa y no sectaria”.
En el mismo sentido se expresó Asencio Pagán: “La Cámara luce bien interesante para que le demos seguimiento. Más que la gobernación, habría que empezar a quebrantar la fuerza en los cuerpos legislativos”. Sin saber aún qué pasará el 3 de noviembre, Asencio Pagán recuerda que las elecciones son procesos impredecibles. “Hay que estar pendientes, porque puede haber fenómenos de última hora, como arrestos, que cambien toda tendencia de voto”. Y Rivera apostilla: “el cambio no llegará solo con un cambio de partidos o de candidatos. Los boricuas tienen que presionar a la clase política, desde el gobierno local hasta el estatal”.

  Valeriano Weyler