Egresado colegial publica su estudio de la Bahía Bioluminiscente de La Parguera en prestigiosa revista científica
Prensa RUM
viernes, 7 de mayo de 2021
Erick Manuel García Troche, egresado del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) de la Universidad de Puerto Rico (UPR), logró compartir los hallazgos de su investigación sobre la Bahía Bioluminiscente de La Parguera a través de la publicación de su artículo en la prestigiosa revista científica PLOS ONE, una plataforma de acceso abierto que busca empoderar a los investigadores para que den a conocer su trabajo de forma inmediata en vías de impulsar el progreso de la ciencia.
Graduado de bachillerato en Química y la secuencia curricular en Meteorología, en 2014, así como la maestría en Ciencias Marinas en Oceanografía Química, durante el 2020, ambos grados del RUM, el científico reiteró la inmensa satisfacción que le brinda esta meta alcanzada en su carrera.
Su artículo, titulado Carbonate chemistry seasonality in a tropical mangrove lagoon in La Parguera, Puerto Rico, está disponible en la página oficial de PLOS ONE desde el 5 de mayo de 2021 y recoge un resumen de lo que fue su tesis de maestría enfocada en la acidificación de los océanos, en específico de estas aguas costeras.
“Para mí tiene gran relevancia porque es una revista de acceso para todo el mundo, cualquier persona puede ver la información, sin tener que ser miembro, ni pagar una suscripción o comprarla. Creo que es importante que estos resultados estén disponibles sin límites. Simplemente entras a la página, accesas el artículo y lo puedes compartir a quien quieras. Es una manera de comunicar, que está cambiando la ciencia hoy día”, reveló.
Como estudiante graduado y hasta recientemente, Erick trabajó como investigador auxiliar en el Caribbean Coastal Ocean Observing System (CARICOOS), del RUM, donde condujo su estudio bajo la consejería del profesor Julio Morell, coautor en el artículo. Igualmente, destacó a los también mentores y coautores Melissa Meléndez, quien realiza su postdoctorado en la Universidad de Hawaii; y Joseph Salisbury, investigador en la Universidad de New Hampshire.
“Realicé mi maestría en la Acidificación del Océano, enfocada en la Bahía Bioluminiscente. Estos estudios empezaron en el océano abierto, pero ahora se han ido moviendo hacia la costa porque allí hay unos procesos más complejos que se están tratando de entender. Así que establecimos la variabilidad en un periodo extenso, de cuatro o cinco años, para ver cómo cambian los niveles de acidificación en esas aguas de La Parguera, un área sobre la cual no hay muchas investigaciones relacionadas”, explicó.
El oceanógrafo químico, quien agradeció la subvención de CARICOOS y de la Administración Nacional Oceanográfica y Atmosférica (NOAA), para poder conducir este estudio, agregó que su interés principal era entender cómo varía la química del océano en zonas costeras, donde por lo regular hay más complejidad por la gran cantidad de organismos.
“La acidificación del océano está directamente relacionada con el cambio climático, porque se da por los incrementos de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera. Parte de este se disuelve en el océano, y disminuye su pH. Esto afecta a muchos organismos, algunos de ellos corales, ostiones, moluscos. También puede impactar a la flora, las plantas y algas, entre otros. Al existir más vida marina en la costa, esta acidificación es más marcada”, sostuvo.
El científico destacó que parte de la motivación de su investigación radica en que en años recientes varios estudios han propuesto que algunos ecosistemas de manglar podrían generar suficiente capacidad amortiguadora para subsanar la reducción en pH de zonas costeras como consecuencia de la acidificación de los océanos. Según sus hallazgos, esto no aplica a La Bahía Bioluminiscente en La Parguera, donde el pH es menor que en aguas oceánicas adyacentes el 80 por ciento del año. Inclusive, esta acidificación es más severa durante la temporada lluviosa entre agosto y noviembre.
“En mi tesis de maestría, se refleja que ese nivel de acidificación más intenso en la zona costera se debe a que hay mayor materia orgánica que se degrada y por ciertas reacciones químicas se produce ácido y disminuye el pH. En la Bahía encontramos que esta acidificación es más fuerte después del verano entre agosto y noviembre, por distintos factores, como las escorrentías de lluvias. Para ponerlo en contexto, el pH del océano a nivel global es 8.1, en promedio. Y en la Bahía Bioluminiscente encontramos que es 7.6. Numéricamente, no parece mucho, pero en la escala de pH, la diferencia es bien grande en cuestión de acidez”, aseguró.
El escrito que sometió a la revista PLOS ONE es solo un resumen del contenido íntegro de su proyecto, no obstante, admitió que se trató de una enriquecedora experiencia que le permitió validar su gesta investigativa.
“Es un artículo corto, pero tiene mucho valor en mi campo de las Ciencias Marinas. Se trabajó intensamente en ese escrito y ver que se publica es bien gratificante. Cuando te esfuerzas mucho por algo y ves que por fin se termina y quedó nítido, pues de verdad se siente muy bien”, afirmó.
¿Y cómo es que un químico se interesó en proseguir escuela graduada en las Ciencias Marinas y Oceanografía?, le preguntó Prensa RUM.
“Cuando yo completé mi bachillerato en Química siempre tenía una idea de que quería hacer mi maestría en algo relacionado con esa ciencia, pero más una aplicación, no directamente en química pura. Siempre he tenido mucha pasión por el océano, me crié en la playa, pues soy de Cabo Rojo, me encanta el mar. Me surgió una oportunidad en CARICOOS antes de graduarme del bachillerato y fue perfecto, cayó como anillo al dedo. Decidí hacer la maestría en Ciencias Marinas y fue lo mejor”, relató.
Precisamente, Erick expresó su agradecimiento por la oportunidad de laborar en la entidad, dedicada a la observación costera del Caribe estadounidense, cuya misión es satisfacer las necesidades de datos relacionados con el océano a los usuarios de la zona a través de la utilización de boyas y estaciones meteorológicas, entre otros.
“Todo lo que sé, se lo debo a CARICOOS y a mis mentores. No estaría donde estoy sin ellos, definitivamente”, aseveró.
Sobre su trayectoria por el recinto mayagüezano de la UPR, este polifacético egresado resaltó la relevancia de ir más allá y aprovechar las distintas plataformas disponibles para el crecimiento profesional.
“Mi educación fue de excelencia y los profesores fueron muy buenos también. Yo pude participar en muchos internados por los programas que estudié que son bien especializados, como el de Meteorología, que solamente se ofrece en el RUM. En muchos de ellos no tuve que pagar nada, pues eran financiados con fondos federales. Jugué también en el equipo de voliból del Colegio, deporte que te enseña mucho sobre el trabajo en grupo, el esfuerzo, la dedicación y la disciplina. Fue retante tener que balancear la investigación con las clases, ser atleta, más las responsabilidades adicionales, pero a la misma vez, te ayuda a desarrollar muchas facetas que después se ven reflejadas en los frutos en tu carrera”, manifestó.
Sobre la secuencia curricular en Meteorología, resaltó que ha brindado muchos frutos para Puerto Rico y muchos profesionales de calidad porque ofrece una preparación completa en la disciplina.
“Mi primera investigación fue en el RUM con un profesor de Ingeniería Eléctrica. Trabajamos en buscar áreas alrededor de Puerto Rico donde el radar que está en Cayey tuviera mejor visión. El otro internado lo hice en el Servicio Nacional de Meteorología de Brownsville, Texas. Ese es justo en la frontera con México, y ahí nos enfocamos en mejorar los avisos de vientos para la región. Mi último internado fue más en Ciencias Atmosféricas porque lo hice en el Observatorio de Arecibo, donde nos concentramos en entender las capas de metales, cuando entran meteoritos, piedras o cualquier objeto alienígeno a la Tierra. Estudié las capas de sodio en la atmósfera alta”, rememoró, al tiempo que lamentó la pérdida del Observatorio por su relevancia para la comunidad científica a nivel mundial.
Aunque ha contemplado la idea de realizar un doctorado, en este momento está enfocado en contribuir con su conocimiento desde el campo laboral. Luego de su experiencia con CARICOOS, el emprendedor científico inició un nuevo trabajo con una organización sin fines de lucro, donde también será coordinador de investigación y operaciones marinas.
“A largo plazo, me gustaría aportar de manera significativa al futuro de mi país. Quiero seguir en la investigación y entiendo que con esta nueva oportunidad podré dar continuidad a esa meta”, puntualizó.
El artículo íntegro se encuentra en la página de PLOS ONE.