Catedrático del RUM distinguido como conferenciante magistral en el Instituto Americano de Ingenieros Químicos
Prensa RUM
viernes, 11 de diciembre de 2020
Más de quince años de investigación en su tema de pericia, sumado a su experiencia como docente, académico y líder profesional, han resultado en un gran número de subvenciones de prestigiosas agencias, proyectos de envergadura global, patentes, la reciente publicación de un libro, su selección como editor de una revista arbitrada con alcance internacional, así como múltiples premios y reconocimientos.
Para el doctor Arturo J. Hernández Maldonado, catedrático del Departamento de Ingeniería Química del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM), de la Universidad de Puerto Rico (UPR), todo lo anterior ha sido producto del esfuerzo y sacrificio que conlleva su carrera, por lo que recibe con sumo agradecimiento esos méritos, que han llegado como una consecuencia y no como una aspiración a ser exaltado.
El más reciente honor, lo obtuvo en pleno transcurso de la pandemia, en abril, cuando se le notificó que fue seleccionado como conferenciante distinguido del James Y. Oldshue Lecture, una presentación magistral ofrecida durante la reunión anual del American Institute of Chemical Engineers (AIChE), que este año se celebró en formato virtual del 16 al 20 de noviembre pasado.
La ponencia, que goza de una alta reputación, lleva el nombre de un líder y pionero de la profesión, James Y. Oldshue, quien presidió AIChE en 1979. Igualmente, estuvo al mando de la Confederación Interamericana de Ingenieros Químicos (CIIQ) en 1995, y se destacó con su visita y colaboraciones en más de 100 países. De hecho, como tributo a su legado, el orador escogido para el James Y. Oldshue Lecture diserta sobre un tema de envergadura mundial.
“Me siento muy halagado, es un homenaje muy bonito. Ni siquiera lo imaginaba; uno nunca espera las nominaciones, solo se dedica a que el trabajo se encargue de llevar el mensaje y que el resto caiga por su peso. Eso es una decisión de las entidades AIChE/CIIQ, que buscan en el campo los méritos de las personas en distintas áreas y de allí escogen. Para un investigador, eventos o nominaciones como estas, ocurren sorpresivamente, y me parece que, al final del día, también validan la labor de uno”, expresó el doctor Hernández Maldonado.
Su ponencia Advancements in the Design of Porous Materials for the Adsorption of Contaminants of Emerging Concern from Water, formó parte del evento anual de la AIChE, el pasado 19 de noviembre, con una asistencia virtual a esa conferencia de alrededor de 130 personas.
“Es una de las áreas de investigación en mi laboratorio, donde trabajamos con adsorbentes, en dos vertientes sobre aplicaciones: purificación de gases o purificación de agua. Lo que llevé a la conferencia fue un resumen de 16 años de estudio y análisis en el área de purificación de agua con adsorbentes nanoporosos”, explicó el catedrático.
De hecho, Hernández Maldonado identificó como punto de partida el 2006, cuando obtuvo el Career Award de la Fundación Nacional de la Ciencia (NSF), el que considera como uno de los más relevantes en su carrera, por ser otorgado en su carácter de investigador individual.
“El producto del tema sobre el cual estuve hablando en AIChE, tuvo su comienzo hace más de 15 años en mi laboratorio y bajo dicha subvención. Tiene que ver con la remoción de contaminantes emergentes en el agua, tales como fármacos, artículos de uso personal, compuestos disruptores endocrinos, y metabolitos, entre otros, que, en este y en muchos otros lugares del mundo, lamentablemente, no están regulados. Están presentes en el agua y todo el mundo depende del agua potable, así que es muy probable que la población los esté ingiriendo o consumiendo de una manera u otra. El problema mayor que tenemos, es el desconocimiento general que existe sobre estos”, abundó el ingeniero químico, al recalcar que estos provienen de actividades humanas y del consumismo.
Para el investigador, esa falta de información se da en gran medida porque existe una tendencia a juzgar la calidad del agua, primordialmente por su apariencia inmediata y porque solamente se procesa para remover lo que esté estipulado en las regulaciones para contaminantes. Explicó que estos contaminantes se encuentran en trazas, en partes por millón o billón, por lo que es muy probable que el impacto directo en la salud de los seres humanos que la están ingiriendo no sea evidente al momento.
Sin embargo, aseguró que sí hay evidencia contundente de su efecto adverso, en el ambiente, a través de los cuerpos de agua, como ríos y océanos, y en el sector de la agricultura. Incluso, algunos estudios los colocan como factores que afectan la formación del feto en mujeres embarazadas, y hasta quizás estén atados a enfermedades genéticas, inclusive distintos tipos de cáncer y problemas de desarrollo cognitivo.
“Eso fue lo que me motivó cuando escribí la dádiva de la NSF Career, desde el punto de vista de adsorción como una tecnología para poder removerlos a condiciones de ambiente. Me inspiró porque lo vi como un problema de sociedad a largo plazo, al que mucha gente no estaba prestando atención y que me interesaba ayudar a remediar. Estoy seguro de que en algún momento es un tema que va a tomar protagonismo y a ser el centro de atención de todo el mundo”, subrayó.
Para el catedrático, su pericia en el tema se fue desarrollando a lo largo de distintas instancias, aparte del trabajo en su laboratorio. Su rol como coordinador de simposios investigativos relacionados con el tema en la Sociedad Química Americana (ACS), por más de 10 años, también le abrió puertas a explorarlo más a fondo y hacer una red de contactos de expertos internacionales que le fueron dando una idea del nivel de complejidad del tópico. Durante este tiempo, también ha continuado recibiendo otras subvenciones de NSF y, recientemente, de la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio de los Estados Unidos (NASA) para continuar y ampliar los estudios.
“Conocer mucho, también conlleva una responsabilidad a la hora de hablar con las personas. No quiero ser alarmista, ya que el cuerpo del ser humano necesita agua para vivir, pero estamos en una encrucijada de qué es lo queremos hacer y qué le vamos a dejar a la generación del futuro de aquí a 100 años. Creo que el mejor legado es la educación y que sean capaces de investigar y solucionar dichos problemas”, aseveró.
Precisamente, de ese interés didáctico, nació un libro: Contaminants of Emerging Concern in Water and Wastewater Advanced Treatment Processes, publicado en octubre de 2019, junto su colega Lee Blaney, profesor de Ingeniería Química en la Universidad de Maryland, como segundo editor.
“Hace unos años, se me acercó Elsevier, una casa editora muy conocida alrededor del mundo y me solicitó preparar un libro sobre el tema bajo su división Butterworth-Heinemann. Quise hacerlo, no tan solo para hablar de estrategias para poder remediar, sino para ayudar con el trasfondo y llevar a la sociedad científica en general, información de punta sobre las estrategias de remediación que se están considerando”, reiteró sobre la publicación que abarca la remoción de estos contaminantes utilizando distintas nuevas tecnologías.
Otro logro importante para su carrera, ocurrió a comienzos de este año, cuando lo nombraron editor asociado del Journal of Hazardous Materials. Esta revista arbitrada de renombre global, y sobre temas relacionados con la contaminación del ambiente, cuenta con un factor de impacto de 9, lo que se traduce en el número de citaciones que recibe un artículo publicado en la misma. A su juicio, esto es sumamente importante en el desarrollo de una cultura de investigación, ya que estas métricas le dan un valor a esos trabajos que se mide a nivel mundial.
Sobre sus proyectos con NASA para la remoción de dióxido de carbono en misiones espaciales, reveló que siguen en pie y en espera a la próxima presentación del prototipo creado por la compañía TDA Research Inc., con el material adsorbente creado en el laboratorio del investigador. La propuesta para purificar el aire que respiran los astronautas en la Estación Espacial Internacional y en misiones de largo alcance, ya cuenta con un nivel de presteza o prontitud o Technical Readiness Level, (TRL), de siete fases en una escala de nueve.
“Me alegra la oportunidad de representar a la Universidad en los escenarios nacionales e internacionales, colocar a la isla en esas tarimas y que nos reconozcan por talento académico, aparte de otras instancias por las que nos distinguen, y dar buenas noticias también, que nos hacen falta”, señaló el profesor, al tiempo que agradeció a todo su equipo investigativo, conformado por todos sus estudiantes y exalumnos, quienes a lo largo de toda su trayectoria han desempeñado un rol fundamental en su trabajo.
Resaltó la labor encomiable de todos sus discípulos ante los retos que han tenido que enfrentar en años recientes por huracanes, un fuego en el Departamento de Ingeniería Química, terremotos y la pandemia, que cambió el escenario universitario, tanto para ellos como para el componente docente.
“No ha sido fácil. Lo más importante es que se eduquen bien, que tengan los dominios porque se van a convertir en líderes y van a estar a cargo de resolver los problemas del futuro. Ahora más que nunca, la educación hay que tomarla con calma y, dentro de las circunstancias, asegurarnos de que mantenemos los estándares más altos”, puntualizó el educador, con experiencia docente de alrededor de dos décadas.
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Biografía detallada del Dr. Arturo Hernández Maldonado en el portal de AIChE