Sara Gavrell Ortiz, UPR-M
Quimeras
Tinta regada
1 de enero de 2024
“¿Sabes del profesor de Harvard que sugirió buscar voluntarias para parir Neandertales clonados?”El pánico no la dejaba escuchar. Lo último que recordaba era el estacionamiento.
Cuando abrió los ojos estaba amarrada a una cama de ginecología con los pies en estribos. A su lado un hombre sujetaba un frasco de vidrio y una jeringuilla.
Él siguió hablando.
“Mientras los académicos discuten la ética de la gametogénesis in vitro, nosotros la hemos perfeccionado. Nuestros laboratorios caseros son mejores que los universitarios. Las células somáticas se consiguen fácilmente. El problema es la ectogénesis. Cualquiera diría que gestar es un súper poder. Todavía necesitamos mujeres para parir las quimeras.”
Ella lo miró horrorizada.
Él sonrió al ver su espanto.
“Bebés hay en todas partes…aquí creamos otras especies. Eres una pionera. Mamá del primer embrión humano/chipirón. Tendrá diez extremidades.”
Ella comenzó a llorar descontrolada.
“La gente es rarísima. Hay quienes pagan una pequeña fortuna por comidas exóticas. Y nada más exótico que una nueva especie de humano. Qué asco.”
Él la inyectó. Ella gritó. No se escuchó nada. Tenía la boca tapada.
“¡Se va a parecer a la diosa esa de India!” Añadió, riéndose. “Pero los verdaderos dioses somos nosotros.”
