Alba Lis Guzmán Morales
A bordo del Statsraad Lehmkuhl
Tinta regada
9 – enero de 2026
De abril a junio de 2025, estuve participando en el One Ocean Expedition, una expedición a bordo del velero Statsraad Lehmkuhl, como parte del Ocean Training Course de la Agencia Espacial Europea, financiada por la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio, ESA y NASA respectivamente, por sus siglas en inglés. En el mismo, los científicos tomamos datos del océano, conocidos como datos oceanográficos, para entender y proteger un ecosistema que alberga miles de especies y genera la mitad del oxígeno que respiramos. El barco embarcó en Tromso, Noruega, hizo una parada en Reykjavík, Islandia y finalizó en Niza, Francia.
Soy oceanógrafa biológica, egresada de la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez. Durante la maestría, los estudiantes del Departamento de Ciencias Marinas salimos al campo en La Parguera desde Isla Magueyes a muestrear con frecuencia; sin embargo, no se compara con estar un mes y medio tomando muestras en el mar de Noruega, el Océano Atlántico y el mar Mediterráneo a bordo de un velero. A pesar de haber vivido una tormenta en barco en el Océano Atlántico, el mayor desafío que enfrenté fue el frío, pues saliendo de Noruega trabajábamos en la cubierta del velero, al aire libre, bajo nieve y granizo en temperaturas a las que no estoy acostumbrada.
Otro desafío pudo haber sido la barrera de lenguaje, pues los idiomas que más se escuchaban en el barco eran el francés, el noruego y el danés; los últimos dos eran los idiomas que hablaba la tripulación del barco y los tres son lenguajes que no hablo ni entiendo. Al ser parte de un curso internacional de la Agencia Espacial Europea, nos comunicábamos mayormente en inglés, por lo que no fue muy difícil la comunicación. Yo era la única puertorriqueña, pero al haber españoles y algunas personas de Suramérica, podía hablar en español en ocasiones, lo cual es un alivio para un cerebro que está constantemente traduciendo.
Durante la experiencia conocí a muchas personas pues éramos más de 100 en el barco. Particularmente en mí resonó el Dr. Emmanuel Boss, ya que es un científico muy conocido en el campo de la oceanografía bio-óptica, campo en el que se especializaron mis mentores de maestría, los Drs. Roy Armstrong y William Hernández. Emmanuel Boss es un nombre que veo a menudo mientras leo artículos de nuestra especialidad; además de esto, nos dio una clase de bio-óptica muy interactiva y, antes de desembarcar, se tomó el tiempo de hablar conmigo y aconsejarme al futuro. También conocí a mis compañeros de trabajo, que fueron muchos, pero la Lic. Luz Marina Suklje fue la primera persona en escribirme para colaborar con el Dr. Alejandro Román, vecino de hamaca. Buenas personas que tuve el privilegio de conocer.
Sucedieron muchas cosas inesperadas, entre ellas, la tormenta que tuvimos saliendo de Islandia. Las olas eran tan fuertes que una noche, mientras hacíamos un turno en la cubierta, una compañera se cayó luego de que una ola golpeara y tumbó a varias personas al caer. Otro evento inesperado fue que luego de haber tomado muestras nos mandaron a descartarlas, pues el barco había descargado las aguas residuales. Esto ocurrió en dos ocasiones…
Las tradiciones que más me llamaron la atención fueron la ceremonia que se hace cuando se cruza el círculo Ártico, en la que nos dieron una ducha con agua fría del Ártico, y también el 17 de mayo, un día muy festivo en Noruega, ya que es el día de la constitución de Noruega. Otra tradición interesante que viví fue Paquito, una tradición francesa en la que las personas hacen una fila sentadas con los brazos levantados y una persona se lanza boca abajo encima de la fila mientras lo cargan. Al final de la fila, la persona que se lanzó se une sentándose detrás de la última persona.
Dos recuerdos que atesoraré son el día en que pasamos por el Estrecho de Gibraltar y el día en que tomamos muestras en un fiordo de Islandia. El Estrecho lo cruzamos en la mañana, fue muy bonito ver el amanecer mientras pasábamos, y ver a África y España a ambos lados del barco. El día que muestreamos el fiordo también fue en la mañana, las aguas estaban calmadas y luego de tomar las muestras nos bajaron en botes pequeños para ver a las ballenas de cerca. La experiencia en general fue increíble, navegamos más de 4500 millas náuticas con vistas sumamente hermosas. La forma en que me cambió la vida es que aprecio el océano con más pasión y extraño despertar en el mar.
Visualización de la Expedición: https://youtu.be/0vlaOyR6i5I
