Abonar a la tierra y al saber
Prensa RUM
viernes, 6 de agosto de 2021
Comienza como un frágil arbusto, que con agua, aire, tierra, luz y cuidados afianza sus raíces, se fortalece, crece y se desarrolla con grandeza para dejar una huella única en el campus mayagüezano. Igual metáfora se repite en la vida universitaria de cada estudiante que aporta a plantarlo y que forja, con el conocimiento y la experiencia académica adquirida, su propia ruta del saber para contribuir al bienestar del país.
La anterior estampa resume el significado de la tradicional y simbólica actividad de siembra de un árbol con la que inicia la Semana de Orientación, cada clase que ingresa al Colegio de Ciencias Agrícolas (CCA) del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM). Este año, con las medidas cautelares por la pandemia, se seleccionó a un grupo representativo de los 210 alumnos recién admitidos a esa Facultad para que formaran parte del evento.
En esta ocasión, un espacio verde aledaño al estacionamiento de área blanca, será el nuevo hogar de un árbol de nim o neem, cuyo nombre científico es Azadirachta índica o margosa de la India, conocido por sus propiedades como repelente de insectos, lo que es favorable para cultivos orgánicos, entre otros beneficios.
La bienvenida estuvo encabezada por el doctor Nelson Pagán Suárez, consejero del CCA, quien explicó que se trata de una tradición de décadas que pretende, entre otros propósitos, crear conciencia del compromiso que adquieren como profesionales de las ciencias agrícolas; que cada clase colegial entrante sea la cuidadora de su árbol y que “al pasar de los años pueda decir ‘allí está parte de mi contribución a este Recinto’”.
Del mismo modo se expresó el rector del RUM, doctor Agustín Rullán Toro, quien también felicitó a los nuevos universitarios y les deseó una fructífera trayectoria universitaria, llena de una gran cosecha de logros.
“Esta es una de las tradiciones más significativas que tenemos en este Recinto; un símbolo que van a dejar para la posteridad a muchísimas generaciones. No es solo un adorno, sino una parte importante y esencial para vivir sanamente y de manera saludable. Hoy sembramos un árbol, pero necesitamos más, al igual que requerimos de ustedes, quienes aportarán desde sus campos y dejarán un legado”, aseguró el Rector.
Por su parte, la doctora Lynette Orellana, decana asociada de Ciencias Agrícolas, en representación del Decano y Director, doctor Raúl E. Macchiavelli, dio la bienvenida a la nueva cepa colegial, a la que resaltó por haber aceptado el reto de formar parte de la Facultad más antigua del entonces Colegio de Agricultura, (y más delante de Artes Mecánicas).
“Recientemente, realizamos una revisión de nuestra marca y entre los nuevos logos seleccionados, el que corresponde a Ciencias Agrícolas es una planta, que es muy relevante porque cada uno de ustedes también representa una semilla que estamos tratando de que germine en nuestras aulas. Ustedes son nuestra razón de ser y los admiramos por haber aceptado el reto de levantar el desarrollo agrícola y económico del país”, reiteró la Decana.
Como ha sido la costumbre en los pasados años, el agrónomo Francisco García, egresado del CCA y encargado de las áreas verdes en la sección de Campo y Carreteras del Departamento de Edificios y Terrenos, abundó sobre el significado de la emblemática actividad y detalló a los voluntarios los pasos a seguir para preparar el terreno y plantar el arbusto.
“En el 2008, estuve donde ahora están ustedes y les puedo asegurar que cada granito de arena que adquieren de conocimiento, así como los consejos que reciben de sus profesores y orientadores, equivalen a cuando le echas agua o cuidas el arbolito. En su trayectoria, no olviden la importancia de socializar, compartir y regalarle a los más necesitados de nuestra educación, valores y enseñanzas. Con el calentamiento global, cada arbolito nos ayuda, así como ustedes aportarán como profesionales”, subrayó.
Kamille Padilla Jusino y Sofía Irizarry Negrón son dos de las participantes de este selecto grupo de admitidos a Ciencias Agrícolas, quienes aseguraron que llegar al campus del recinto mayagüezano de la Universidad de Puerto Rico (UPR) y hacerlo de forma presencial para dejar un legado es una meta cumplida.
“Me sentí súper emocionada porque básicamente crecí con la idea de que iba a estudiar en el Colegio y fue un sueño hecho realidad. Me encanta la agricultura, sembrar y la química. Por eso, al ver cómo el agrónomo explicó la manera correcta de preparar el terreno y agregar la composta, mis ojos brillaron. Me sentí como en mi hogar porque mi mamá siempre me explicó cómo era el Colegio y lo he sentido exactamente como lo describió. Plantar el árbol tiene mucha similitud con nosotros porque somos un arbolito y poco a poco tenemos que ir abonándonos con más conocimiento y personas que nos abran puertas al futuro. Me tocó el corazón”, expresó Kamille, de Sabana Grande, quien desea convertirse en una científica de suelos.
Para Sofía, nueva integrante del Departamento de Protección de Cultivos, la experiencia resultó sumamente emotiva por la oportunidad de compartir con compañeros y gente nueva.
“Me emociona mucho ver el árbol crecer, como yo espero hacerlo y cuando venga en un futuro y observarlo y reflexionar que ese fue el arbolito que sembré con mi grupo. Desde pequeña, quería estudiar aquí porque mis padres son colegiales y tengo familia en este Recinto. Espero que todo me vaya bien”, adelantó la joven oriunda de San Sebastián.
Por su lado, Gabriel Detrés Bonet, en su último año de estudios en Ciencias Agrícolas General, tuvo un rol protagónico en este simbólico evento, el que organizó como parte de sus tareas como orientador de su Facultad.
“Somos como unos arbolitos que nos vamos educando y creciendo. Este es el comienzo de nuestra vida universitaria; así es como lo vi cuando me tocó en el 2016. Es lo que marca nuestro inicio y cómo nos va a ir. Es mucho más emotivo para los estudiantes que pudieron venir de forma presencial, aún con las restricciones porque pueden ser testigos de ese simbólico inicio y desarrollar su amor por la agricultura”, aseveró el joven, quien aspira a desarrollarse en el campo del ganado lechero.
Según abundó Gabriel, los integrantes de la nueva clase tuvieron la oportunidad de visitar la Subestación Experimental Agrícola de Lajas, donde conocieron de cerca la examinación de las vacas y hasta presenciaron el nacimiento de un becerrito. Igualmente, estarían tomando el curso de UNIV para adiestrarse en todo lo referente a su nueva vida universitaria.
El grupo también recibió saludos del doctor Jonathan Muñoz Barreto, decano de Estudiantes, representado por la decana asociada Hilda M. Tamariz Vargas.