Sonia I. Sánchez Montalvo
El feminismo descolonial en la obra de Raquel Paiewonsky
Tinta regada
8, 2025
En contextos marcados por la colonialidad del saber, del ser y del género, el arte se ha erigido como una herramienta crítica capaz de cuestionar las narrativas hegemónicas y de visibilizar experiencias históricamente silenciadas. En particular, el arte feminista ha servido como plataforma para interpelar las estructuras patriarcales y abrir espacios de representación desde y para las mujeres. En América Latina y el Caribe, esta corriente ha cobrado fuerza como parte de una genealogía de luchas que desbordan los límites de la estética para inscribirse en el terreno de la política y la transformación social.
Este artículo se centra en la obra de Raquel Paiewonsky, una de las artistas contemporáneas más reconocidas de la República Dominicana, cuya producción visual aborda críticamente las relaciones entre cuerpo, identidad, género y poder. A partir de un enfoque feminista descolonial, se analiza cómo sus obras despliegan estrategias simbólicas de resistencia frente a las lógicas opresivas del patriarcado y el legado colonial que aún configura las subjetividades femeninas en el Caribe.
Lejos de concebirse como un mero ejercicio estético, el arte feminista ha demostrado ser un campo de confrontación política donde se articulan discursos críticos sobre género, sexualidad, violencia y exclusión. En este sentido, las artistas feministas han cuestionado el canon tradicional de la historia del arte, proponiendo nuevas formas de pensar el cuerpo, la subjetividad y la agencia. Tal como señalaba Marielle Franco (1979–2018), el cuerpo es un territorio en disputa, atravesado por relaciones de poder que deben ser confrontadas y resignificadas. En el Caribe, estas prácticas se entrecruzan con problemáticas específicas vinculadas al racismo estructural, el mestizaje forzado, el extractivismo epistémico y la persistencia de sistemas coloniales internalizados. El arte, en este contexto, deviene un lenguaje alternativo desde el cual denunciar y reimaginar.
El marco teórico de mi estudio se basó en el pensamiento descolonial latinoamericano, especialmente en los aportes de Walter Mignolo, Aníbal Quijano y María Lugones. Esta última propone el concepto de “colonialidad del género” para referirse a la forma en que la matriz colonial de poder impuso una organización jerárquica de género, raza y sexualidad en las sociedades colonizadas. Esta lógica no solo subordinó a las mujeres, sino que también borró sistemas de género alternativos y formas de conocimiento ancestrales.
Desde esta perspectiva, el feminismo descolonial no se limita a la crítica, sino que propone prácticas de sanación y reconstrucción que emergen desde los márgenes. Es precisamente en este marco que se sitúa la obra de Paiewonsky: una práctica que, al trabajar con el cuerpo, la memoria y la materia, subvierte las categorías impuestas y produce nuevas formas de subjetividad. Raquel Paiewonsky utiliza materiales orgánicos, textiles y elementos cotidianos para construir instalaciones, collages, fotografías y pinturas que exploran la complejidad del cuerpo femenino. Su obra rehúye las representaciones idealizadas de la feminidad y se enfoca en cuerpos múltiples, mutantes, intervenidos, que dialogan con la biología, la cultura y la historia. Estas representaciones se inscriben en un horizonte de resistencia. Paiewonsky propone una reapropiación del cuerpo como espacio de autonomía y agencia, en oposición a su cosificación histórica. A través de su práctica artística, se desafían los estereotipos de género, se visibilizan formas de violencia estructural y se generan nuevos lenguajes para pensar la experiencia femenina. Algunos de sus trabajos evocan ecologías, hábitats, alimentos, vestuarios y gestos que dialogan con saberes ancestrales y comunitarios. Estas evocaciones no son meramente nostálgicas, sino que funcionan como estrategias de rearticulación de lo sensible frente a la lógica colonial del despojo.
El arte de Paiewonsky se inscribe también en una escena dominicana en la que varias artistas están repensando las relaciones entre género, territorio e historia. Como señala la historiadora del arte dominicana Paula Gómez Jorge (2023), las mujeres artistas de su país están aportando discursos críticos que transforman el arte en una herramienta política y epistémica. En este contexto, Paiewonsky se destaca por la profundidad simbólica de su propuesta y por su capacidad para articular una mirada situada sobre las formas contemporáneas de opresión. Sus obras permiten analizar cómo las categorías de género, raza y clase no operan de manera aislada, sino que se entrelazan en una lógica interseccional que reproduce jerarquías coloniales. Al tematizar estas intersecciones, la artista ofrece una lectura crítica de la realidad dominicana y latinoamericana, generando puentes entre la memoria individual y la historia colectiva.
En fin, mi investigación ha buscado visibilizar la relevancia de la producción artística de Raquel Paiewonsky dentro de un campo aún poco explorado: el cruce entre arte, género y descolonialidad en el Caribe. Se concluyó que la obra de Raquel Paiewonsky constituye una contribución significativa al feminismo descolonial desde el ámbito artístico. A través de una práctica visual que combina materiales, símbolos y afectos, la artista interpela las estructuras de poder que configuran la vida de las mujeres caribeñas, al tiempo que propone caminos hacia la reapropiación del cuerpo, la memoria y la identidad. Su trabajo invita a pensar el arte no solo como representación, sino como praxis política, como gesto de sanación y como posibilidad de imaginar otros mundos. En un contexto donde las luchas feministas adquieren nuevas formas y sentidos, la obra de Paiewonsky nos recuerda que el cuerpo sigue siendo un territorio central de disputa y transformación.
