Designan al RUM como zona de conservación de la cóbana negra
Por Mariam Ludim Rosa Vélez (mariam.ludim@upr.edu)
Prensa RUM
viernes, 2 de septiembre de 2022
La Junta Administrativa del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM), cónsona con la política ambiental de la Universidad de Puerto Rico (UPR), designó zona de conservación un predio de los terrenos posteriores al edificio Jesús T. Piñero, ya que alberga un ecosistema que favorece la regeneración de árboles de cóbana negra (Libidibia monosperma), una especie amenazada y protegida por el Endangered Species Act del 1973
“Se trata de un ecosistema que alberga alrededor de una docena de árboles maduros parentales de cóbana negra que fueron sembrados más o menos en la década de 1950. Debajo de estos árboles, que tienen alrededor de 70 años de edad, se crea una alfombra de árboles juveniles que germinan de las semillas de la especie. Esto crea la oportunidad para el crecimiento de un bosque dominado por una especie que está en peligro de extinción en terrenos del Recinto”, explicó el doctor Oscar J. Abelleira Martínez, catedrático del Departamento de Ciencias Agroambientales del Colegio de Ciencias Agrícolas (CCA) del RUM.
Es la primera zona de conservación denominada en el sistema de la UPR, expresó, por su parte, la profesora Sally González Miranda, también catedrática de Ciencias Agroambientales y especialista del Servicio de Extensión Agrícola (SEA).
“Estamos siendo vanguardistas en la protección de los terrenos, no solamente agrícolas, sino también de bosques naturales. Con esta designación, establecemos una pauta de lo que es ser una Universidad que está mirando cómo cuidar y conservar los recursos naturales”, sostuvo la educadora.
Mientras, Abelleira Martínez agregó que actualmente las únicas poblaciones conocidas de cóbana negra se encuentran solamente en el noroeste y suroeste de Puerto Rico, y en el sureste de República Dominicana. De hecho, en el Recinto existen también algunos ejemplares en la Finca Alzamora, en el margen de la Quebrada del Oro cerca del laboratorio de Artes Plásticas, y en los predios del edificio de Servicios Médicos.
“Esta área de conservación tiene un gran valor para la conservación, porque no solo están los árboles parentales, sino están los árboles juveniles creciendo de forma natural, y semillas y frutos que se pueden utilizar para propagar y llevar la especie a otros lugares para apoyar los esfuerzos de rehabilitación”, señaló.
Explicó que trabajan en elaborar un plan de manejo que contemple el desarrollo de un bosque en el área.
“Al inicio de esa etapa temprana, la sucesión se caracteriza por muchos árboles tratando de dominar, pero eventualmente algunos de ellos salen adelante y se convierten en árboles grandes y maduros. Esos predios se inundan frecuentemente y, en este caso, eso le otorga valor a la conservación porque la especie se propaga en un ecosistema húmedo”, añadió.
Este proyecto de conservación también representa una oportunidad didáctica y de investigación para los alumnos del Recinto.
“Nos llena de gran entusiasmo integrar a nuestros estudiantes en esta regeneración. Es una dinámica bien diferente y una manera de enseñar los conceptos de la conservación activa en el campus. No tenemos que viajar a verlo, ¡está aquí!”, afirmó González Miranda.
El plan de conservación contempla objetivos a corto y largo plazo que fluctúan de cinco a 10 años.
“Algunos objetivos a corto plazo son lograr que esa vegetación se le dé la oportunidad de crecer, incluyendo esos árboles de cóbana. Asimismo, establecer algunas medidas más prácticas para evaluar la respuesta de esa pequeña comunidad de árboles juveniles. Vamos a manejar ese componente de forma tal que, a largo plazo, podamos tener árboles que lleguen a cierto tamaño”, concluyó.