El duelo cuando perdemos una mascota
Javier Valentín Feliciano (javier.valentin@upr.edu)
Prensa RUM
viernes, 21 de octubre de 2022
El Departamento de Consejería y Servicios Psicológicos (DCSP), adscrito al Decanato de Estudiantes del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM), realizó un conversatorio sobre el vínculo humano con un animal de compañía y el duelo que se enfrenta ante su pérdida. La charla, denominada Vidas que dejan huellas, tuvo como propósito educar sobre el impacto emocional que representa este proceso. Además, sirvió para dar a conocer la iniciativa Huellas en el corazón, dirigida a la comunidad colegial afectada por esta triste partida.
“Esta actividad sirve de preámbulo para anunciar el grupo de apoyo que vamos a tener en el Recinto que se enfocará en trabajar el proceso de duelo ante la pérdida de una mascota. Asimismo, el objetivo de hoy es educar sobre los lazos que unen a los humanos y los animales, así como algunas maneras de afrontar y manejar la difícil situación de no tenerlos cerca ya. El proyecto surgió porque me percaté que desde que inició la pandemia, ha aumentado la necesidad de crear espacios para validar los sentimientos que se experimentan en estos casos. Incluso, he tenido que acompañar a muchos estudiantes en este proceso cuando pierden a su mascota o a su animal de compañía”, expresó la doctora Laura I. Díaz Pagán, psicóloga clínica del DCSP.
La iniciativa también incluye brindar ayuda de manera gratuita a empleados docentes y no docentes del Recinto, así como a la comunidad en general. El grupo se reunirá el primer martes de cada mes a las 10:30 a.m. en la Sala de la Tranquilidad, en el cuarto piso del Centro de Estudiantes.
“Las mascotas forman parte de nuestra familia y promueven el bienestar de la salud física y mental. Tener que salir a pasearlos todos los días, en el caso de perritos, es una actividad física tanto para el animalito, como para uno. Existe una mayor sociabilidad con los demás, uno conoce otras personas, quizás comienzas en grupos o comunidades de papás o mamás perrunos o gatunos; en fin, son muchos los beneficios”, agregó.
Por su parte, la doctora Úrsula Aragunde Kohl, quien preside la organización Puerto Rico Alliance for Companion Animals, habló sobre la relación humano animal y el duelo que ocurre cuando se pierde un animal de compañía y cómo validar ese dolor.
“Cuando uno está pasando por una pérdida de una mascota, si tiene otros animales en el hogar, nos podrían ayudar a manejar la tristeza de una forma más saludable, pero no es el caso de muchas personas. Así que pasan por un duelo, por lo que parte de la intención de esta actividad es reconocerlo y darle voz al dolor, que muchas veces nos sentimos avergonzados por esos sentimientos porque la mayoría de la gente dice: ‘Ah eso es solo una mascota’. Le queremos dar voz a eso”, expresó la también profesora de la Universidad Ana G. Méndez, quien acudió en compañía de sus dos perros de terapia Óreo y Pascua.
“Es muy importante que podamos hablar del duelo por una mascota. No obstante, dentro de la información que identifiqué como investigadora, se ha descubierto que la mayoría de los puertorriqueños entendemos que las mascotas son familia, pero no se reconoce ni en los trabajos, ni en las escuelas cuando las perdemos. Entonces, tenemos que empezar a validar esa relación como una igual de importante que cualquier otro miembro de la familia”, agregó.
Por otro lado, la doctora Yahaira Segarra Ortiz, subdirectora del programa graduado de Psicología del recinto mayagüezano de la Universidad Carlos Albizu, conversó sobre los procesos que experimentan los seres humanos ante un momento de duelo por la pérdida de un animal de compañía.
“Una de las investigaciones recientes que hicimos durante la pandemia del COVID-19, arrojó que la mayoría de la gente piensa que sus animalitos de compañía son familia. Cuando fallecen, el dolor que sienten es tan intenso como el de perder a un ser querido. Algunas personas, que tal vez que no han experimentado ese vínculo porque no lo viven ni tienen mascotas, pues no reconocen que ese sufrimiento es real. Sin embargo, considero que hemos ido evolucionando un poco, en la medida en que nuestros animalitos han ganado un rol más principal en nuestra cultura y sociedad”, indicó.
Añadió, además que el Código Civil en el 2020 reconoció que los animales de compañía cuentan con unos derechos adicionales, se consideran seres sensibles y son excluidos de la definición de bienes o cosas muebles. De esa manera, se valida que sienten y prevalece un vínculo entre el ser humano. Cuando esa relación finaliza ante la muerte, ocasiona dolor. Por lo tanto, es imprescindible que los espacios laborales consideren que se otorgue una licencia por una pérdida de una mascota.
“Considero que todavía nos falta mucho en qué trabajar en ese aspecto y porque ahora somos familias multiespecies, ya que no todos somos humanos en esa familia, hay otras especies, gatos, perros, caballos, el animalito que sea. Se tiene que empezar a reconocer que ese dolor es incapacitante en ocasiones, en esos primeros días. Igual que como tenemos una licencia por duelo ante la pérdida de un ser querido, pues deberíamos ir pensando cuando llega ese momento tan impactante. Ese dolor incapacita para poder reincorporarse al trabajo”, sostuvo.
Además de la presencia de la organización Puerto Rico Alliance for Companion Animals, la cual se dedica al rescate de animales en las calles desde el 2010 y que tiene un santuario en Cayey, también asistieron portavoces de las organizaciones Puppy RUM, Pet Friendly Puerto Rico, Puerto Rico Therapy Dogs y House of Dogs.
Dos colegiales que se hospedan con sus mascotas
Cuando un estudiante universitario considera iniciar estudios en el Recinto Universitario de Mayagüez es posible que no pueda llevarse a su mascota por el cambio de vivienda, que implica realizar un acomodo en el hospedaje, pero este no fue el caso de las colegiales, Rigchel Díaz Clemente y Zaira Oñativia Berríos, quienes se mudaron para Mayagüez con sus animales de compañía.
En el caso de Rigchel, quien estudia su tercer año en Física y Geología, desde que cursaba en escuela superior su familia adoptó a Maya, una perra que su progenitora llevó al hogar, aunque su padrastro no estaba de acuerdo al principio. Sin embargo, con el paso del tiempo la mascota les robó el corazón tanto a sus padres como a sus otros hermanos y terminó quedándose en la familia.
“Me encontraba caminando por el recinto y vi la promoción de la actividad y decidí venir. Maya no me acompaña en las clases, pero la traigo con frecuencia cuando dispongo de tiempo libre. La tengo desde hace cinco años, me mudé a mi hospedaje que comparto con mi hermana, en donde permiten las mascotas. Ella me provee mucha tranquilidad y siempre está conmigo. No quiero imaginar si algún día deje de tenerla. El conversatorio me pareció muy pertinente, pues yo soy una animal lover”, indicó.
Mientras que Zaira, estudiante de Física, en febrero de 2021 rescató a su gato Luke cuando este fue atropellado por un vehículo en la carretera 14 en Ponce y perdió una de sus patas. Acto seguido, le proveyó asistencia veterinaria y ahora la mascota, no solo forma parte de su familia, sino que comparte la custodia con sus compañeros de hospedaje que lo cuidan.
“Tengo muy buenos amigos, porque en mi vivienda no me permiten tener animales. Ellos cuidan a Luke y entre todos nos repartimos la custodia. Es un gato muy cariñoso y agradecido, ya que él entiende que fui yo quien lo rescató y por eso él ve luces por mí. Es una mascota muy feliz con la vida. Cuando me hablaron del grupo de apoyo que pertenece al DCSP rápido dije que sí”, relató la voluntaria de Huellas en el corazón, y una vez culmine sus estudios, desea adquirir una finca con el fin de tener muchos animales.