Un legado profesional de éxito: Clase del 1973
Por Mariam Ludim Rosa Vélez (mariam.ludim@upr.edu)
Prensa RUM
sábado, 10 de junio de 2023
Recuerdan gratamente el Colegio de Mayagüez de su época y cómo la educación recibida les abrió las puertas para sus fructíferas trayectorias profesionales. Cincuenta años después de su graduación, regresan al campus para apadrinar a la centésima décima clase del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM). En esa ocasión, se graduaron 1,223 alumnos; 801 varones y 422 féminas. Esto representó un hito histórico en esa época, ya que hasta ese año, era la clase graduanda más numerosa desde la primera graduación colegial en el 1915.
Prensa RUM conversó con cuatro embajadores de la clase dorada, quienes coincidieron en que la experiencia educativa del RUM sentó las bases para su desempeño profesional.
“Ha sido un orgullo haber sido parte de la comunidad colegial. El Colegio me dio una educación muy sólida y hoy día sigue siendo la institución número uno en Ciencias, Matemáticas e Ingeniería y más sólida desde el punto de vista universitario en todo Puerto Rico”, sostuvo el ingeniero Leslie R. Quirós, egresado del Departamento de Ingeniería Química (INQU).
“Con la preparación que obtuve en el Recinto, logré trabajar inmediatamente en Fomento en San Juan. De ahí regresé a continuar mis estudios en maestría y luego proseguí estudiar un doctorado con una combinación de Ciencias y Alimentos, disciplinas que me apasionaban. Así que la educación que obtuve aquí y con los profesores con quienes hice mis trabajos de investigación me dieron esa oportunidad”, coincidió la doctora Edna Negrón, quien se graduó del Departamento de Química y es catedrática jubilada del Colegio de Ciencias Agrícolas.
“Aquí recibí una zapata increíble y a pesar de que tuve la oportunidad de cursar otros grados en escuelas graduadas, en el Colegio senté una muy buena base y me siento afortunada. Tuve profesores de diferentes nacionalidades: alemanes, españoles, argentinos, griegos y también boricuas. No puedo decir que uno haya sido mejor que otro, todos fueron excelentes y me enseñaron varios puntos que he utilizado en mi vida profesional y personal. Me ayudaron a pensar fuera de la cajita. El nivel de enseñanza fue excelente, de verdad que marcó mi vida y yo estaba bien clara que quería seguir progresando no solamente como persona, sino como profesional. De hecho, ya tenía bien claro que quería ser psicóloga industrial en ese momento”, afirmó, por su parte, la psicóloga y gerontóloga Ada M. Padró, egresada del Departamento de Ciencias Sociales.
“Toda mi trayectoria y mi vida, desde que me gradué en adelante, ha estado todo el tiempo de la mano con la profesión que estudié. De ahí crié mi familia, a mis hijas, y sigo practicando la profesión. Con mucho orgullo, en todas partes, digo que soy egresado de aquí del Recinto de Mayagüez”, dijo el ingeniero Edwin Vargas Rosas, exalumno del Departamento de Ingeniería Civil.
¿Qué consejos les dan a la centésima décima clase?
“Primero, tengo que dejarle saber que son privilegiados. Graduarse de este Recinto no lo hace cualquiera y el standing que tiene esta institución los hace, a su vez, que tengan su propio standing. Por esa razón, también vienen a reclutarlos continuamente y muchísimo tiempo antes de graduarse ya tienen prácticamente trabajo porque son reconocidos los egresados de aquí. Ya con ese bagaje adelantado, tienen un mundo por delante. Yo les recomiendo a los que se gradúan de Ingeniería, que obtengan su licencia profesional, aunque en otras partes no se lo requieran, ya que puede abrirles puertas. De ahí en adelante, participar con sus pares en las diferentes organizaciones profesionales, como: el Colegio de Ingenieros, la Sociedad Americana de Ingenieros Civiles, la menciono porque en estos momentos yo soy el presidente de esta Sociedad aquí en Puerto Rico. Son formas de tener conexiones con diferentes compañeros en diferentes partes, no solamente de la isla, sino en el mundo entero”, sostuvo Vargas Rosas, quien trabajó por cuatro décadas en la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados y ahora se dedica a su firma de consultoría.
Por su parte, Negrón resaltó la importancia de continuar estudios graduados.
“No se puede parar de estudiar. Uno termina una carrera, pero el desarrollo profesional va junto al amor que uno tiene por lo que hace, porque no encuentra que es como un trabajo, sino lo hace parte de su vida y su desarrollo. Igualmente, hay que continuar estudiando y dar un poquito de su tiempo para otras actividades que no sean solamente generar fondos para su sobrevivencia, sino para desarrollar la comunidad, a los estudiantes y a los compañeros de trabajo con ética. Este Recinto, cuando yo estudiaba, y entiendo que todavía lo es, se trabajaba con ética. Eso también fue parte de mi crecimiento profesional”, sostuvo la educadora quien laboró por cuatro décadas en el RUM.
Mientras, Padró hizo un llamado a reflexionar sobre la transformación personal.
“Les invito a que se pregunten hoy, el día de su graduación cómo eran ellos cuando comenzaron su carrera universitaria y cómo son hoy luego de cuatro a cinco años. Yo esperaría que una de las respuestas sea que no son los mismos, como dice el poema de Pablo Neruda: ‘Nosotros los de ayer, no somos los mismos’. Entonces, de haber habido un crecimiento, que reflexionen y se hagan esa pregunta: ¿Cómo he cambiado en estos últimos cuatro o cinco años de estudios universitarios? ¿Cómo esta zapata de aprendizaje que he obtenido me va a ayudar a escalar otras metas que me he trazado? Quiero pensar que la juventud que se va a graduar tiene metas más allá de obtener un grado de bachillerato. Entiendo que deben establecerse metas de superación porque Puerto Rico necesita personas que se reten y que piensen en verter lo que han aprendido para el progreso y beneficio de nuestra isla, que está pasando por unas etapas sumamente críticas, de que no se vayan y se queden en Puerto Rico”, puntualizó la propietaria de la empresa Servicios de Cuido & Psicogerontología, Inc.
Por su parte, Quirós enfatizó a los graduandos que “jamás olviden al Colegio”.
“Los estudiantes que se gradúan deben apoyar al alma mater inmediatamente que se gradúan y mantenerse proveyendo esa ayuda a través de los años, porque el Colegio los necesita”, concluyó.