Enseñar por cinco décadas en el Colegio de Mayagüez ha sido su máxima bendición
Por Javier Valentín Feliciano (javier.valentin@upr.edu)
Prensa RUM
viernes, 21 de julio de 2023
La profesora María I. Barbot Sosa tiene una trayectoria de cinco décadas como educadora en el Departamento de Ciencias Sociales (CISO) del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM). Prensa RUM quiso conocer más sobre su recorrido laboral y la veterana catedrática indicó que la oportunidad enseñar en su alma mater ha sido el mejor regalo que la vida le pudo obsequiar. El amor que recibe de sus discípulos de diferentes épocas es su mejor gratificación, agregó.
“En todo momento menciono que soy una persona bendecida. Empecé aquí inmediatamente me gradué de bachillerato. Al semestre después de haberme graduado, me nombraron como instructora auxiliar. Ese era un nombramiento para personas que todavía no tenían el grado de maestría, pero te daban la oportunidad de trabajar. Gracias a la fenecida doctora Eneida Bordallo de Rivero trabajé año y medio, luego me nombró como directora asociada de CISO. Fue una oportunidad exquisita, porque trabajar con ella fue una experiencia del otro mundo, ya que ella poseía una vasta experiencia administrativa. Mucho de lo que apliqué después cuando ocupé puestos administrativos fue continuando las enseñanzas que ella me dio, porque era una excelente administradora”, manifestó la académica, quien recibió su grado de bachillerato en la colación de grados del año 1970.
Durante esos años como estudiante subgraduada del programa de Historia, la profesora Barbot Sosa descubrió que la carrera académica sería su destino y comenzó sus estudios graduados. El Recinto le otorgó una beca y se marchó a Estados Unidos para comenzar una maestría en la Universidad del Estado de Nueva York, en Albany. En esa institución universitaria enseñó un curso de Historia de Puerto Rico, pero en idioma inglés.
“La experiencia fue muy enriquecedora. En ese momento, la Universidad estaba trabajando con los programas de estudios puertorriqueños, lo dirigía una joven puertorriqueña de Hormigueros, Edna Acosta Belén, cuando ella se enteró que yo estaba ahí y que había trabajado para la Universidad de Puerto Rico, me ofreció oportunidades de crecimiento académico. Acosta Belén me permitió, un verano que no tenía programado tomar clases, que dictara un curso de Historia de Puerto Rico, pero en inglés. Para mí fue una prueba, porque no es lo mismo hablar inglés, sino dictar la clase en ese idioma. Me siento muy orgullosa, ya que los estudiantes hacían evaluaciones sobre el desempeño de los profesores y los grupos me evaluaron con excelentes resultados”, indicó.
La historiadora, natural del barrio Las Arenas, en Cabo Rojo, se graduó en la década del setenta con un bachillerato en Historia, pero la vida la trajo de regreso a su terruño. Sus grados escolares los obtuvo en el sistema público escolar y bien temprano su maestra de Historia le dio la oportunidad de dar clases.
“Estudié en la escuela superior Luis Muñoz Marín y mientras cursaba el cuarto año, mi maestra del curso de Historia del Mundo Moderno me dijo que diera la clase, ya que había sacado buenas calificaciones y lo disfruté porque la Historia me apasiona. Los compañeros me pedían que les aclarara las dudas y me correspondió ayudarles”, añadió la hija de Tomás Barbot Figueroa y Carmen Socorro Sosa y hermana de otros nueve.
Durante 15 años se desempeñó como directora del Departamento de CISO, lo que según indicó, fortaleció su rol administrativo. Luego, por más de veinte años, fungió como Decana Asociada del Colegio de Artes y Ciencias.
“Mientras ocupé esos cargos estimulaba a los compañeros docentes para que se renovaran los programas académicos. Además, se establecieran nuevas iniciativas en ese periodo y muchos de ellos habían sido mis profesores, que siempre los traté con mucha deferencia, como trato a todo el mundo, porque les tenía un cariño especial. Fue una experiencia bonita también, porque a pesar de que yo era bien joven cuando llegué, en todo momento conté con su colaboración sin importar lo que fuera. Yo les decía: ‘Tengo un proyecto, ¿cuento con ustedes?’ De inmediato ya estaban a mi disposición para colaborar”, recordó.
Como docente de los cursos de Historia que ofrece en el Recinto, esta catedrática estimula a sus discípulos a realizar su desempeño académico con mucho compromiso. Durante su trayectoria académica enseñó Historia del Mundo Moderno, de Estados Unidos, de Rusia e Historiografía.
“Enseñar es una vocación, como todo trabajo, lo tiene que hacer con pasión, pero más en el campo de la enseñanza porque es como una brújula: usted guía y marca el norte que el estudiantado va a seguir. Puede hacer de ese estudiante un excelente profesional o frustrarlo para toda la vida. Creo que nosotros tenemos una tarea delicada como profesores, y más a este nivel que estamos preparando profesionales. No solamente debemos enfatizar el conocimiento de la materia, tenemos que irlo capacitando para ser un profesional responsable socialmente. No importa a lo que se dedique, todo implica una responsabilidad social y enseñarlo a trabajar por Puerto Rico”, recomendó.
La profesora Barbot Sosa recuerda las muestras de cariño que recibe de sus estudiantes. Por esa razón, continúa ofreciendo lo mejor de sus conocimientos en una disciplina como lo es la Historia.
“Enseñar es aprender dos veces, eso es definitivo. En todo momento, trato de ofrecer lo mejor de mí. Siempre he dicho que los estudiantes son los hijos del alma, porque si tú los guías, los entiendes, los orientas, ellos son muy agradecidos. Las expresiones más lindas las he escuchado de mis estudiantes”, concluyó la educadora, quien siempre recuerda con afecto a sus colegas Marian Lenci de Tapia, René Vázquez y Francisco Javier Tapia.