Siete Stefani Raffucci protagonizan secuela de ensueño
Por Ídem Osorio De Jesús (idem.osorio@upr.edu)
Prensa RUM
viernes, 14 de junio de 2019
Con un desenlace impactante; tal como una entrega cinematográfica que rompe récords y desencadena pasiones multitudinarias. De esa manera vivieron la aventura siete estudiantes del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM), con papeles protagónicos en la centésima sexta colación de grados por culminar su jornada académica con promedio perfecto.
Su ahora alma mater les tendió una alfombra verde en la que brillaron como todas unas estrellas al concederles el máximo galardón, el premio Luis Stefani Raffucci, en la graduación que se celebró el pasado viernes, 14 de junio en el Coliseo Rafael A. Mangual.
Estos dignos representantes de la generación centennial o pos millennial, demostraron sus infinitos talentos, como creativos, innovadores, emprendedores, pero -más que nada- como aspirantes a ser agentes de cambio. Las dos féminas y los cinco varones completaron su grado de bachillerato con un índice de 4.00 puntos, nunca recibieron una calificación de F y solo tuvieron una o ninguna baja en el transcurso de su carrera. Esto, sin contar con su ejecución extracurricular, así como el bagaje de experiencias investigativas, educativas y sociales, que les permitió desarrollar su capacidad profesional.
Ahora, desde sus campos de la Ingeniería, Ciencia Animal, Biología y Matemáticas, se aprestan a escribir nuevos capítulos en sus biografías y a interpretar roles de mayor peso en los próximos estrenos que, sin duda, engalanarán.
Los premiados este año son:
Xaimarie Hernández Cruz
Premio Luis Stefani Raffucci
Premio Estudiante de mayor índice académico de la Facultad de Ingeniería
Premio Frederick W. Taylor Mejor estudiante del Departamento de Ingeniería Industrial
La aguadeña de 24 años aseguró que su experiencia en el Colegio estuvo llena de múltiples retos, pero ningún imposible. Esa fórmula fue posible, en gran medida, por el apoyo incondicional de sus seres queridos, a quienes atesora. Igualmente, agradece a sus mentores y a la institución por las puertas que le abrieron en su paso para desarrollarse como investigadora, presentar sus resultados en conferencias y participar en internados.
Esa base fue imprescindible para su próximo paso como ingeniera. Del Barrio Mamey del pueblo que la vio nacer, se trasladará a un nuevo escenario en el desierto de Estados Unidos para comenzar su doctorado en Arizona State University, a donde partirá en agosto para concentrarse en Estadística industrial.
“Una vez concluya con mis estudios doctorales, quisiera obtener un trabajo en la academia, ser profesora. Primordialmente, me encantaría regresar a mi alma mater, el Colegio, para educar a las futuras generaciones en el campo de la ingeniería industrial. No obstante, mantengo una actitud positiva a las puertas que se me pudiesen abrir en mi porvenir”, admitió.
Sobre el premio que rinde tributo a su gesta, reiteró su inmenso orgullo y agradecimiento.
“Todos en mi hogar estamos muy felices y emocionados por este logro tan especial. Saber que mi desempeño como estudiante es reconocido, nos llena de mucha satisfacción. Representa la dedicación, esfuerzo y perseverancia que he tenido durante mis años universitarios. Dedico este galardón a mi familia y a Dios”.
André Hernández Espiet
Premio Luis Stefani Raffucci
Premio Estudiante de mayor índice académico de la Facultad de Artes y Ciencias
Premio Karl Friedrich Gauss Mejor estudiante del Departamento de Matemáticas
En su travesía por el sendero colegial, se aseguró de dejar huellas que trascienden, ya que aportó con sus investigaciones al campo que le apasiona. En la más reciente convención de las entidades que agrupan a los expertos matemáticos de Estados Unidos, obtuvo el premio Outstanding por su proyecto, cuyo hallazgo proporcionó una técnica más simple y efectiva para determinar qué números enteros no pueden ser factorizados.
A sus 21 años se siente más que listo para proseguir su ruta en Rutgers University, en Nueva Jersey, institución que lo admitió y becó para completar un doctorado en la misma disciplina académica de sus estudios subgaduados.
Al ser abordado sobre su plan a largo plazo, el sanlorenceño no dudó al revelar que será un catedrático de matemáticas con todas las responsabilidades investigativas y docentes que conlleva esa profesión.
“Mi carrera universitaria ha sido una gran experiencia en la que he podido educarme con una variedad de profesores matemáticos de primera. También he conocido a personas con vivencias e intereses similares a los míos, así como otras con las que tal vez no hubo mucho en común, pero todo ha abierto mi perspectiva sobre el mundo”, expresó, al tiempo que reconoció que sus sacrificios valieron la pena.
“Este premio lo reafirma. A pesar de situaciones y desafíos como la huelga y los huracanes, se logró. Todo lo vivido me enseñó que con trabajo duro y responsabilidad, pude alcanzar la meta que me propuse desde el principio del bachillerato”, subrayó.
Edgard Alvin Lebrón Rodríguez
Premio Luis Stefani Raffucci
Premio Estudiante de mayor índice académico de la Facultad de Ingeniería
Premio Luis C. Monzón Mejor estudiante del Departamento de Ingeniería Química
Profundo agradecimiento. Es como mejor resume su sentir este ingeniero químico al repasar su trayectoria por el campus mayagüezano de la Universidad de Puerto Rico (UPR).
“El Colegio me ha brindado muchas experiencias que me han hecho crecer personal y profesionalmente, y me ha ayudado a adquirir una perspectiva única que en ningún otro sitio pude haber obtenido. Estoy sumamente agradecido de mi vivencia”, declaró el oriundo de Toa Alta.
Edgard también desea dejar huellas en su carrera que tengan impacto en otros jóvenes y en el mundo entero. Para ello, iniciará estudios graduados en su disciplina en la Universidad de Wisconsin-Madison, donde espera completar su disertación en el área de catálisis.
“Quiero ser profesor y tener mi propio grupo de investigación; contar con una parte activa en la educación de estudiantes y aportar a través de la investigación en soluciones para el mejoramiento de la vida de los seres humanos”, abundó el graduado de 23 años.
Sobre su galardón, enfatizó el rol de un grupo de colaboradores imprescindibles en este mérito.
“Todos los esfuerzos, interacciones con mis amigos y el apoyo incondicional de mis padres dieron fruto en obtener este premio. Aunque se le otorga a una persona, esto se logra con un buen equipo que te apoya”.
Carlos Alberto Monroig Rivera
Premio Luis Stefani Raffucci
Premio Estudiante de mayor índice académico de la Facultad de Artes y Ciencias
Departamento de Biología
En una vivencia transformadora se traduce la ruta trazada por este biólogo sangermeño en territorio de Juanas y Tarzanes, quien pudo conocerse mejor a sí mismo y crecer, académica y personalmente.
Esa madurez y preparación adquiridas le abrieron las puertas para iniciar sus estudios en Medicina, tan pronto como el mes entrante, en la Ponce Health Science University. A largo plazo, y con la juventud de 21 años, tiene muy claro en que se convertirá en un fisiatra subespecializado en Medicina Deportiva.
“Recibir el Luis Stefani Raffuci es un honor y tiene un gran significado, ya que demuestra todo el sacrificio hecho durante mi bachillerato. En el galardón están todos mis años de esfuerzo, dedicación y la determinación que me inculcaron mis padres durante toda la vida”, señaló.
Mónica María Rodríguez Jiménez
Premio Luis Stefani Raffucci
Premio Miguel A. Lugo López a Estudiante de mayor índice académico de la Facultad de Ciencias Agrícolas
Premio Samuel Basherov Mejor estudiante del Departamento de Ciencia Animal
La medicina veterinaria fue una carrera que siempre le apasionó. Así que al momento de ingresar al recinto mayagüezano de la UPR, tuvo su norte muy fijo en lo que alcanzaría al final del trayecto. Cuatro años más tarde, la transportan a una especie de recuento recreado en su propio filme.
“Mi vivencia en el Colegio es como ser parte de una película: tuvo su principio intrigante, su desarrollo extenso, elaborado y complicado, y su final feliz. La Universidad me brindó la emoción de comenzar a ver mis metas de forma alcanzable, me retó a crecer y diversificar mis intereses, y me impulsó a dejar entrar personas en mi vida que permanecerán en mi corazón por siempre”, expresó Mónica, de 22 años y quien tuvo la responsabilidad y emoción de portar la bandera colegial en la graduación de la sesión de la mañana.
Su preparación la lleva ahora a proseguir estudios graduados en Medicina Veterinaria en la Universidad de Pennsylvania, con interés mayormente en los animales de finca, así como su relación con el medio ambiente y los humanos.
“Mis planes a largo plazo, a nivel profesional me devuelven a Puerto Rico, pues quisiera convertirme en la profesional que tanto mi país necesita. Impulsada por la ciencia, valores e interés social, quiero formar parte de las iniciativas e investigaciones sobre el control de enfermedades que no tan solo afectan a mis pacientes, los animales, sino también al pueblo puertorriqueño”, precisó la embajadora de Trujillo Alto.
Sobre su premio, aseveró que es la evidencia de que el cielo “dejó de ser mi límite, desde el momento que me propuse hacer realidad mis sueños y que decidí brillar en mi alma mater”.
Alberto E. Serrano Vargas
Premio Luis Stefani Raffucci
Premio Estudiante de mayor índice académico de la Facultad de Ingeniería
Premio Luis C. Monzón Mejor estudiante del Departamento de Ingeniería Química
Si algo tiene claro este isabelino de 24 años es que la lucha por lo que se aspira en la vida está llena de desafíos. Así define su recorrido para alcanzar la más preciada meta, su educación universitaria, una de constantes sacrificios, retos y horas de esfuerzo. No obstante, sobrepasar esos obstáculos, fue el motor para crecer, madurar y valorar lo que siempre perdura en la memoria.
“Me llevo del Colegio tantas enseñanzas y recuerdos, pero más importante, muchos momentos de alegría que siempre permanecerán conmigo”, admitió el ingeniero químico.
Ahora que ve materializado esa parte tan relevante de sus sueños, se propone conquistar nuevos horizontes con el bagaje adquirido.
“Quiero desempeñarme al mejor grado de mis habilidades en una organización, preferiblemente orientada a la salud, en donde pueda poner en práctica todo lo aprendido en estos pasados seis años. A largo plazo, me veo como líder en dicha empresa, liderando y manejando proyectos innovadores”, aseguró.
Su nobleza y humildad transpiran por la piel de este recién egresado de sangre verde, quien tuvo varios motivos de inspiración en el camino.
“El sentimiento y significado que tiene este logro es simplemente indescriptible. Es algo que no contemplaba posible, pero lo alcancé. La meta siempre era aprender, pero pensaba: si puedo dar un poco más, ¿por qué no hacerlo? Y más aún, me satisface el hecho de obtenerlo cuando a la vez que estudiábamos, mi esposa y yo, criábamos un niño que hoy tiene tres añitos. Me complace saber que algún día podré decirle que todo en la vida se puede; que ante nuestras metas no hay excusas siempre y cuando haya un deseo vehemente y genuino de triunfar”, puntualizó.
Samuel D. Torres Sáez
Premio Luis Stefani Raffucci
Premio Estudiante de mayor índice académico de la Facultad de Artes y Ciencias
Premio Karl Friedrich Gauss Mejor estudiante del Departamento de Matemáticas
Desfiló en su graduación ya como todo un profesional del campo laboral, pues se desempeña como ingeniero de software en la compañía Facebook, en Seattle, Washington desde febrero pasado. Tras culminar su bachillerato en Ciencias de Computación el pasado diciembre, Samuel se lanzó a esa competitiva entidad en la que fue reclutado de inmediato.
Un día antes de su graduación, cumplió 23 años, y prácticamente se bajó de un avión desde Irlanda, a donde acudió por viaje de trabajo, para llegar a la Sultana del Oeste a recibir su premio y grado de manera oficial.
Este emprendedor joven relató que la oportunidad de vivir fuera de su país ha sido retadora, llena de cambios culturales, de acoplarse al clima, pero muy buena en general. Al mirar su logro, tiene la certeza de haber recibido una educación de excelencia que aprovechó y ahora es sumamente “gratificante ver los frutos del trabajo de estos cuatro años”.
Sumamente preparado, así se define el matemático experto en computación, quien se concentra en el día a día y disfruta formar parte de la plantilla de una compañía de tanto prestigio. Más adelante, contemplará si seguir estudios graduados o moverse hacia nuevos rumbos en la industria.
“Me siento muy especial y estoy muy agradecido por el esfuerzo de mis profesores para prepararme. Claramente, no estuviera aquí si no fuera por ellos y por todos los que me ayudaron a llegar y hacer todo lo que estoy haciendo”.
Sobre su alma mater, reconoció que representa comunidad, esfuerzo y valentía “especialmente en estos momentos difíciles que estamos pasando; el Colegio es muchas cosas, es mi casa porque aunque soy de Bayamón, en cuatro o cinco años viviendo aquí, uno siempre se envuelve en la comunidad, se siente parte; la sangre verde corre, es el hogar”.