Por Azyadeth Vélez Candelario (yadeth@uprm.edu)
Prensa RUM
viernes, 8 de noviembre de 2019

La Subestación Experimental Agrícola de Isabela, adscrita al Colegio de Ciencias Agrícolas (CCA) del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM), es la sede del Laboratorio de Biotecnología y Patología Vegetal, instalación que tiene el objetivo primordial de desarrollar e implementar métodos de vanguardia en la detección de patógenos de plantas y su manejo a nivel de campo.

Su reciente inauguración reunió a facultad, empleados y visitantes, quienes presenciaron charlas de las investigaciones que allí se llevan a cabo, al igual que disfrutaron de un recorrido por las instalaciones.

“Este laboratorio tiene como misión desarrollar nuevos protocolos en la detección de patógenos de importancia económica en plantas y en el manejo de organismos, a nivel de campo. Así que, para esto, vamos a estar implementando técnicas aplicadas y de vanguardia en términos moleculares y biotecnológicos para lograr esa meta que nos hemos establecido”, detalló la doctora Merari Feliciano Rivera, directora de la instalación.

De acuerdo con la también catedrática del Departamento de Ciencias Agroambientales del CCA, desde el año 2012 inició el proceso de crear el Laboratorio, el que comenzaron en un “cuartito bien pequeñito” hasta lograr el que tienen en la actualidad, en el que se realizan trabajos de investigación que impactan directamente al agricultor, especialmente, en el cultivo de ñames y guineos, entre otros, para producir una semilla limpia.

“En términos de costo, estamos hablando de uno sumamente alto. Los esfuerzos comenzaron con múltiples subvenciones para obtener estos equipos, que mientras más especializados son, más costosos. Así que, con la colaboración del grupo de investigadores, conseguimos el dinero suficiente para ir equipándolo”, expuso la directora.

Precisamente, el equipo lo integran los doctores Martha C. Giraldo Zapata, también catedrática de Ciencias Agroambientales, y Wilfredo Robles Vázquez, decano asociado de la Estación Experimental Agrícola (EEA) del RUM. Asimismo, han contado con donaciones de equipo por parte del sector farmacéutico, según sostuvo Feliciano Rivera.

“Este espacio viene a reforzar la investigación y los recursos que tenemos en la EEA relacionados con biotecnología, protección de cultivos y la identificación de enfermedades que afectan los cultivos de Puerto Rico”, indicó, por su parte, el doctor Robles Vázquez.

“Específicamente, en la EEA de Isabela nos dedicamos a la conservación de cítricos, distintos frutales, como yautía y ñame. Tenemos variedades que crecen aquí y se conservan para producir la semilla que necesitan los agricultores de Puerto Rico”, señaló.

Agregó que gran parte de los trabajos investigativos son efectuados por estudiantes, quienes tienen la oportunidad de realizar sus prácticas en el lugar, que cuenta con un grupo de 10 integrantes, entre los que se incluyen los alumnos graduados y subgraduados, así como Yanira Miranda, quien funge como técnica del novel laboratorio.

De hecho, durante la inauguración, varios de esos investigadores presentaron sus propuestas científicas, ante una audiencia que incluyó personal docente y no docente del Colegio, al igual que visitantes y clientes de la subestación.

Entre estos, estuvieron los doctores Elvin Román Paoli, decano interino del Colegio de Ciencias Agrícolas; el agrónomo Eric Irizarry, decano asociado y subdirector de las estaciones experimentales; y el doctor Agustín Rullán Toro, rector del RUM, quien agradeció a las doctoras Feliciano Rivera y Giraldo Zapata por su compromiso con la institución y con sus alumnos.

“Ellas han estado haciendo sus estudios y querían tener un lugar, donde los estudiantes pudieran, por un lado, practicar parte de la teoría que aprenden en sus clases, además de poder llevar a cabo investigaciones importantes con el cultivo de ñames y guineos, y han hecho grandes hallazgos científicos en esta Estación experimental, que es una rama importante del RUM”, sostuvo el Rector.

La EEA isabelina, conocida como La Granja, consta de 68 cuerdas de terreno y fue la primera de todas las subestaciones colegiales.