Publican hallazgos preliminares sobre investigación del efecto del COVID-19 en la industria de carne puertorriqueña
Por Redacción (prensa@uprm.edu)
Prensa RUM
viernes, 28 de enero de 2022
Un grupo de científicos del Colegio de Ciencias Agrícolas (CCA) del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) de la Universidad de Puerto Rico (UPR), presentó los hallazgos preliminares del proyecto titulado Fighting COVID-19: Assessment of the Impact of Agricultural Extension Training on COVID-19 in the Meat Supply Chain in Puerto Rico, cuyo propósito fue investigar el impacto de la educación provista por el Servicio de Extensión Agrícola (SEA) sobre el COVID-19 en la cadena de suministro de carne en Puerto Rico.
“Los objetivos específicos de esta investigación fueron: (1) estudiar el efecto de la capacitación en línea del SEA en la prevención de COVID-19 en el conocimiento de las medidas de seguridad de los trabajadores de la carne, (2) evaluar el efecto de la capacitación del SEA en la prevención de COVID-19 sobre la probabilidad de la presencia de material genético de SARS-CoV-2 (agente causal de COVID-19) en la cadena de suministro de carne, (3) estudiar el efecto de la capacitación del SEA en la prevención de COVID-19 en la cadena de suministro de carne, y (4) evaluar los factores que afectaron la producción de carne en Puerto Rico desde que se inició la pandemia”, indicó el doctor Julio C. Hernández Correa, investigador principal de la propuesta y catedrático del Departamento de Economía Agrícola y Sociología Rural del RUM.
Hernández Correa y los coinvestigadores del proyecto: los doctores Alexandra Gregory, Fernando Pérez, y María Rodríguez, así como los doctores Myrna Comas, Robinson Rodríguez, Edly Santiago y la profesora Aixa Serrano, del Colegio de Ciencias Agrícolas, y la doctora Magda Latorre, del Departamento de Ingeniería Química, diseñaron una investigación de métodos mixtos en los que combinaron análisis cualitativo y análisis cuantitativo.
“Como parte del análisis cualitativo se llevaron a cabo varios grupos focales para estudiar el conocimiento de las medidas de seguridad de los trabajadores de la carne y la experiencia de estos en el área de trabajo en medio de la pandemia. Además, se realizó una encuesta a los gerentes de las agroempresas y plantas procesadoras de carne sobre eventos sociales y económicos que afectaron la producción durante la pandemia. Se realizó una encuesta a los participantes antes y después de la capacitación para conocer su conocimiento sobre las medidas de seguridad para el COVID-19. Por último, se realizó un muestreo para detectar material genético del SARS-CoV-2 en las áreas de trabajo”, indicó.
De hecho, el grupo de investigadores, que también integró a estudiantes graduados, visitó 18 establecimientos que incluyeron mataderos, ganaderías y plantas de procesamiento de carnes.
“Entre los hallazgos de mayor importancia estaban que al principio de la pandemia, los participantes sintieron en su mayoría ‘mucho miedo’ no solo por el reto que representa la pandemia a la salud y seguridad de ellos y sus familias, sino por la falta de fuentes confiables de información sobre cómo proceder. Esta falta de confianza estuvo marcada por tres fuentes principales de acuerdo con los participantes. La primera, fue la desconfianza hacia un gobierno que en medio del inicio de la pandemia se vio involucrado en actos de fraude relacionados con la compra de pruebas de detección para COVID-19 fatulas. Segundo, la falta de confianza en la información provista por los distintos medios de comunicación, tales como los programas de televisión, páginas de internet y las redes sociales electrónicas que ofrecían información contradictoria. Tercero, la dificultad en entender la información y el proceso científico que va cambiando las directrices, según se van recopilando y evaluando los datos, tal y como uno de los participantes lo expresó: la ciencia un día dice una cosa y al otro dice otra. Los participantes mencionaron como ejemplo, la directriz original de usar guantes en espacios públicos, que luego fue contraindicada cuando se comenzó a documentar que el uso de guantes no reducía el riesgo de contagio”, relató.
Por otra parte, destacó que al preguntarles sobre las medidas y prácticas de prevención y protección utilizadas por ellos y sus familias, la mayoría demostró conocimiento y el uso de prácticas adecuadas. El lavado de manos, uso de alcohol o desinfectante de manos, uso de mascarilla, mantener distanciamiento, quedarse en sus hogares, desinfectar las compras y ‘otras cosas que entran a la casa desde la calle’, así como limitar las visitas a sus hogares, fueron las más mencionadas.
“Sin embargo, en la interacción entre los participantes que provoca el grupo focal como metodología de investigación cualitativa, había confusión y discrepancia sobre detalles de cómo realizar el lavado de manos correctamente, tipos de mascarillas apropiadas, las distancias seguras en el lugar de trabajo, así como la seguridad y efectividad de las vacunas contra el COVID-19 que justo habían sido autorizadas por los CDC, cuando se llevaron a cabo los grupos focales. Estas áreas de detalle y mejoramiento en los conocimientos y las prácticas en la prevención y protección de COVID-19 han sido ya integradas a la campaña y actividades educativas que se desarrollaron, como parte de este proyecto para propiciar un ambiente de seguridad ocupacional para el obrero. Esto a su vez, garantizará que nuestra industria de la carne en Puerto Rico continúe prosperando y el pueblo puertorriqueño siga disfrutando de productos de carne de la más alta calidad”, sostuvo.
Además, se llevó a cabo una encuesta en la que participaron 108 recursos humanos de la industria de carne.
“Se les ofreció una capacitación mediante la presentación de un video pregrabado de una hora de duración, en relación a las medidas de prevención en el área de trabajo. También se les preguntó acerca de sus destrezas y prácticas sobre higiene y medidas de prevención del virus previo a la capacitación. Una vez culminada la capacitación se les preguntó nuevamente sobre conocimientos, destrezas y prácticas sobre higiene y medidas de prevención”, afirmó.
Agregó que la encuesta encontró que la mayor parte de los encuestados tenía conocimiento sobre las medidas de distanciamiento físico.
“El 96 por ciento conocía que la distancia mínima para prevenir el contagio es de seis pies, y el 94 por ciento reportó que si daba positivo a COVID-19 debía permanecer en su casa. A pesar de esto, se identificaron áreas de oportunidad de adiestramiento en las fuentes de transmisión y en las medidas de higiene. Se encontró que 22 por ciento no conocía que el COVID-19 se transmite por gotas que se expulsan de la boca al toser, estornudar y hablar entre personas a menos de seis pies de distancia. También, el 19 por ciento de los encuestados indicó que el tiempo mínimo para lavarse las manos era de menos de 20 segundos. Se sabe que el tiempo mínimo para lavarse las manos con agua y jabón y romper la capa de lípidos que recubre el COVID-19 es de 20 segundos”, explicó.
“Otro de los resultados que llamó nuestra atención fue que solo el 28 por ciento de los encuestados pudo identificar cuál es la agencia que vela por la seguridad y salud de los trabajadores, esta es PROSHA. A pesar de ello, el 78 por ciento mencionó que Ley de Seguridad y Salud Ocupacional tenía el propósito de reducir los riesgos en los lugares de trabajo e implementar programas de salud y seguridad. Fue visible el interés de los trabajadores por el módulo en el que discutía la legislación y las normativas en torno a seguridad y salud ocupacional para los trabajadores”, señaló Hernández Correa.
Del mismo modo, el proyecto evaluó la presencia de SARS-CoV-2 en las ganaderías y las plantas de producción de carnes. Para esto, se estableció un proceso de muestreo en un área de uso común de los empleados.
“Se utilizó un muestreo con un hisopo de algodón el cual fue almacenado y enviado a un laboratorio en Estados Unidos para detectar la posibilidad de material genético de SARS-CoV-2. En el verano de 2021, ninguno de los establecimientos evaluados se encontró presencia de material genético de la SARS-CoV-2”, enfatizó.
Por otro lado, indicó que durante el verano de 2021 se realizó una encuesta a los administradores de fincas de ganado de res con el motivo de estudiar los efectos de la cuarentena y el COVID-19 en sus operaciones.
“Se les preguntó a las empresas en qué mes tuvieron mayor dificultad para sus actividades comerciales y 50 por ciento de las empresas informó que el mes de mayo de 2020 fue el mes más difícil en la cuarentena para sus actividades comerciales. Es importante recordar que en mayo de 2020 ocurrió un cierre de emergencia o lockdown en la actividad económica y social”, señaló.
Además, les cuestionaron si habían recibido asesoría sobre el COVID-19.
“El 67 por ciento informó que no recibió asesoramiento. Solo una tercera parte de las empresas indicó que recibió algún asesoramiento del Departamento de Salud. Además, se le preguntó si habían recibido alguna ayuda económica, subsidio o incentivo para manejar los efectos de la pandemia. El 42 por ciento de los encuestados reportó que no había recibido ningún tipo de ayuda”, indicó.
“La mayoría las empresas reportó algún problema con sus insumos de producción durante la cuarentena y la pandemia. El 50 por ciento de las empresas tuvo problemas con la asistencia de los trabajadores durante la cuarentena. El 92 por ciento de las empresas señaló problemas con la contratación de empleados. También, el 92 por ciento de las empresas indicó problemas en la compra de materiales”, relató.
Añadió que igualmente la mayoría de los encuestados mostró problemas con las medidas de salud recomendadas por los CDC.
“En términos de medidas de seguridad, el 60 por ciento de los agroempresarios indicó que: (1) los empleados no utilizan las mascarillas si están solos, (2) que a veces se lavan las manos con jabón en el área de trabajo y (3) que nunca utilizan desinfectantes en los zapatos o botas en el área de trabajo. Esto supone la importancia de proveer y reforzar las capacitaciones en las medidas de bioseguridad en las fincas. Además de acentuar el monitoreo de las agencias como el Departamento de Agricultura Federal (USDA), el Departamento de Agricultura de Puerto Rico y del Departamento de Salud”, dijo.
De acuerdo con Hernández Correa, el estudio encontró que existen áreas de oportunidad de capacitación en las prácticas de higiene y en los modos de transmisión del COVID-19.
“Aproximadamente el 20 por ciento de los trabajadores presentó deficiencias en estos temas, por lo que se debe ofrecer mayor educación y capacitación. Cerca del 10 por ciento informó que no había sido capacitado ni por agencias del gobierno, las empresas o los medios de comunicación. Se debe hacer particular hincapié en atender a esta población no capacitada, ya que están en mayor riesgo de infección. A pesar de la falta de conocimientos en el tema de higiene, de las muestras tomadas en las empresas no arrojaron positivo a la presencia de material genético de SARS-CoV-2. Esto sugiere que por lo menos durante el periodo de la investigación, la industria de la carne de Puerto Rico no fue un foco de contagio para la COVID-19”, expresó.
Otro dato interesante que se desprendió del estudio fue que tres de cada 10 de las personas encuestadas necesitaría asistencia para completar la encuesta, lo que podría sugerir problemas de seguridad en las áreas de trabajo, dado que los empleados pueden pasar por alto instrucciones de seguridad o advertencias escritas.
“Esto implica que el SEA puede contribuir en la promoción e implementación de programas de alfabetización para los trabajadores agrícolas”, concluyó.