Harry B. Carter: Una vida de servicio que trasciende generaciones
Por Mariam Ludim Rosa Vélez (mariam.ludim@upr.edu)
Prensa RUM
viernes, 15 de julio de 2022
Quién diría que un boleto en un barco de carga desde California a Puerto Rico, solo para vacacionar, se transformaría en un legado que ha transcendido generaciones de colegiales.
Nos referimos al profesor Harry Baynes Carter, quien llegó a la isla por una invitación de su amigo y compañero de estudios de la Universidad de California, Berkeley, el doctor Rafael Sánchez, quien para esa época era catedrático del otrora Colegio de Agricultura y Artes Mecánicas (CAAM), ahora Recinto Universitario de Mayagüez (RUM).
“Harry estaba muy contento de visitar a Puerto Rico y mientras hacía la travesía en el barco de carga, recibió un cablegram del doctor Sánchez, ofreciéndole una vacante en el Departamento de Matemáticas. Harry no vaciló en aceptar esta gran oportunidad”, relata Gloryanna Rhodes, sobrina de educador en una reseña que detalla su llegada, en 1935, al Colegio.
A partir de ese momento, se dedicó a su vida profesional en la docencia, al servicio y filantropía, en la que impulsó el deporte del tenis al ofrecer clases gratis para los estudiantes.
“El carácter de Harry se amoldó perfectamente a la cultura puertorriqueña. Era afectuoso, sentimental y muy positivo. Aprendió a hablar y escribir el español bastante bien. Los que lo conocieron, de inmediato simpatizaron con él. Siempre decía que era de Mayagüez, ciudad de la que estuvo siempre muy orgulloso y a la que defendía como si realmente hubiese sido su tierra natal”, indica el relato.
Acá conoció a Ana Elena (Tutti) Biascoechea, y se casaron en 1936. Ella fue su gran colaboradora en la labor voluntaria de promover el deporte del tenis.
“Como estudiante en UC Berkley, Harry había participado en varios deportes y él quería lo mismo para sus estudiantes en Mayagüez. Pero en la década de los treinta, la situación económica era muy precaria y el presupuesto para programas deportivos era mínimo o no existía. Así que, el profesor Carter, obtuvo permiso del Colegio para dar clases de manera voluntaria y gratuitamente. Pronto, el tenis se hizo muy popular en el CAAM. Ayudó a muchos estudiantes que no podían comprar raquetas y bolas. Con sus recursos compraba el equipo necesario para que sus estudiantes pudieran practicar. Decía que todas las personas son capaces del éxito si se les da la oportunidad, si tienen buenos maestros y ellos hacen su mejor esfuerzo. Su esposa Tutti siempre estaba lista para ayudarlo en sus iniciativas”, detalla la sobrina del profesor fallecido en 1974.
Precisamente, en 1973, nueve meses antes de su deceso, la Fundación y Asociación Alumni le dedicó su Retorno Colegial. En 1988, 14 años después de su muerte, el profesor Carter fue instalado en la Galería Mayagüezana de los Inmortales del Deporte.
Una finca para la posteridad
Nacido en 1906, Carter tal vez nunca imaginó que su legado estuviera vivo 116 años después. Su amor por el terruño borincano, hizo que adquiriera una finca de 176 cuerdas en Mayagüez, lugar en el que disfrutaba estar en su tiempo libre, así como cultivar frutas y café.
“El 16 de junio de 1974, un Día de los Padres, Harry murió de repente en su casa en el Cerro de Las Mesas, en Mayagüez. A Dios gracias, tío Harry vivió una vida plena. La familia Carter Biascoechea, desea que la finca que tanto él disfrutó y que se está actualmente donando, sea para el Colegio de Mayagüez un recuerdo de la trayectoria y el amor que él le tuvo al Colegio”, concluyó Rhodes.
Y la donación se concretó con la firma de la escritura por Diana Biascoechea Perea, profesora retirada del recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico (UPR), en presencia de la entonces presidenta interina de la UPR, doctora Mayra Olavarría Cruz, y del rector del RUM, doctor Agustín Rullán Toro.
“Nos sentimos muy agradecidos por esta dádiva que nos brinda la oportunidad de recordar el legado de este gran colegial, cuyo compromiso con nuestra institución ha sobrevivido los tiempos. Del mismo modo, abre una ventana de posibilidades para que nuestros estudiantes del Colegio de Ciencias Agrícolas (CCA), puedan realizar investigaciones”, sostuvo Rullán Toro.
La finca, ubicada entre los barrios Limón y Rosario de la Sultana del Oeste, será administrada por la Estación Experimental Agrícola (EEA) del CCA.
“Estos terrenos nos brindan la oportunidad para que nuestros alumnos lleven a cabo proyectos de investigación en el área de conservación de recursos forestales. Van a poder tener un laboratorio para realizar sus prácticas de los cursos que se ofrecen, en ese tema, en el Departamento de Ciencias Agroambientales. De manera que, a partir de agosto, tendremos este recurso adicional muy valioso para complementar las clases e investigaciones”, expresó, por su parte, el doctor Raúl E. Macchiavelli, decano del CCA.
Mientras, Patricia Parés Parés, directora de la Oficina de Exalumnos y Filantropía, indicó que la finca esta valorada en unos $245 mil.
“Nos sentimos muy honrados con esta donación que hace la familia del profesor Harry Carter al RUM. Esta dádiva representa el espíritu colegial con este acto de desprendimiento y apoyo a las labores académicas y de investigación que realiza nuestro Recinto. Invitamos a los amigos del Colegio a emular este gesto filantrópico y continuar apoyando a nuestra centenaria institución”, puntualizó.