Lleno de logros y retos el Equipo de Diseño Sísmico
Por Ídem Osorio De Jesús (idem.osorio@uprm.edu)
Prensa RUM
viernes, 9 de noviembre de 2018
El Seismic Design Team del Departamento de Ingeniería Civil y Agrimensura (INCI), del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM), no solo logró consolidarse en los primeros seis lugares durante la más reciente competencia subgraduada de diseño en Estados Unidos, donde participaron 40 universidades de ocho países, sino que continúa firme en su ruta a fortalecerse ante los próximos retos.
Así lo reiteró Valerie Vélez Valentín, estudiante de INCI y capitana del colectivo que representó al RUM en el evento de categoría mundial que organiza anualmente el Instituto de Investigación de Ingeniería de Terremotos (EERI) y que este año se celebró a finales de junio en Los Ángeles, California.
En entrevista con Foro Colegial, la actual presidenta del capítulo estudiantil de EERI en el Recinto, rememoró el suceso que estuvo lleno de desafíos e iguales satisfacciones para ella y para sus cinco compañeros del grupo embajador integrado por: Yuan Calderón Rivera, Christian G. Marrero Santiago, Michael A. Quiñones Ríos, Milton Gabriel Rodríguez Santos y Bryan Acevedo Marrero.
“La costa oeste de los Estados Unidos se destaca por su gran actividad sísmica, así que fue un reto para nosotros diseñar para ese tipo de localización. Aún así, creamos y construimos un modelo, lo llevamos allá y vimos su excelente desempeño”, contó Valerie, sobre la prueba en la que su estructura, edificada según las especificaciones requeridas, debía soportar dos sismos diferentes.
Según afirmó la portavoz del colectivo, luego de verificar que su torre “787” llegara en buenas condiciones a las instalaciones, tras ser transportada por una compañía especializada desde la isla hasta Los Ángeles, el grupo realizó su presentación oral. En esta se incluyó una explicación de la parte estructural, otra de arquitectura y sobre cómo se comportaría el edificio si se construyera en escala real. Además, se justificó cuánto generaría en términos de ingresos porque, aparte de ser seguro, también debía ser rentable.
“Luego, tuvimos una confraternización entre universidades, que brinda la oportunidad de compartir con profesionales expertos en el área. En la etapa final del evento, colocan la torre en una mesa vibratoria que simula un terremoto. Este año se probó con dos sismos, uno que ya había ocurrido, que no nos dicen cuál es, y otro que nunca ha pasado, para comprobar la estabilidad del edificio. Gracias a Dios, pasamos las dos pruebas sin ningún tipo de penalidad y el Colegio aseguró su puesto dentro de los primeros seis”, subrayó, al tiempo que destacó el honor de ser reconocidos ante instituciones de muchos recursos y prestigio.
La actual consejera del equipo señaló que el proceso de preparación previo a la competencia también estuvo lleno de desafíos, ya que tenían que elaborar una propuesta sólida que pasara el filtro inicial antes de ser invitados por la entidad. Asimismo, dividieron su tiempo para buscar auspiciadores y recaudar fondos a través de distintas actividades para costear los gastos de materiales y del viaje.
En esta pasada ocasión, la torre constó de menos pisos, pero estos debían ser más altos, lo que añadía peso a la estructura. También se les requería utilizar una madera especializada conocida como balsa, que tuvieron que ordenar en el exterior.
“Cuando llegamos allá, vimos que las estructuras de las demás universidades eran de un color un poquito más oscuro que la nuestra y cuando preguntamos, es que utilizan láser para cortar la madera, que es súper preciso. Nosotros, en cambio, acá lo hacemos con nuestras herramientas, a mano, buscando cómo podemos reparar o enmendar errores que cometemos en el camino. A ellos les entregan todo cortadito como si fuera un rompecabezas, lo arman y ya. Tampoco tienen que buscar fondos. Así que, gracias a Dios, aparte de todo el trabajo manual y todo lo que pasamos, pudimos hacer una buena representación”, precisó la única fémina del equipo de seis representantes, mientras que los restantes tenían 12 miembros, divididos entre la ingeniería civil y la arquitectura.
A pesar de ser uno de los conjuntos más pequeños, los portadores de sangre verde se engrandecieron al ejecutar al máximo sus responsabilidades. Yuan tuvo a su cargo desarrollar el diseño estructural de la torre, mientras que Michael realizó un informe de actividad sísmica en el centro de la ciudad angelina. Por su parte, Milton Gabriel, se dedicó a la arquitectura al diseñar el vestíbulo del edificio y colaboró en la construcción de la torre. Bryan también fue el encargado del trabajo y diseño de la arquitectura. A Christian le tocó fungir como cocapitán y líder, al igual que la capitana Valerie, responsable de impartir instrucciones para que todo fluyera y optimizar la ejecución del equipo.
Luego de completar tres años en la agrupación, la ahora mentora adelantó que ya están preparando su próxima participación, que esta vez será a principios de marzo de 2019 en Vancouver, Canadá. La competencia de diseño sísmico coincidirá, como de costumbre, con la conferencia anual de EERI. La entidad publicó las reglas en octubre y le corresponde a los contendientes someter sus propuestas en noviembre.
“El de ahora es un equipo bien joven, casi todos son nuevos, así que por eso nos quedamos algunos de los que ya estábamos para poder ayudarlos y encaminarlos. Están bien emocionados, ya quieren llegar allá y representar a la Universidad. Esto es una experiencia que, aparte de todo lo que uno pueda aprender, cuando uno se va a desenvolver en el ámbito profesional te ayuda muchísimo, te abre puertas”, enfatizó la futura ingeniera civil.
La propia Valerie da fe de lo anterior, ya que en los comienzos de su carrera universitaria no dominaba muchos de los temas, pero lo adquirido en este proceso fue esencial para su desarrollo.
“Cuando entré al proyecto, yo no sabía absolutamente nada de lo que era el mundo de las estructuras. Tenía una idea por estar en Ingeniería Civil, pero desde que comencé, fue como un boom de muchas ideas y conocimientos. Yo no me atrevía ni a hablar mucho, ni a desenvolverme en trabajos en grupo y, gracias a Dios, se me presentó esta oportunidad. Gracias a estas vivencias que logré obtener, culminé el último año como capitana, un logro que nunca vi venir, ser líder de un grupo como este”, recordó con satisfacción.
Todo ese bagaje se suma a su labor como presidenta del capítulo estudiantil de EERI, en el que continúa sus habituales proyectos como lo son los seminarios de programas de diseño estructural y las actividades de concienciar a la ciudadanía para prepararse en caso de un terremoto.
Tras cumplir con su labor de liderazgo, la alumna espera obtener su bachillerato el próximo año y continuar al siguiente tramo de su carrera, que aún contempla si será en estudios graduados o en el mundo profesional. A sus pares les recomendó formar parte de plataformas similares, para adquirir esa valiosa formación.
“Cuando entré al Recinto, pensaba que por ser prepa no tendría break de estar en un proyecto como este, pero tuve la motivación de personas claves y amistades. Ese es el estímulo que me gustaría llevar. Busquen la oportunidad porque, aparte de todo el conocimiento, esto te brinda muchas otras satisfacciones. Pude viajar a San Francisco, a Oregon, Los Ángeles; el Colegio ha estado representado en Alaska, ahora va para Canadá. Es algo que pienso que cada estudiante debería vivir”, puntualizó.
Más información del equipo en su página oficial de Facebook, como el UPRM Seismic Design Team.