Orgullo colegial que trasciende generaciones
Por Mariam Ludim Rosa Vélez (mariam.ludim@upr.edu)
Prensa RUM
viernes, 26 de septiembre de 2025
Orgullo. Esa fue la palabra más compartida por nuestros egresados cuando Prensa RUM les preguntó por Facebook, ¿Qué significa ser colegial?, en la conmemoración del aniversario 114 del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM).
Un centenar de comentarios inundó la publicación, reflejo del cariño, la admiración y el sentido de pertenencia que permanece intacto en quienes han pasado por las aulas del recinto mayagüezano de la Universidad de Puerto Rico (UPR).
Desde distintas partes del mundo, generaciones de exalumnos se unieron a la celebración con mensajes que evocan memorias, agradecimientos y un profundo respeto por su alma máter.
El doctor Agustín Rullán Toro, rector del RUM, explicó que representa un compromiso con la excelencia y la perseverancia.
“Ser colegial es haber aceptado un reto de algo que sabemos que va a ser difícil, pero que sentimos la capacidad de lograrlo. Y que, después que logramos las cosas, sabemos que van a ser valoradas por muchas personas, posiblemente cercanas, que quizás nos ofrezcan un empleo. Y es respeto de toda una comunidad, de un pueblo”, manifestó.
Asimismo, destacó el valor histórico del campus y la resiliencia que lo ha caracterizado desde sus inicios.
“Ser colegial es sentir un orgullo y una conciencia de una historia centenaria, de un Recinto que se estableció en Mayagüez, a pesar de todas las inconvenientes, vicisitudes, opiniones encontradas. Aun cuando aquí hubo un terremoto en 1918, aquí persistimos al día de hoy. Y estamos más vigentes, más vivos, más orgullosos cada vez de pertenecer a esta comunidad tan importante”, añadió el Rector, quien es egresado de Ingeniería Industrial.
Rullán Toro concluyó con una reflexión que conecta a todos los colegiales, sin importar la época.
“Ser colegial es ser parte de una hermandad de otras personas que sienten igual que nosotros. Que tan pronto nos damos cuenta que alguien también es colegial, sabemos que podemos decir ‘antes, ahora y siempre’, y automáticamente van a contestar ‘¡Colegio!’ ”, puntualizó.
Ese sentimiento se hizo presente en los testimonios compartidos por la comunidad colegial.
Minerva González Pagán recordó con emoción el momento en que fue aceptada en el RUM, al ser la primera en su familia en cursar estudios universitarios.
“Me sentí muy privilegiada. Mis padres se enorgullecieron. Después de cuatro años de estudios, graduarme con buen promedio y conseguir trabajo gracias a la Oficina de Colocaciones en el mismo Colegio, fue una gran bendición. Mi hija también es egresada del RUM y gracias a esa educación está en una posición muy estable en Estados Unidos”, relató.
Mientras, Juan Carlos Ruiz, graduado de la concentración de Contabilidad del Colegio de Administración de Empresas en 1988, publicó con entusiasmo su reflexión.
“¡Acho, ser colegial es otra cosa! Escuchar el himno del Colegio es el mismo sentimiento que tuvimos el sábado cuando escuchamos a BB y Marc Anthony cantar Preciosa, se te eriza la piel. Antes, ahora y siempre… ¡Colegio!”, expresó.
Ruiz fue presidente de la Asociación de Estudiantes de Contabilidad durante el año académico 1987-1988 y, actualmente, labora en Claro Puerto Rico. Su vínculo con el RUM continúa a través de su hijo, quien se graduará en junio de 2026 del Departamento de Ingeniería Civil.
Por su parte, Ivelisse Mary Lugo Pérez describió cómo ese sentimiento se manifiesta en su labor docente.
“Hoy en mi pizarra la fecha es híbrida. Esto ha fomentado la curiosidad de mis estudiantes por saber y mi pasión por contarles de mi alma máter”, manifestó la educadora, quien dibujó las huellas de Tarzán en su pizarra y escribió en verde la fecha de fundación de la institución.
De otro lado, María Soledad Pinto, quien ingresó al RUM en 1970, recordó sus años de formación con cariño.
“El Colegio me formó, me moldeó. Fueron de los mejores años de mi vida. Actualmente retirada, me siento orgullosa de haber terminado como psicóloga clínica con una práctica que duró más de 53 años”, sostuvo.
Mientras, David Díaz relató que es egresado de la época en que el Recinto se llamaba Colegio de Agricultura y Artes Mecánicas (CAAM), y destacó la evolución tecnológica de la institución y su impacto global.
“Ser colegial es un orgullo que se lleva en el corazón y en la sangre. La marca del Colegio está en NASA y en tecnología”, señaló.
José Miguel Davis reafirmó ese vínculo eterno. “¡Antes, ahora y siempre… Colegio! Llevar la sangre verde por el mundo y saber que, aún después de 42 años, volver a caminar por el Colegio revive tiempos que me formaron no solo como profesional, sino como persona”, manifestó.
Asimismo, Elizabeth C. Melo, egresada del programa de Biología en 1987, lo definió con contundencia: “¡Los colegiales somos otra raza!”.
Marily Ramos añadió “ser colegial significa haber aceptado un reto y haber llegado a la meta con la satisfacción de que valió la pena el esfuerzo. ¡Es un orgullo vitalicio!”.
Por su parte, Jorge Delucca compartió un legado familiar que se remonta a la década de 1940.
“Un gran orgullo, especialmente ya que mi papá también era graduado del Colegio (agronomía, 1943). Mi papá y yo estudiamos en los mismos salones de clase y laboratorios construidos en 1939, el año que él entró al Colegio. Yo me gradué de Ingeniería Química en 1976”, sostuvo.
Se refiere a su progenitor, Jorge Delucca Toledo, quien tras graduarse del Colegio fue supervisor de Extensión Agrícola, trabajó en una oficina creada por el gobernador Luis Muñoz Marín y, entre 1966 y 1968, fue profesor en el Instituto Interamericano de Ciencias Agrícolas de la Organización de Estados Americanos (OEA), en Turrialba, Costa Rica, hoy conocido como CATIE. Agregó que, de regreso a Puerto Rico, ocupó un alto puesto en Fomento Cooperativo y en 1972 fue vicepresidente y luego presidente del Instituto de Cooperativismo de la Universidad de Puerto Rico. Se retiró en la década de 1980 y falleció en julio del 2000.
De hecho, Delucca hijo se comisionó como oficial de la Fuerza Aérea el día de su graduación. Tras una breve experiencia en la industria, inició su carrera militar como oficial de proyectiles balísticos intercontinentales (ICBM) y luego como ingeniero bioambiental, sirviendo en bases en Kansas, Luisiana, Nueva Jersey, Guam y Oklahoma, donde se retiró como mayor en 1997. Posteriormente, trabajó en el sector privado como ingeniero ambiental y de seguridad, y culminó su trayectoria en el Departamento del Trabajo Federal (OSHA), donde se desempeñó como subdirector de área y coordinador del Programa de Protección Voluntaria. Se retiró en 2025, tras 48 años de servicio entre la milicia, la industria y el gobierno federal.
Finalmente, José Moreno resumió el espíritu colegial con una frase que resuena en todos los testimonios:
“¡Saber que eres parte de la mejor ola de estudiantes que enfrentaron, enfrentan y enfrentarán resolviendo todos los retos que la vida presente! ¡Si eres colegial, lo vas a lograr! Sangre verde”, concluyó.