Without community service, we would not have a strong quality of life. It’s important to the person who serves as well as the recipient. It’s the way in which we ourselves grow and develop.
– Dorothy Height
Desde hace más de una década, el Instituto Universitario para el Desarrollo de las Comunidades (IUDC) del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) ha servido de enlace entra la Universidad y las comunidades marginadas del país. Mediante la orientación y la capacitación del personal universitario y el estudiantado en cómo desarrollar procesos de investigación-acción en comunidades y crear metodologías y modelos de apoyo al desarrollo comunitario, el instituto ha puesto a disposición de estas comunidades el conocimiento que se obtiene durante la formación académica.
Por iniciativa del IUDC y del Centro Hemisférico de Cooperación en Investigación y Educación en Ingeniería y Ciencia Aplicada (CoHemis) del RUM, para presentar las iniciativas de investigación y colaboración con comunidades que las universidades del país han desarrollado, así como sus metodologías, enfoques, retos y oportunidades, se celebró a principios del mes de abril el II Simposio de Transformación Universitaria desde la Perspectiva Comunitaria al que se dieron cita líderes comunitarios, profesionales, estudiantes y académicos de diferentes disciplinas.
El cúmulo de actividades, que tomó lugar en el RUM, en la Pontificia Universidad Católica de Ponce y en el Museo de Eugenio María de Hostos en Mayagüez, tuvo como objetivos la promoción del análisis y la discusión sobre la integración de las experiencias de investigación-acción participativa y el aprendizaje por medio del servicio desde la universidad; conocer las iniciativas que vinculan a las universidades, de Puerto Rico y el exterior, con las comunidades para promover su desarrollo; presentar los resultados de investigaciones de proyectos de vinculación universidad-comunidad y de organizaciones de base comunitaria y, finalmente, establecer lazos de colaboración entre el estudiantado, las organizaciones y las entidades gubernamentales y municipales con iniciativas de desarrollo comunitario dentro y fuera del país.
Entre los temas que abarcó el simposio, resaltó la importancia de desarrollar proyectos comunitarios que, además de ayudar a atender unas necesidades, asesoren y capaciten a miembros de la comunidad para que estos puedan comenzar a identificarlas y comunicarlas eficazmente. “Hay comunidades que saben identificar necesidades, hay comunidades que todavía no tienen ese nivel de desarrollo, y hay que ayudarlos a que lleguen allí”, expresó la Lcda. María E. Hernández Torrales, directora de la Clínica Legal de Desarrollo Económico Comunitario de la Escuela de Derecho de la UPR.
Por otra parte, muchas de las iniciativas aquí presentadas reconocen que es esencial trabajar los asuntos que hacen vulnerables a las comunidades de manera transdisciplinaria, por lo que han aprendido a buscar ayuda de otras profesiones y otros sectores, como las agencias gubernamentales y la universidad, para utilizar ese conocimiento en sus proyectos.
Considerando la educación como la mejor vía para la transformación social y comunitaria, algunos y algunas sugirieron la sistematización de proyectos de servicio comunitario en ciertos cursos universitarios y la creación de currículos comunitarios, basados en un diseño estructural, colectivo y participativo, con el fin de convertir a las comunidades en una extensión de la universidad. Sin embargo, debido a que las personas no tienen el mismo nivel de compromiso, otros se inclinaron más a la idea de que el anhelo de ayudar debe surgir de manera orgánica en las y los estudiantes.
De todos modos, los resultados de este tipo de iniciativa reflejan estar provocando en los y las estudiantes una sensibilidad que les permite establecer consciencia y compromiso con las comunidades y sus necesidades; estudiantes que no necesariamente poseen experiencias trabajando con comunidades y que, en ocasiones, vienen de otros ambientes y sectores socioeconómicos más privilegiados.
Entre los aprietos que enfrentan las investigadoras y los investigadores de proyectos comunitarios señalaron el problema de que no se aprueben y subsidien ciertas investigaciones debido a los temas que abarcan; también, que se exijan planes claros y completos, desde un inicio, aun cuando estos pueden cambiar y evolucionar en el trascurso de la investigación, y la dificultad de tener que utilizar modelos que no se acoplan a las realidades de las comunidades. La Dra. Ivelisse Rivera Bonilla, del Programa de Investigación-Acción Social (INAS) de la Universidad de Puerto Rico (UPR) en Humacao, expresó que la administración universitaria debe establecer, como prioridad, una política más clara de cómo promover el trabajo de base comunitaria en la universidad.
Debido a la gran cantidad de iniciativas de base comunitaria que se llevan a cabo actualmente en el país y las universidades, es urgente la necesidad de crear más foros de este tipo y una alianza entre organizaciones y recintos que facilite la comunicación y la discusión de estos proyectos. Este simposio logró además el intercambio de ideas y sugerencias y la creación de esas relaciones indispensables entre líderes de proyectos, organizaciones y estudiantes.
El éxito que puedan tener estos proyectos dependerá en parte del reconocimiento que se le dé a los esfuerzos que el instituto realiza para el desarrollo de comunidades y de la valoración al conocimiento popular y la pluralidad de las comunidades; en los cursos universitarios, dependerá del esfuerzo y la creatividad de los profesores y las profesoras a la hora de integrar sus actividades a la labor comunitaria. Todo esto podría fortalecer la relación entre ambos sectores y cultivar una vocación de servicio en la comunidad universitaria. Además, como sugirió el doctor Carlos Ríos Vázquez, del Departamento de Biología, se deben realizar ajustes en cuanto a cómo se ejecutan los proyectos comunitarios, de qué trata y hasta dónde llega el servicio, para evitar brindar un ayuda y luego olvidar a la comunidad que pudiera enfrentar nuevas dificultades en el futuro.
La profesora Luisa Seijo Maldonado, directora del IUDC, expresó que, debido a las diferentes realidades que enfrentan el instituto y las comunidades, cada semestre se realiza una reflexión crítica del trabajo realizado y se escriben nuevos capítulos considerando esas realidades y necesidades desde una perspectiva científica y teórica y utilizando metodologías diferentes. “El instituto y la facultad como una comunidad que está integrada a esas múltiples comunidades, con múltiples rostros, con las diversidades, es la aportación mayor de este nuevo texto que son las comunidades en el contexto universitario”.
Por Cynthia Maldonado Arroyo