Inauguran Laboratorio de Historia Oral
Por Idem Osorio De Jesús (idem.osorio@upr.edu)
Prensa RUM
viernes, 24 de febrero de 2023
El Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) inauguró el Laboratorio de Historia Oral (OHL), primero en su categoría en Puerto Rico dedicado a preservar y compartir voces y narrativas del país, enfocadas en los problemas que ha enfrentado en los últimos años y cuya difusión se hará mediante un archivo digital que incluye exhibiciones y documentales. La apertura del espacio, ubicado en el primer piso de la Biblioteca General, sirvió para destacar la relevancia de esas narraciones para proyectos de justicia social, así como mostrar parte del trabajo que ha realizado este colectivo multidisciplinario a través de varios cursos y proyectos investigativos de servicio comunitario.
“Me siento muy emocionada porque cientos de estudiantes se han matriculado en diferentes cursos, han recopilado y editado historias orales, tienen proyectos digitales, han publicado libros, han hecho películas, y es maravilloso ver que su esfuerzo ha rendido frutos. La muestra de hoy es el resultado de ese trabajo que estará disponible y se preservará en estos archivos. Nuestro Laboratorio está compuesto por varias piezas claves como el Departamento de Inglés, el programa de Certificado de cine y la Biblioteca. Ver que estos diferentes espacios se unen para un proyecto colaborativo, dice mucho de lo que pueden lograr las disciplinas académicas en iniciativas nuevas y emocionantes para las audiencias y las necesidades del siglo XXI”, reiteró la doctora Ricia A. Chansky, directora del OHL.
Hace aproximadamente dos años, el proyecto recibió una subvención del National Endowment for the Humanities (NEH), que permitió habilitar el espacio físico para albergar las distintas salas de entrevistas y edición, equipo electrónico que incluye cámaras de alta resolución y la ampliación de la infraestructura digital para salvaguardar las narraciones y los documentales. Asimismo, el objetivo principal de la iniciativa apunta al trabajo con comunidades y ciudadanos puertorriqueños afectados por desastres naturales como huracanes y terremotos, la pandemia, y vulnerables a problemas mundiales como la inseguridad alimentaria y el impacto ambiental y social del cambio climático, entre otros retos.
“Crear espacios seguros para que nuestros estudiantes y las comunidades hablen sobre estos temas es muy importante para sanar. El mundo necesita conocer la manera en que el pueblo puertorriqueño ha respondido creativamente a estas nuevas necesidades y ha superado la crisis. Nuestras historias orales contienen información de salud pública, importante para ingenieros estructurales, para agrónomos y para los distintos profesionales que trabajan para el país. Así que esperamos que el Laboratorio pueda brindar un servicio a la gente, a nuestros alumnos, y a las comunidades, así como proporcionar múltiples investigaciones”, explicó la directora, quien es catedrática del Departamento de Inglés.
Precisamente, la participación conjunta de las tres unidades académicas colegiales ha permitido la integración de los estudiantes en cursos afiliados de escritura y cine enfocados en la narrativa como una experiencia de aprendizaje activo que, a su vez, nutrirán las colecciones digitales de la Biblioteca General como patrimonio para la historia del país.
“Esta colaboración es única en la trayectoria de la Biblioteca, pero más allá de eso, hemos logrado expandir nuestras colecciones digitales y agregar un tipo de información que no habíamos recolectado hasta el momento. Estamos dándole voces al pueblo de Puerto Rico, hablando sobre las emociones y situaciones cuando sobrevivimos un desastre natural, cuando tenemos una pandemia y un terremoto que nos afecta. Entonces, la Biblioteca está recolectando esas historias y les está dando acceso al mundo para completar realmente lo que es la historia del mundo. Son voces que por lo general están apagadas, que no se escuchan, y con estas historias orales y estos documentales las podemos traer a la luz. Así que la Biblioteca ahora forma parte y expande lo que tenemos en el repositorio institucional que hasta el momento habían sido producto de la investigación y la labor científica. Ahora estamos agregando trabajos creativos de nuestros estudiantes y profesores, pero también sumamos esas voces de la comunidad”, explicó, por su parte, la profesora Jaquelina Álvarez, co-directora del Laboratorio.
Los actos de apertura comenzaron con una presentación a cargo de Chansky y Álvarez, dos de las investigadoras principales, en la que repasaron el trasfondo histórico y los distintos pasos que han conformado la trayectoria del proyecto. La jornada también incluyó ejemplos de algunas de las historias orales, la publicación de un Zine y extractos de documentales realizados por estudiantes sobre la justicia climática, la inseguridad alimentaria y el impacto social del salón de clases en áreas rurales.
“Es sumamente significativo porque los estudiantes son los creadores de estos productos, por lo que nos están ayudando a expandir el conocimiento, al mismo tiempo que desarrollan destrezas. Por ejemplo, los documentales que se crearon como parte de las clases y que estamos recolectando fueron creados por alumnos de Inglés, del Certificado de Cine, pero también de Artes, Ingeniería y Ciencias. Así que se están beneficiando de lo que están aprendiendo, del trabajo colaborativo y de mostrar al mundo su talento”, abundó la profesora Álvarez, quien dirige el Centro de Innovación e Investigación Graduada (GRIC), cuyo rol ha sido fundamental en la organización, acceso y preservación digital de las historias recolectadas.
Carhianie Vargas Padín y Bryan Ramos Romero, ambos del Departamento de Inglés, son dos de los colegiales integrantes del colectivo, quienes enriquecieron su vivencia universitaria a través de distintas labores desempeñadas.
“Dentro del proyecto, comencé hace como cuatro o cinco años cuando todavía estaba en mi bachillerato de Inglés en Literatura y Educación. Así que llevo una trayectoria bastante larga, pero ahora como parte del Laboratorio estoy trabajando con la creación de un Zine, que es una revista pequeña e informal, pero educativa. Lo que estamos haciendo es informar sobre nuestro contexto colonial con relación a la inseguridad alimentaria en Puerto Rico. Conectamos la historia y damos ejemplos de varias organizaciones que están integrando maneras de informar y explicarle al público qué es la inseguridad alimentaria y las prácticas saludables que pueden integrar más favorables para la población”, explicó Bryan.
El alumno de maestría en Educación de Inglés como segundo idioma agregó que la historia oral es relevante, ya que coloca rostros y voces a las cifras que presentan las estadísticas oficiales sobre la población.
“Nuestra forma de integrar ese tipo de validez a lo que son esos números es añadiendo una cara y un nombre a esas personas que, a través de sus narraciones, relatan lo que han pasado. Crea un contenido más accesible y más humano en su naturaleza en comparación con alguna estadística, o una tabla con varios datos que para mucha gente es difícil visualizar”, subrayó.
De igual forma, Carhianie ha logrado rendir tributo a esos protagonistas a través de su participación como productora y transcriptora de dos documentales desarrollados en el Laboratorio de Historia Oral.
“Uno de nuestros documentales es relacionado con Aula en la Montaña, una colaboración con el proyecto Impacto Juventud. Fuimos directamente a esas comunidades, interactuamos, y entrevistamos a las personas y líderes acerca de los problemas que han tenido, por ejemplo, con el agua, de accesibilidad, de educación y otros retos que enfrentan, con los que trabajamos para poder darle visibilidad. También, hicimos otro documental sobre la inseguridad alimentaria, para el que nos acercamos a varias personas que están dentro de la agricultura o que han tenido proyectos que se dedican a alimentar a las personas de la comunidad, para recolectar su aportación en este campo”, contó la estudiante de quinto año, quien admitió que antes de estas experiencias no sabía nada de cine ni documentación de historias orales.
Aparte de la inyección económica principal del NEH, el Laboratorio de Historia Oral del RUM cuenta con otras dos subvenciones de la American Council of Learned Societies, por $100 mil; y el Assembling Voices Fellowship del Center for Innovative Theory and Empirics de Columbia University, que otorgó $25 mil. Ambas apoyarán directamente a las comunidades de La Perla, Culebra, Lares y Peñuelas en el desarrollo de proyectos de narración dirigidos por sus líderes.
El grupo interdisciplinario, compuesto además por Mary Leonard, José Morales Benítez, Grisell Rodríguez, Marci Denesiuk, Raisa Bonnet Ocasio, Guillermo Gómez Álvarez y Caroline Gil, hizo un llamado para colaborar con proyectos de investigación de otros departamentos y disciplinas, así como con centros comunitarios, organizaciones de ayuda mutua, grupos de científicos ciudadanos e instituciones culturales.
“El Laboratorio de Historia Oral está desarrollando colaboraciones tanto con profesores que ya tengan trabajos investigativos, que estén creando nuevos proyectos de investigación, pero también con estudiantes que les gustaría ser parte de este grupo que está editando videos, generando historias orales y hay distintas formas en que se pueden acercar a nosotros, ya sean voluntarios, que tomen uno de los cursos o hacer un internado con nosotros”, puntualizó la profesora Álvarez.
La jornada culminó con un recorrido por sus instalaciones y el tradicional corte de cinta que dejó inaugurado el espacio. Más información y detalles en la página oficial del Laboratorio de Historia Oral