Un año después
Por Azyadeth Vélez Candelario (azyadeth.velez@upr.edu)
Prensa RUM
viernes, 28 de septiembre de 2018
Las experiencias de los colegiales para rehabilitar el Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) y sus comunidades, tras el paso por Puerto Rico del devastador ciclón del pasado año, fueron compartidas en el Conversatorio A un año de María: Exposición de vivencias y una mirada al futuro.
En el evento, organizado por la Oficina de la Rectora interina, Wilma L. Santiago Gabrielini, los ponentes relataron emotivos testimonios de superación y, además, presentaron todas las iniciativas en que se involucraron para recuperar al país de la catástrofe, considerada como uno de los eventos más significativos en la historia de la isla.
“Les doy la más calurosa bienvenida a esta actividad que quise que realizáramos, no para que siguiéramos afianzados en recuerdos dolorosos, sino para que pudiéramos superar esta experiencia al repasar nuestras vivencias, de cara a lo que podemos enfrentar en el futuro, para que sean esas mismas vivencias las que nos guíen en el mañana”, expuso la Rectora, durante su saludo de bienvenida a las personas que se dieron cita en el Anfiteatro Ramón Figueroa Chapel.
“También pensé que es importante que reflexionemos y quede constatado que, a pesar de todas las diferencias que pueden separarnos en los diversos ámbitos en los que nos desenvolvemos, son muchas más las cosas que nos unen como pueblo. El compromiso y el desprendimiento que, como puertorriqueños, tenemos con todos nuestros hermanos, fueron algo digno de continuar emulando y, sobre todo, exaltando para que ese espíritu de lucha que nos distingue siempre esté presente”, agregó, para luego dar comienzo al testimonio de Alexa Michelle Acosta Toro, estudiante de Ciencias Agrícolas quien, acompañada de su progenitora, Santa Toro, contadora de la Oficina de Finanzas, relató cómo perdieron su hogar en la ciudad de Mayagüez, cuyo techo no pudo sostenerse ante el embate de la fuerza de los vientos huracanados y la furia de las revueltas aguas del mar, en el Barrio El Maní.
“Nos refugiamos con familiares, todos aparte, porque no cabíamos en las misma casas de ellos. Cuando pasó el huracán y llegamos como a las 10:00 de la mañana, vino todo destrozado y que, a las casas, se las había tragado el agua. Tuvimos que entrar a pie a nuestro callejón, y como el agua nos llegaba solo al tobillo, pensé que a lo mejor no se había inundado tanto… Cuando estábamos llegando a ella, empezamos a encontrar parte del techo de la casa en el agua. En el callejón no viven muchas personas, todos somos familiares, y encontrarla en esas condiciones, fue bien difícil. La casa explotó por completo: no tenía puertas, no tenía ventanas, el techo no aparecía, el cemento estaba agrietado, no había gabinetes, no había nevera, todo lo que quedaba estaba destrozado”, relató con voz entrecortada la joven, a la vez que su madre solo atinó a asentir, ya que la emoción le impidió emitir palabras.
Otros quienes contaron sus historias de valor fueron los empleados de la Guardia Universitaria, quienes pernoctaron en el Recinto para cumplir con su misión de velar por la seguridad de los universitarios y de las instalaciones del campus, y de mantener informado al país con la emisión de sus boletines de alerta de tsunamis, como fue el caso de la Red Sísmica de Puerto Rico (RSPR), adscrita al Departamento de Geología.
“Tuvimos la desgracia que en el edificio que estábamos, que era el de Enfermería Josefina Torres Torres, se nos cayó el acústico. Yo salí de mi hogar, dejé a mi familia segura con mis papás, pero era en el área de Joyudas y, como ustedes saben, esa área se destrozó completa y eso no fue fácil para mí”, contó José L. Ramírez González, director interino de la Guardia, acompañado de los oficiales, Julio C. Yournet Ríos y Germán J. Arcelay Rojas, quienes, además se desempeñaron como choferes voluntarios para varios alumnos internacionales durante su viaje a los aeropuertos militares de la zona metropolitana que los iban a trasladar a sus países.
“Estamos tan acostumbrados a la tecnología que, al vivir todo esto y viajar a San Juan, para llevar a los estudiantes extranjeros, pude darme cuenta que podemos lograr todo lo que nos propongamos, aún sin ningún tipo de comunicación”, sostuvo el oficial Arcelay.
Por su parte, el doctor Víctor Huérfano Moreno y Gisela Báez, director y coordinadora del área de análisis de la RSPR, respectivamente, explicaron cómo la dependencia colegial se convirtió en el enlace y mayor proveedor de información para las agencias de los Estados Unidos, como el Departamento del Interior y el de Comercio, y para los puertorriqueños, en momentos en que todas las comunicaciones en la isla colapsaron.
“Nos convertimos en meteorólogos emergentes”, destacó el doctor Huérfano, a la vez que explicó que esto pasó al irse abajo las comunicaciones en Puerto Rico y ellos convertirse en el punto de contacto para todas las dependencias.
“Cuando el Servicio Nacional de Meteorología entrega su función, que eso no es fácil, al Centro Nacional de Huracanes de la Florida, el Centro sigue monitoreando. El asunto es que tienen que entregar información a Puerto Rico, pero no tienen a quién. La información nosotros la veíamos por nuestro sistema satelital que no nos falló. Veíamos los datos bajando: empiezan los niveles de Guajataca a subir, empieza el ejército a ver esa información y las oficinas locales de Manejo de Emergencias a requerirla porque el nivel del agua empieza a subir. Por un lado, nosotros estamos viendo la información y el Gobierno es incapaz de darla, entonces, la Red Sísmica no puede meterse con datos meteorológicos, pero hay un riesgo que puede significar salvar cientos de vidas, así que tomo la decisión y le digo a Gisela ‘Es mi responsabilidad. Empieza a emitir información’”, sostuvo el director de la Red Sísmica, al aclarar que las traducciones de los datos meteorológicos no son iguales a las de los sísmicos.
“Tuvimos que hacer un curso de Meteorología 101 en unos minutos porque esos datos teníamos que entregarlos de forma correcta a los municipios de la zona y a las agencias que estaban trabajando con la emergencia”, apuntó.
Las antenas de comunicaciones de la Red se mantuvieron en pie, ya que están protegidas por el propio edificio y fueron reforzadas en concreto, según precisó la sismóloga Báez.
De igual forma, Carlos E. Rosas Muñiz, decano interino de Administración y director ejecutivo del Comité de Operaciones de Emergencias (COE) del RUM, expuso todos los esfuerzos que llevaron a cabo los trabajadores del Departamento de Edificios y Terrenos en las intensas labores de limpieza y remoción de escombros del Recinto.
“Reconocemos todo este esfuerzo y dedicación del personal que estuvo con nosotros esos días inmediatos al huracán, en los que echaron el resto y dieron el 100 por ciento”, agradeció también la ingeniera Nancy Méndez, decana asociada de Administración.
Precisamente, tanto los empleados de la Guardia, entre los que figuraron Walberto Sanabria Bisbal y Jonathan Pérez Marco, como los de la Red, fueron reconocidos por su trabajo y su demostración de valentía durante el histórico ciclón.
Más ponentes
De la misma manera, el agrónomo Francisco García Concepción, supervisor de Ornamentación Panorámica; Carlos Olivencia, director de Servicios Auxiliares; Martín Meléndez, director de Servicios al Usuario del Centro de Cómputos; Lucy Serrano Gastón, consejera de la organización estudiantil Come Colegial; Yamileth Valentín Centeno, presidenta de la Fundación Alumni y miembro del COE; el profesor Gustavo G. Cortina, director de Calidad de Vida; Angelí Rivera, presidenta del Consejo General de Estudiantes; y la licenciada María L. Gaud, ayudante especial de la Rectora, formaron parte del Conversatorio.
También expusieron: Marla Pérez Lugo y Cecilio Ortiz García, del comité timón del Instituto Nacional de Energía y Sostenibilidad Isleña; Luis E; Nieves Rosa, director de Ciencias Sociales e investigador del Centro de Investigación Social Aplicada; Edwin Morales Toro, director de Orientación y Consejería; José L. Perdomo Rivera y Salvador Cortés, decano interino y decano asociado de Estudiantes; y Luisa Seijo Maldonado, directora del Instituto Universitario para el Desarrollo de las Comunidades.
Sonia Bartolomei Suárez, catedrática de Ingeniería Industrial; Frances J. Santiago, catedrática de Humanidades y Janet Estrada Vargas, su ayudante en la Oficina de Asuntos de Inmigración para estudiantes; Mariel Nieves, decana interina de Administración de Empresas (ADEM); Roberto Rivera, catedrático de ADEM; Elvin Román Paoli, decano interino de Ciencias Agrícolas (CA) y director de las Estaciones Experimentales y el Servicio de Extensión Agrícola; Eric Irizarry Otaño, decano asociado de CA; Sandra Cruz Pol, catedrática de Ingeniería Eléctrica (INEL) y gestora de Campus Verde; y Marcel Castro Sitiriche, también catedrático de INEL y codirector de Centro Hemisférico de Cooperación en Investigación y Educación en Ingeniería y Ciencia Aplicada (CoHemis), fungieron como ponentes. Mientras, Azyadeth Vélez Candelario, directora asociada de Prensa, se desempeñó como moderadora.
El Conversatorio fue coauspiciado por el Departamento de Actividades Sociales y Culturales, y las Oficinas de Prensa, Calidad de Vida y Enlace con el Personal del RUM.