Inauguran mejoras en infraestructura de la Finca Alzamora
Por Ídem Osorio De Jesús (idem.osorio@upr.edu)
Prensa RUM
viernes, 8 de febrero de 2019
La Finca Laboratorio Alzamora del Colegio de Ciencias Agrícolas (CCA) del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) celebró una Casa Abierta para inaugurar y mostrar las mejoras que ha realizado a la infraestructura de campo, subvencionadas por la Iniciativa Transformadora para la Educación y la Investigación Graduada, conocida como TIGER.
En esta ocasión, la facultad del CCA recibió a la comunidad para dar a conocer sus renovadas instalaciones, así como el equipo adquirido que, en conjunto, permitirán mejorar los procesos y la experiencia de aprendizaje a nivel graduado que se realizan en esos predios.
“El objetivo es tener un espacio para que nuestros estudiantes, al igual que los profesores, puedan hacer su investigación aquí en Mayagüez. El Colegio de Ciencias Agrícolas tiene otras fincas alrededor de la isla, pero las más cercanas son Isabela y Lajas, así que desplazarse hasta esos pueblos les consume tiempo, energía y recursos económicos. Mientras, en Alzamora estamos al lado de los salones de clase, pueden llegar fácilmente, ver su proyecto y tienen un mejor control para lograr su objetivo en un tiempo razonable, para que terminen su grado de maestría en dos años y medio, máximo tres años”, aseveró la doctora Lizzette González Gill, coordinadora de esta fase del proyecto TIGER.
Tanto representantes del grupo investigador a cargo de la gesta, como colaboradores de distintas facultades, el decano y director interino del CCA, doctor Elvin Román Paoli; y la rectora interina del RUM, Wilma L. Santiago Gabrielini, ofrecieron saludos y expresaron su satisfacción por los logros obtenidos en los pasados cinco años, que ahora se materializan también en estos terrenos.
Según explicó la doctora González Gill, uno de los retos mayores de la Finca Laboratorio es contar constantemente con suficiente agua para asegurar el funcionamiento de los proyectos. A estos fines, los fondos de TIGER permitieron comprar un generador de electricidad junto a otros equipos de energía alterna sustentable que complementan la operación de un Controlador Lógico Programable para automatizar el sistema de riego.
“Como trabajamos con seres vivos, ya sean plantas o animales, identificamos que una limitación que teníamos era que el recurso agua estuviese disponible en todo momento. Lo primero que se adquirió fue un generador de diésel para la bomba del pozo profundo que tenemos. Ahora, si falla el servicio de electricidad, automáticamente el generador se enciende, alimenta la bomba para que haga su función de sacar el agua del pozo y enviarla a la reserva que tenemos en la parte alta donde hay un tanque de 33 mil galones, suficiente para cuatro días de trabajo en Alzamora. Si todo funciona correctamente, la reserva está continuamente disponible para los diferentes proyectos”, detalló la catedrática de Ciencias Agroambientales.
Como parte de esa misma solución, surgió la oportunidad de colaborar con estudiantes del curso de Diseño en Ingeniería, quienes presentaron una propuesta para automatizar el sistema de riego de la finca. Supervisados por el doctor Erick E. Aponte Bezares, del Departamento de Ingeniería Eléctrica y de Computadoras, los colegiales pusieron a prueba su talento e ingenio y completaron su trabajo en un semestre, para diciembre de 2015.
“El proyecto consta de la bomba de agua conectada al tanque, desde allí baja y lleva todos los riegos. El Controlador está en la entrada de la finca y los sistemas están conectados de forma inalámbrica. La tecnología era importante, así que por medio de una aplicación por teléfono se puede prender y apagar, monitorear el nivel del tanque y tomar decisiones”, subrayó el doctor Aponte Bezares, al tiempo que agradeció esta alianza interdisciplinaria, así como a los alumnos Ángel Méndez y Alexis Cordero, quienes retomaron el proyecto, luego de los daños causados por el huracán María, para que funcionara nuevamente.
Otra mejora significativa es la certificación de un predio orgánico, otorgada por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), que cuenta con 9.3 cuerdas de terreno, entre ellas un campo de hortalizas, un área de frutales exóticos y otra rescatada dedicada al cacao con árboles de variedades adaptadas a las condiciones ambientales locales. Con esta validación, se aumenta el acceso a fondos externos y se agranda el área de campo para la educación, entre otras ventajas.
Igualmente, se rehabilitó el Laboratorio de Apicultura/Agroecólogico, se adquirió un tractor con múltiples capacidades para realizar los trabajos requeridos en la propiedad, y se consiguieron bombas de aspersión de productos agrícolas, así como una estación meteorológica que permitirá la recolección de datos necesarios para distintos proyectos.
Precisamente, los actos protocolares se llevaron a cabo en una estructura recién construida donde se desarrollará investigación en compostaje de materia orgánica con potencial agrícola.
“Identificamos que en una finca es muy necesario tener acceso a materia orgánica para cuidar los suelos y llevar a cabo las prácticas de producción. Si mejoramos los cultivos y cuidamos los suelos, es como cerrar el círculo; la idea es que tengamos un recurso para los estudiantes y para la comunidad. Ahora mismo tenemos un acuerdo colaborativo con un grupo educativo que enseña a agricultores y personas interesadas en tener proyectos de producción agrícola con un enfoque agroecológico y están utilizando parte de los predios orgánicos que fueron certificados”, destacó la doctora González Gill.
Por su parte, el doctor Raúl Macchiavelli, uno de los gestores e investigadores principales de TIGER, ofreció, como parte de la agenda del evento, un resumen de la historia y trayectoria de este esfuerzo interdisciplinario.
“Para nosotros, era muy importante mantener actividades en la finca al alcance de los estudiantes. En una propuesta de Título V anterior, habíamos logrado remodelar un edificio para laboratorios de investigación graduada y había quedado como una asignatura pendiente completar esas instalaciones de campo. Así que estas facilidades que hemos estado armando, adquiriendo y certificando nos ha permitido decir que ahora se puede realizar mucha más investigación en nuestro programa de maestría y, eventualmente, cuando aprobemos el programa doctoral de Ciencias Agrícolas”, afirmó.
Coincidió el Decano y Director interino del CCA, quien agradeció el esfuerzo, cuyo impacto redundará en beneficios, no solo para el componente investigativo, sino para los cursos convencionales, el servicio a la comunidad y también para el esperado aval del Doctorado en Agricultura Tropical en esa Facultad.
Iguales palabras de elogio tuvo la Rectora interina, al enfatizar en las aportaciones que ha hecho el proyecto TIGER al Recinto.
“Siempre me regocija estar en este tipo de actividad que va de la mano con una de nuestras misiones más importantes: la investigación. Extiendo mi agradecimiento a la facultad y a los investigadores que hicieron posible esta iniciativa. Para todos ellos, mi admiración y respeto, por su dedicación y compromiso. Sabemos que estos son momentos difíciles y retantes, pero instancias como estas hacen que nuestra Universidad siga brillando”, subrayó la profesora Santiago Gabrielini.
Una de las personas que mejor conoce este espacio físico es José Ariel Muñoz Rivera, administrador de la Finca Alzamora, quien fue vital para llevar a cabo las mejoras en conjunto con el equipo de trabajo.
“El impacto de TIGER en las instalaciones ha sido de gran ayuda porque son unos fondos que se han utilizado multidisciplinariamente y han ayudado a que estudiantes de diferentes facultades se beneficien teniendo experiencia en el campo. De igual manera, ha beneficiado distintas instancias como lo es el caso del generador de electricidad que ayuda a mantener los sistemas de agua constantes, el proyecto de acuaponía y el plantel de ventas, donde todos los relojes de los sistemas de planta siguen funcionando y el área operacional para que se mantenga abierta”, relató.
La Casa Abierta, a la que asistieron estudiantes, docentes, colaboradores y empleados de la Finca, contó con la intervención musical de una versión reducida de la Orquesta de Cuerdas del RUM, dirigida por Santos Torres Toro, que agregó un toque típico muy apropiado para el ambiente de campo.
Con esta fase, se completan casi en su totalidad los objetivos del proyecto, aprobado en el 2014 con una aportación millonaria del Departamento de Educación de los Estados Unidos. El proyecto TIGER también estableció el Centro de Apoyo a la Investigación e Innovación de Posgrado (GRIC) dentro de la Biblioteca General e inauguró tres nuevos laboratorios en la Facultad de Ingeniería.