Una vida dedicada al arte
Por Javier Valentín Feliciano (javier.valentin@upr.edu)
Prensa RUM
viernes, 10 de julio de 2020
El artista y egresado del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM), Silverio Pérez, quien celebra sus 50 años de haberse graduado de su amado Colegio, reveló, en la segunda parte de la entrevista con Prensa RUM, cómo fue su incursión y desarrollo en el mundo artístico, sus producciones en la televisión, su faceta literaria y hasta cómo venció un gran desafío de salud. También en primicia, nos adelanta su próximo proyecto literario.
¿Cómo fue tu comienzo en la música?
En 1970, me caso con la cantante Roxana Riera y desarrollamos una carrera que nos llevó a participar en un programa de don Tommy Muñiz que se llamaba El Show de Tommy. Más adelante, él nos invita a otro programa, Borinquen canta, cuyo anfitrión renunció y don Tommy me entrega esa encomienda en el 1971. Desde ese año, conozco a Jacobo Morales; nos vinculamos a Eddie López y Horacio Olivo, ahí comienza la primera corta fase de Los Rayos Gamma, que termina seis meses después con la muerte del fundador, Eddie López. Yo sigo trabajando en la Gulf, y en 1975, conozco a Tony Croatto. Compramos un terreno juntos, hacemos dos casas contiguas y en conversaciones que empiezan a surgir es que surge Haciendo Punto en Otro Son. Cuando decido dejar la ingeniería en 1980, había terminado cinco años en esa agrupación, entonces me muevo a hacer otras cosas, tanto en televisión, como reunir nuevamente a Los Gamma. De ahí, la gente conoce que desde 1980 hasta hoy, he estado en los medios de comunicación ininterrumpidamente.
¿Qué meta te falta por realizar?
Me decía el director ejecutivo del Centro de Bellas Artes (CBA), una información que me dejó sorprendido y que él está en proceso de corroborar. Yo he sido el artista puertorriqueño que más veces ha estado presente en el CBA desde su fundación. No me creo un gran músico, yo soy alguien que puede tocar la guitarra de oído bastante bien en términos de acompañamiento, pero yo no soy un guitarrista. Puedo cantar ante un medio de comunicación, pero yo no soy un cantante. Creo que he cumplido, en esas fases de cantar y de ser músico, con lo mejor que puedo dar. Pienso seguir desarrollándome como escritor, faceta que me apasiona. He participado en cerca de 16 publicaciones, 13 de ellas mías y tres en conjunto. Tengo ideas para hacer tres o cuatro libros adicionales. Ahí está la pasión y el futuro en términos de mi trabajo, mientras tenga fuerza y memoria para hacerlo.
¿Nos puedes adelantar cuáles son tus próximos proyectos?
Comencé a escribir en noviembre del 2000 en El Nuevo Día como cualquier columnista. Creo que soy uno de los más que ha durado en la historia del periódico. En el 2004, publiqué mi primer libro de recopilación de columnas con motivo de las elecciones de ese año, que se llamó Las tres tristes tribus, donde ya hacía una crítica al tripartidismo que nosotros hemos vivido o padecido desde el 1968 para acá. En el 2008, con motivo de las elecciones, saqué otro libro Desde mi grúa, un poco haciendo referencia a los de arriba, también recopilando columnas. De ahí en adelante, no había recopilado columnas y a sugerencia de Luis Alberto Ferré, he querido empezar un proyecto en el que miraré mis columnas desde el 2000 hasta el 2020, desde la perspectiva de qué cosas se repiten en nuestro país; lo que uno predice en un momento que estamos viviendo y luego se comprueba. Realizaré ese trabajo de la mano de Ana Teresa Toro, quien me dirigió en el libro Solo cuento con el cuento que te cuento. Eres la primera persona a quien le cuento sobre este proyecto y que, posiblemente, esté publicado a finales del año.
Tuviste una experiencia cercana con el cáncer, ¿cómo pudiste sobrellevar esta enfermedad?
Una experiencia de cáncer, le pone una pausa a tu vida, sea pequeña o sea grande. A mí me enseñó a valorar más la vida. Cuando a uno se le presenta una situación difícil, uno tiene dos opciones: permites que ese evento negativo te avasalle, o decides que vas a aprender una lección. Yo decidí que iba a ser una lección que ha sido sumamente rica. Mi vida también fue un antes y un después del cáncer. Mi consejo para todos los que han pasado por una experiencia traumática es que miren a ver cuál es el regalo que viene mal envuelto en esa vivencia. Las experiencias de vida le enseñan a uno a tener más tranquilidad respecto a lo inexorable. Cualquier cosa que tenga que ver con la muerte, produce un impacto terrible. El problema con los asuntos emocionales es que no los vociferan con tanta facilidad, como si fuera otra enfermedad. Las veces que he hablado de esto con distintas personas me lo agradecen mucho porque pueden estar pasando por una situación similar, pero no lo dicen. Estas circunstancias difíciles no escogen clase social o si eres o no famoso, te tocó enfrentarlas, como parte de la vida, uno puede aprovechar para tener una enseñanza. Hoy soy un mejor ser humano, gracias a vivir una experiencia de cáncer. Sigo aprendiendo y por ahí vendrán otros retos que enfrentaré con las mejores herramientas que tenga en ese momento.
¿Puedes compartirnos los libros que has leído recientemente?
En el campo de la literatura, me identifico con Gabriel García Márquez, por el hecho de que fue periodista. Mis favoritos son Relato de un náufrago y Crónica de una muerte anunciada, ya que me parecen muy cercanos. Cuando de historia de Puerto Rico se trata, acudo a los escritos en el internet de Mario Cancel Sepúlveda, quien tiene estas crónicas de la historia del país, que son fascinantes. Leo constantemente, tengo varios libros que estoy leyendo a menudo y creo que la única forma de aspirar a ser escritor, es siendo un excelente lector, por eso leo sin parar. Ahora mismo, estoy leyendo Inner Peace for Busy People, en el campo espiritual. Todas las noches, antes de acostarme lo leo porque me ayuda a reflexionar sobre el día y sobre los acontecimientos de la vida. También estoy leyendo la tesis doctoral del profesor Ángel Collado Schwartz, que tiene que ver con lo que pasó en la gestación del Estado Libre Asociado, y la relación con la marina de guerra de los Estados Unidos. Siempre tengo un libro de historia cercano para mantener ese vínculo. Estoy leyendo una novela inédita de Ana Luisa Sierra, mi profesora en la Universidad del Sagrado Corazón, quien fue mi guía en el género de la novela. Si me preguntaras que salvara una sola obra de todo lo que he escrito, sería Un espejo en la selva porque me obligó a trasladarme a otro lugar que no es lo cómodo y penetrar el mundo en la literatura, hacer una investigación de tres años en Colombia, dos me tomó escribiéndola, uno revisándola y otros dos esperando a que la publicaran. Leí recientemente una obra literaria llamada Patria del escritor vasco Fernando Aramburu. Me pareció un descubrimiento la técnica de narración en esa novela, además de comprender esos terribles conflictos internos que ha vivido el país vasco.
¿Cómo fue tu experiencia haciendo el Camino a Santiago de Compostela?
El Camino de Santiago lo comencé porque fue una promesa que le hice a Tony Croatto en su lecho de muerte. Le prometí que cuando llegara a la edad en la que él estaba partiendo, haría algo significativo para recordar su vida y celebrar la mía si llegaba a ese punto. En el 2013, hice el Camino porque lo tenía en la lista de deseos para conmemorar su vida. No sabía que iba a ser tan significativo para mí. Una cámara me siguió; se convirtió en un documental que ganó un Emmy Award, en un libro y también en una experiencia que otros quisieron emular. Para el 2014, fui acompañado de 60 personas que lo quisieron hacer conmigo. Regresé en el 2017 con un grupo enorme de personas, y al año siguiente volví. Lo hice cuatro veces y pretendo llegar a la quinta ocasión. Es una experiencia que quien tenga el tiempo y la salud para hacerlo, no se la debe perder.
Una reflexión para finalizar la entrevista
Quiero reiterar que yo no hubiese aportado nada a mi país, si no hubiese sido por mi amado colegio de Mayagüez. El ser humano viene para aprender, para sacarle el jugo a esta experiencia que es la vida. La Universidad es la vía más fácil y accesible para desarrollar la mente y el espíritu sobre el conocimiento, por eso es importante protegerla y que no seamos indiferentes al desmantelamiento de nuestra querida institución universitaria.