José M. Rodríguez: Un ingeniero que no se desvincula de su alma mater
Por Javier Valentín Feliciano (javier.valentin@upr.edu)
Prensa RUM
viernes, 11 de septiembre de 2020
El ingeniero José M. Rodríguez, procedente de una familia humilde del pueblo montañoso de San Sebastián de las Vegas del Pepino, graduado del sistema público de Puerto Rico y egresado del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM), nunca olvida a su alma mater ni a sus raíces, a pesar de la distancia geográfica. Tras casi tres décadas en el ámbito profesional, continúa ayudando mediante experiencias educativas a los colegiales que desean abrirse paso en la disciplina. Además, labora como Director de Ingeniería para las Américas en la compañía Abbott Laboratories, en donde es líder de iniciativas de vital importancia en la actualidad para combatir el COVID-19.
“En nuestra compañía, tenemos varios proyectos relacionados con los sistemas vasculares, nutricionales y de diagnóstico, a través de Estados Unidos y Latinoamérica. En los últimos seis meses, hemos trabajado en el desarrollo de instalaciones adicionales para proveer pruebas para el COVID-19. En la empresa se fabrica la prueba molecular y dos pruebas rápidas que están en el mercado desde el pasado mes de mayo, y una segunda que está disponible desde hace dos semanas. La función de mi grupo es construir y modificar la infraestructura necesaria para que la empresa pueda manufacturar las pruebas para combatir esta enfermedad. Mi grupo de trabajo está compuesto por 52 ingenieros divididos en diversas regiones; contamos con expertos técnicos en las áreas de arquitectura, ingeniería de proyectos, eléctrica, mecánica y estructural. Somos la primera línea de defensa”, expresó Rodríguez, quien lleva 19 años radicado en el estado de Illinois.
Recientemente, el colectivo que tiene a su cargo culminó un proyecto en Costa Rica, así como otros de envergadura en Argentina, Brasil y Colombia, mientras que en Estados Unidos son responsables de iniciativas en los estados de Maine, California y Texas, gran parte de ellos, con egresados del Colegio en su plantilla laboral.
“Además, en la división en donde trabajo en Chicago, nos encontramos en la producción de un proyecto de expansión para la fabricación de productos para medir los niveles de glucosa en personas diabéticas con el innovador dispositivo FreeStyle Libre, con el que se coloca un sensor en el brazo, en lugar de que la persona tenga que pincharse un dedo. De igual forma, para elaborar pruebas rápidas modificadas y moleculares para la detección de la influenza y las marcas de la bebida nutricional Ensure, para el cuidado de los niveles de azúcar; y del alimento para infantes marca Similac”, agregó.
El egresado del RUM trabajó en Puerto Rico para esta compañía en diferentes puestos durante 12 años, y a estos se suman dos previos como ingeniero supervisor de subestaciones en la Autoridad de Energía Eléctrica en Ponce y la región oeste, tan pronto se graduó. En el 2001, tuvo que tomar junto a su familia, la difícil decisión de explorar nuevas oportunidades en el exterior.
“Atravesé por un momento complicado con uno de mis hijos y la compañía me ofreció la posibilidad de reubicarme en una de las unidades en Chicago, con el fin de conseguir mejores opciones para su desarrollo educativo. Me brindaron una posición gerencial que me ayudaba con una mejor oportunidad profesional. Como familia, hemos logrado el objetivo, fue de beneficio para ambas direcciones”, expresó.
El Colegio y Puerto Rico siempre en su memoria
Rodríguez cursó estudios en la escuela superior Manuel Méndez Liciaga, en su natal San Sebastián. En ese plantel, que luego se convirtió en la escuela elemental Ramón M. Torres, tomó un curso avanzado de matemáticas con el fenecido maestro Luis Méndez, quien adoptó el libro de texto Precalculus: Functions and Graphs de Earl Swokowski, que se utilizaba en el RUM para la enseñanza de esa materia. Este aprendizaje fue determinante al momento de encaminarse a iniciar sus estudios universitarios en agosto de 1982.
“Mi maestro tuvo la visión de incorporar el prontuario del curso y el libro para esa clase que se usaba en el Departamento de Matemáticas del Colegio. Entonces, surgió mi deseo de estudiar Ingeniería Mecánica, y luego me cambié a Eléctrica. Lo digo con modestia, pero me gradué en cuatro años y medio, sin tomar veranos. Terminé en diciembre de 1986 y desfilé a recoger mi diploma, en junio del año siguiente. Tuve dos importantes ofertas de empleo, una en Estados Unidos y otra en Puerto Rico. Me siento muy orgulloso de mi país y de lo que podía hacer en reciprocidad, por tal razón acepté el empleo en la AEE”, indicó.
Durante su estancia en Mayagüez, este colegial se hospedó en la calle Bosque, muy cerca del Recinto y recuerda las salidas con su grupo de amistades, con los que todavía mantiene comunicación.
“En aquella época, cuando compartíamos en grupo, yo era el único que no consumía bebidas alcohólicas, por lo que me tocaba realizar la función del conductor designado de mis otros cinco compañeros de apartamento. Todo esto, mucho antes de las campañas de prevención que hoy son tan conocidas. Si íbamos a algún lugar, yo pedía una bebida gaseosa y hasta me observaban con rareza”, manifestó entre risas.
Este colegial recuerda con especial aprecio al profesor Ramón Vázquez, un educador de mucha influencia en Ingeniería Eléctrica, por su capacidad de enseñar y sus destrezas personales con los alumnos. Igualmente, atesora a los docentes Teddy Mercado y Baldomero Lloréns, así como la profesora Myria Arrarás, hermana del exrector José Enrique Arrarás, con quien tomó la segunda parte de Cálculo, curso fundamental en su desarrollo académico y profesional.
“Como egresado, les aconsejo a los estudiantes que siempre busquen opciones para lo que quieren hacer en su vida, tanto en Puerto Rico, como afuera. Quienes nos educamos en el sistema público, a veces tenemos miedo, les aconsejo que acepten el reto, aunque piensen que no dominan el idioma o no están lo suficientemente capacitados, porque realmente sí lo están. Una vez llegan acá con todo el talento, el conocimiento y la ética de trabajo que tienen los colegiales, consiguen esa estabilidad que no he visto en ningún otro grupo. Desde el año 2004, nuestra empresa recluta estudiantes del RUM para internados y programas de desarrollo profesional, que luego terminan como empleados de Abbott en funciones importantes. He visto su éxito y nos distinguimos año tras año. Les aconsejo que sean atrevidos y que no duden en hacerlo, pongan en práctica todo aquello que aprendieron en un principio. Las herramientas de resolución de problemas y tomar decisiones para nosotros los ingenieros, es mejor que cualquier disciplina”, reconoció.
El ingeniero Rodríguez posee una maestría en Administración de Empresas, con concentración en Desarrollo Organizacional, de Lake Forest Graduate School of Management. Asimismo, entre las iniciativas de colaboración en el RUM, se destaca como integrante del Advisory Board representando a la empresa Abbott para el Colegio de Ingeniería. También, ha conseguido fondos para el desarrollo de proyectos con el profesor Eduardo Juan en INEL; para elaborar productos junto a estudiantes, a través del curso Capstone; así como en la realización de eventos virtuales, adaptándose a los nuevos tiempos.
“Como decía el deportista puertorriqueño Roberto Clemente, cuyo natalicio recordamos al momento de esta entrevista, cuando uno tiene la oportunidad de hacer algo y no lo hace en esta tierra, va a perder el tiempo que estuvo aquí. En aquel tiempo como colegial, por estar inmerso en la parte académica, quizás no entendía la magnitud profesional que podía ofrecerme. ¿Qué ha representado eso? Me ha colocado en una posición única de poder ayudar a estudiantes, ya sea en el proceso de reclutamiento, les he ofrecido mentoría continua a través de los años, dentro o fuera de la empresa en donde trabajo. Conozco a muchos egresados que trabajan en otras compañías que han salido de esas experiencias educativas. Para mí, el Colegio de Mayagüez representa una educación a nivel mundial, que cuando he competido con colegas de otras instituciones educativas, no tengo nada que envidiarle a ninguno. La calidad de la misma no compara y les repito ese mensaje a los estudiantes. Siempre estoy dispuesto a hablar sobre mi experiencia en el Engineering Community Summit (ECoS), que todos los años dirigen Ellen Ríos de Acarón y Arturo Ponce, para el Colegio de Ingeniería. Abbott ha tenido la oportunidad de respaldarlos en estos tres años. Cuando los tengo en el auditorio, les recuerdo qué somos como puertorriqueños y qué somos como colegiales. Confío plenamente en esta generación de universitarios para que nos saque hacia delante de los problemas, los diferentes retos y situaciones que tenemos en el país. Tengo confianza en lo que percibo en ellos y a través de mis tres hijos”, indicó.
Una vez culminó sus estudios universitarios en el recinto mayagüezano de la Universidad de Puerto Rico, Rodríguez contrajo matrimonio con Lissette Quiñones, también pepiniana, colegial y egresada de la clase del 1990 del Departamento de Enfermería, con quien procreó sus tres hijos Manuel, César y Lisiann, que es abogada.
En Puerto Rico, la empresa Abbott cuenta con tres plantas en los pueblos de Arecibo, Barceloneta y en Caguas.
Para ver el video, acceda a este enlace.