Presentan libro sobre la industria atunera mayagüezana que ya desapareció
Por Javier Valentín Feliciano (javier.valentin@upr.edu)
Prensa RUM
viernes, 7 de julio de 2023
La publicación Historia de la industria atunera en Mayagüez 1960-2012, escrita por el doctor Luis M. Baquero Rosas, se presentó a la comunidad académica en el anfiteatro Ramón Figueroa Chapel del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM). El evento fue auspiciado por el Centro de Investigación Social Aplicada (CISA), Sea Grant Puerto Rico y el Centro Interdisciplinario de Estudios del Litoral (CIEL).
“Este libro hace un reencuentro de exempleados de la industria, porque el objetivo principal es reconocer la importancia que tuvo y el impacto que ha tenido en muchas personas que crecimos durante esos años y que vivimos durante esa economía de la industria atunera en Mayagüez. La publicación explica cómo surgen las plantas de manufactura de Puerto Rico. Me percaté que esta historia no se había escrito. Tengo familiares que trabajaron en esas empresas, me pareció que era pertinente reconocer cuándo estuvieron y lo que queda hoy en día. La nueva generación puede ver un edificio vacío, pero queremos presentar que durante 60 años hubo una vida y unas actividades económicas vigorosas para Mayagüez y para todo el oeste”, expresó el autor.
Agregó que, una de las principales razones que provocó el cierre del conglomerado de las fábricas Star Kist, Neptune y Bumble Bee fue el cambio a la sección 936, así como el incremento en los salarios, ya que estas empresas pagaban entre $8.50 para aquel entonces, mientras que en países como Taiwán, Malasia e Indonesia podían pagar alrededor de $4.00.
“El pago de salarios altos era positivo para el empleado y la economía, pero también resultó en una desventaja, porque competimos con el sureste asiático. Sin embargo, esos cierres en el país ocurrieron de manera rápida desde el año 1990, cuando existían cinco plantas; tres en Mayagüez y dos en Ponce”, indicó el también catedrático del recinto mayagüezano de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico.
Uno de los efectos adversos ante estos cierres se puede reflejar en los principales centros urbanos de la zona oeste, en especial el casco mayagüezano, donde se percibía un movimiento económico favorable.
“El crecimiento de compra de viviendas en las urbanizaciones era impactado por estas empresas. Por ejemplo, eran industrias hasta ocho mil empleados que tenían una gran cantidad de dinero. Hoy día, vemos los centros urbanos vacíos o una emigración y es porque perdimos esas industrias que eran intensivas en mano de obras no diestras, que generaban muchos empleos y de manera indirecta producían una gran cantidad de empleo adicionales: carros públicos, comercios, compra de hogares. Cuando se fueron afectó toda la economía, no tan solo de Mayagüez, sino del oeste”, sostuvo.
Además, para el doctor Baquero Rosas, quien enseña los cursos de Gerencia, Mercadeo y Negocios Internacionales, esta publicación representa los testimonios de las personas que laboraron en esa industria que estuvo por más de 50 años en la costa mayagüezana.
“Cuando estamos diseñando y escribiendo el libro sabíamos que había mucha gente que formó parte de ese periodo histórico. Ha sido interesante porque no tan solo nos contacta la gente que trabajó en las atuneras, que son personas mayores, sino los hijos que hoy día son profesionales y que ejercen en muchos lugares alrededor de Puerto Rico. El objetivo es rendirle honor a esos trabajadores, que dieron años de su vida para podernos desarrollar y lo que estos jóvenes reciben en la actualidad es fruto de esos años buenos que fueron los sesenta y setenta y que ha cambiado mucho con este nuevo siglo”, añadió.
La presentación de la publicación estuvo a cargo de los doctores Manuel Valdés Pizzini, Reinaldo Rosado Silva y Edwin Asencio Pagán, del Departamento de Ciencias Sociales y que contó con la moderación de la doctora Ingrid Rodríguez Ramos, del Departamento de Psicología.
“La obra del doctor Baquero Rosas es un esfuerzo por visibilizar una historia invisibilizada. Esta tiene que ver con elementos del presente, porque es reciente. Hay personas que jugaron un papel, fueron los actores históricos de ese momento en nuestra zona oeste de Puerto Rico y también tiene su génesis en la zona sur de Puerto Rico y que se conocía poco sobre ese acontecimiento. También, el libro nos brinda la gran oportunidad de desarrollar otras líneas de investigación pertinentes para la situación actual del país y sobre todo Mayagüez”, sostuvo el doctor Rosado Silva, quien también relató que sus familiares laboraron en la fábrica atunera.
Asimismo, el catedrático manifestó que este texto refleja aquel periodo de oro que permitió a muchas familias adquirir sus bienes, al mismo tiempo que sirve para reflexionar sobre el Proyecto de Manos a la Obra con sus aciertos y desaciertos durante la incumbencia del entonces gobernador Luis Muñoz Marín.
“El texto presenta las experiencias de los obreros y obreras puertorriqueñas que se dedicaron a su labor y que llevaron el sustento a sus familias en una época que había trabajo, que podían conseguir su casita, pagar la educación de sus hijos porque no hay cosa más que dignifique la vida humana que el trabajo honrado. Es la historia humana, de la cotidianidad, los recursos humanos y la económica, así como el uso del territorio en la vida de las personas de carne y hueso que trascienden las estadísticas”, aseveró.
Por su parte, el doctor Valdés Pizzini expresó que la aportación de esta publicación trasciende generaciones, pues une a personas que laboraron en esa industria con jóvenes que no conocían la importancia que tuvo en su propia formación y evitó la emigración de puertorriqueños que permanecieron en su tierra.
“Es una historia que las generaciones de ahora no conocen y no saben que Mayagüez fue el centro operacional de la industria pesquera más importante del globo durante varias décadas y que aquí se procesó alimentos para humanos y para animales que se enviaban a todo el mundo. En ese sentido, fue una de las empresas bajo la sección 931 y 936 que lograron reclutar a una gran cantidad enorme de personas que no se fueron de la zona oeste, que se quedaron aquí y fortalecieron la economía y la sociedad mayagüezana”, destacó.
Entre los afectos negativos que tuvo la partida de esta importante empleomanía que se reflejan en el periodo actual se puede observar si se hace un recorrido por los principales cascos urbanos y se nota la ausencia de movimiento de transeúntes.
“Solamente hay que pasear por el casco del pueblo de Mayagüez para comprobar el número de tiendas que se han ido, los espacios vacíos y sobre todo la banca que colapsó durante ese período. Perdimos muchos bancos, al igual que un dinamismo extraordinario que se manifestaba en ese lugar. Esa gente logró crecer su familia, fortalecerla y muchos de ellos son profesionales hoy día, como por ejemplo, los doctores Rosado Silva, Baquero Rosas y Asencio Pagán, quienes provienen de familias que trabajaron en esas industrias”, indicó.
Asisten exempleados de la industria atunera
Dos de los exempleados que formaron parte de la industria atunera estuvieron durante la presentación y ambos agradecieron la oportunidad de laborar en espacio donde pudieron progresar su entorno familiar y que fortaleció el compañerismo a medida que pasaron los años.
“Como todo trabajo, cuando uno es joven, uno se encuentra un poco incómodo y asustado por la experiencia de entrar a un lugar donde había tantas personas trabajando, en aquel momento eran más mujeres que hombres. Fue de mis primeras experiencias como trabajador. Recuerdo que me enviaron a la mesa para escoger los lomos de albacora. Posteriormente, trabajé empujando los carros repletos donde venía el pescado. Por último, terminé trabajando en el área de almacén, donde estuve hasta 1998, ya que tuve unas lesiones que requirieron atención médica”, así lo expresó Alfredo Silva Olivencia, quien comenzó a trabajar en la Star Kist en 1974 hasta cumplir 23 años de servicio.
Tanto en el caso de Alfredo como el de Nancy Silva Olivencia, otros integrantes de sus familias también laboraron en la industria, lo que les permitió tener una estabilidad laboral y asegurar un sustento digno.
“Como empleada, realicé diferentes labores como pelar pescado y echar lomos. Tuve varias experiencias que fueron muy positivas y no me arrepiento de haber trabajado ahí. Para mí fue como tener una familia. Empecé en el 1974 y terminé en el 2000 cuando nos entregaron una carta anunciando el cierre de la compañía. Fue un momento muy triste, ya que había empleados llorando porque todavía necesitaban trabajar”, afirmó Nancy Silva Olivencia, quien estuvo también trabajó en la Star Kist.
Además del libro sobre la industria atunera, el doctor Baquero Rosas publicó Historia de la Banca en Mayagüez y pronto presentará uno adicional sobre el mundo de la construcción y sus contratistas.