Estrena en el Recinto la Nevera Come Colegial
Por Idem Osorio De Jesús (idem.osorio@upr.edu)
Prensa RUM
viernes, 6 de octubre de 2023
La Nevera Come Colegial, un proyecto que provee meriendas y refrigerios al estudiantado del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) para apoyar su atareada jornada académica, comenzó formalmente a operar los martes y miércoles a partir de las 6:30 p.m. en el tercer piso del Centro de Estudiantes.
La iniciativa de la asociación estudiantil Come Colegial, cuyo objetivo es erradicar la inseguridad alimentaria dentro del campus y que ningún alumno pase hambre o necesidad de alimentos, se concretó tras recibir un donativo de $3 mil otorgado por el Banco de Alimentos de Puerto Rico y que permitió la adquisición de la nevera y de la primera compra para surtirla.
“Es un proyecto que teníamos guardadito y se había empezado a trabajar con dos pasadas directivas desde el 2019. Precisamente, se nos ocurrió durante la pandemia mirando videos del estado de Nueva York, donde tenían unas neveras en varios lugares accesibles con diferentes alimentos para que si las personas estaban pasando hambre, pudieran pasar y comer de lo que estas contenían. Esa idea nos gustó muchísimo y empezamos a desarrollarla. Por diversas situaciones y falta de recursos, no se pudo realizar antes, hasta que sometimos la propuesta al Banco de Alimentos de Puerto Rico, que nos dio la oportunidad de presentarles el concepto en una reunión de la directiva del año pasado. Gracias a Dios, la aprobaron y nos otorgaron ese incentivo inicial”, relató Lucy Serrano Gastón, consejera de Come Colegial, en entrevista con el programa radial Foro Colegial.
Según detalló, este esfuerzo inició el pasado septiembre en un formato piloto para medir su uso y acogida entre la comunidad. En un principio, también colocaron la nevera al costado de la Biblioteca General, pero tras analizar el tráfico estudiantil, decidieron establecer un solo punto fijo en el Centro de Estudiantes. Hasta el momento, esta opción ha sido muy exitosa, por lo que el colectivo espera que continúe dentro de las actividades que ya son emblemáticas en su agenda, como los almuerzos calientes, el Free Mini Market y la entrega de cajas de alimentos frescos, entre otros.
“La nevera tiene su cerradura, por lo que unos voluntarios de nuestra asociación se encargan de abrirla esos días para que quienes están estudiando en el Centro de Estudiantes o pasen por el área, pueden consumir los productos que tenemos. Hasta ahora contamos con meriendas, barritas de energía, jugos y diferentes productos bastante saludables. Esperamos que esté disponible durante todo el semestre y que tenga una vida extensa en el Recinto. Aspiramos a que más auspiciadores se puedan unir a nosotros, de manera que podamos continuar asumiendo su costo. Llevamos muy poco tiempo y, hasta el momento, ha sido recibida como una bendición por nuestros estudiantes”, aseguró la también oficial administrativa de la Oficina de Estudios Graduados.
La consejera dio a conocer la iniciativa en compañía de varios integrantes de la directiva de Come Colegial, entre estos su presidente, Isaac Correa Pagán; la vicepresidenta, Karina López; y las vocales Iriannie Martínez Vega e Isabel Meléndez Pascual, quienes reflexionaron sobre este novedoso proyecto en el recinto mayagüezano de la Universidad de Puerto Rico (UPR).
“Estuve en las pasadas directivas con las que habíamos intentado desarrollar esta propuesta; que este año, finalmente, pueda llevarse a cabo, me llena de mucha emoción. El primer día que se abrió la Nevera en el Centro de Estudiantes el respaldo de la gente fue bien chévere. Espero que sea un servicio que podamos proveer por mucho tiempo”, expresó Isaac, alumno del Departamento de Ingeniería Civil.
Por su lado, Iriannie enfatizó en que el Recinto recibe a jóvenes residentes de todo Puerto Rico, por lo que hospedarse y viajar conlleva gastos adicionales que les limita el presupuesto para su compra semanal.
“Muchos se quedan hasta tarde en la Universidad estudiando para exámenes o para sus proyectos, regresan a su hospedaje y se acuestan a dormir sin comer. Realmente, creo que es muy importante este proyecto, porque con estos alimentos también les estamos ofreciendo un momento de concentración para que estén enfocados. Queremos que no se olviden que además de su educación, carrera académica y profesional, también tienen que cuidar su salud física y mental”, manifestó la estudiante en segundo año de Ingeniería Industrial.
Iguales palabras tuvo Isabel, en cuarto año de Química, quien hizo también un llamado a la ciudadanía para que apoyen esta gesta, ya que mantener el refrigerador surtido y cumplir con la demanda es muy oneroso.
“El proyecto de la Nevera es uno que nos apasiona un montón, porque es súper necesario. La cafetería cierra temprano y queremos poder proveer alimentos a los estudiantes que se quedan estudiando. Quisiera que dure mucho y por eso me gustaría volver a exhortar, no solo a los exalumnos y a las compañías, sino también a las asociaciones aquí en el Colegio, que siempre estamos abiertos a donativos”.
Como parte de la entrevista en Foro Colegial, los portavoces también hablaron sobre la trayectoria y las aportaciones de este colectivo que se apresta a celebrar su primera década brindando alimentos de manera gratuita a la comunidad universitaria del RUM.
“Surgió en el 2014 con la primera presidenta que tuvimos, Fabiola Medina. Ella se percató que habían estudiantes en sus salones de clase y en el Recinto que estaban pasando hambre y decidió hacer un almuerzo para 200 colegiales, con la ayuda económica de su papá. Inmediatamente, al ver la promoción, me comuniqué con ella porque me impactó. Yo estudié aquí, también soy empleada y me chocó que en nuestro campus existiera así el hambre. Nos reunimos y ese primer almuerzo fue todo un éxito; se entregó todo muy rápido. Le mencioné que me gustaría formalizar esta iniciativa y me dijo que sí. Ese mismo día buscamos cinco estudiantes, nos comunicamos con el Departamento de Actividades Sociales y Culturales y hasta el día de hoy estamos funcionando todos los semestres y los veranos”, recordó la consejera.
Un factor clave de su éxito se debe a las aportaciones de un sinnúmero de organizaciones, empresas, colegas del RUM y ciudadanos, cuya colaboración ha hecho posible la continuidad del servicio a la comunidad universitaria.
“Cada vez va incrementando el auspicio de las diferentes organizaciones con Come Colegial. Primeramente, agradezco al Banco de Alimentos de Puerto Rico. Luego de tener comunicaciones y de las propuestas que les sometí, ellos accedieron a venir en el 2018 a ver cómo funcionábamos. La primera vez que los recibimos quedaron impactados con el almuerzo, la actividad y el almacén. Hubo una segunda visita, una presentación de la directiva de ese año, y luego decidieron apoyarnos con un proyecto colaborativo. Su presidenta, Denise Santos, se reunió en el campus con el Rector, con la directiva y, a partir de ese año, estamos recibiendo mensualmente una o dos paletas de alimentos de su parte. Definitivamente, sin esa ayuda estuviésemos cortos, porque por lo menos tengo la oportunidad de comunicarme días antes de la entrega con su personal para informarles cuáles son los alimentos que están escasos o que no llegan directamente y ellos nos los hacen llegar”, destacó.
Serrano Gastón afirmó que una de las mayores satisfacciones en su trayectoria colegial de casi tres décadas es el agradecimiento que les expresan en las actividades.
“Nuestra iniciativa ha sido bien acogida por los estudiantes. Obviamente, hay unos que están más en necesidad que otros, pero siempre nos brindan una sonrisa y nos dicen que gracias a nosotros pueden tener algo para cocinar o comer mientras estudian y así se pueden concentrar en sus estudios. El respaldo siempre ha sido bien positivo, cuando vienen a buscar sus compras, su almuerzo, su desayuno, su cena, depende de la actividad. Están bien contentos de que la iniciativa siga trabajando para ellos. Hemos atendido a miles de colegiales en estos nueve años que llevamos de fundados en el Recinto”, agregó.
Coincidió Isaac, quien reconoció vivir esta experiencia como alumno que recibió la ayuda y ahora en calidad de voluntario para beneficio de sus pares.
“Cuando les entregamos las compras y en los almuerzos observas sus caras de alegría. A veces, quizás no están haciendo la fila, pero quedan disponibles y les preguntamos si quieren un almuerzo gratis y se sorprenden. Siempre están muy agradecidos”, aseveró el presidente.
Iriannie, quien comenzó su colaboración el pasado año, aseguró sentirse impactada por el sentido de solidaridad que emana de cada una de las actividades que realizan.
“En la Universidad, especialmente, todo el mundo tiene sus problemas, que muchas veces no se los cuentan a otras personas. Tener un momento en el día en el que puedas compartir con otras personas que tal vez estén pasando lo mismo, hace que se conecten de tal manera que no se sienten que están solos en su situación. Solamente con una sonrisa y desearles un buen provecho les hace realmente el día a estos estudiantes. Es como un sentido de comunidad, es muy positivo”.
En el caso de Isabel, va más allá al reflexionar que se trata de una ayuda que incluso se preocupa por incluirlos a ellos como voluntarios.
“En Puerto Rico, donde sabemos que hay eventos que no son esperados, uno trabaja como voluntario y muchas veces tampoco tienes compra o alimentos. Poder almorzar porque eres parte de Come Colegial, pues también te impacta. A veces podríamos hasta entregar más, porque como parte de ese trabajo he observado que hay muchas personas con necesidad”, recordó Isabel sobre la asistencia que han brindado en distintas situaciones de emergencias que ha vivido el país como huracanes, terremotos y pandemia.
El grupo instó a la comunidad a estar pendiente a sus próximas actividades y reiteró su convocatoria para respaldar su gesta y poder dar continuidad a su lema Porque un cerebro no se puede alimentar con un estómago vacío.