Catedráticos de Ingeniería reciben subvención del programa EnTRUST del Fideicomiso de Ciencia, Tecnología e Investigación de Puerto Rico
Por Idem Osorio De Jesús (idem.osorio@upr.edu)
Prensa RUM
viernes, 11 de octubre de 2024
Los doctores Maribella Domenech García y Eduardo Juan García, catedráticos del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM), recibieron dádivas cada uno por $75 mil, como parte del programa EnTRUST Life Sciences Accelerator del Fideicomiso de Ciencia, Tecnología e Investigación de Puerto Rico, cuyo propósito es facilitar la comercialización de proyectos científicos puertorriqueños.
De un total de 17 equipos que formaron parte de la competencia, los grupos de ambos colegiales recibieron dos de los cinco premios otorgados. El cohorte de 2024 incluyó a cuatro universidades y una empresa startup, con proyectos en las áreas de cáncer, terapéutica y dispositivos médicos. Así lo dieron a conocer los profesores del Colegio de Ingeniería en una reciente entrevista en el programa radial Foro Colegial.
En el caso del doctor Juan García, del Departamento de Ingeniería Eléctrica y de Computadoras, la subvención le permitirá a él y a su equipo investigativo ampliar su proyecto de calentadores por inducción magnética en miniatura, con el uso de nanopartículas, para llevar calor de manera específica y con alta resolución espacial a las células de cáncer.
“Estamos sumamente agradecidos con el programa EnTRUST del Fideicomiso y su iniciativa que comenzó como un boot camp de emprendimiento para ideas que se estuvieran creando en las universidades. Nuestro grupo de trabajo está compuesto por el doctor Jorge Castro, egresado del programa de Bioingeniería, y la doctora Madeline Torres, de Ingeniería Química. Es un proyecto que llevamos trabajando desde hace bastante tiempo con el apoyo de CREST, de la Fundación Nacional de la Ciencia (NSF) y luego por el programa Partnership for Innovation (PFI) también de la NSF. Ya habíamos probado la tecnología en células de cáncer in vitro en el laboratorio, con muy buenos resultados. Ahora queremos movernos al próximo paso, que es tratar la técnica en animales. Esto es para ver cuánto se puede destruir el tejido, a qué profundidad y cuál es la severidad de ese daño”, detalló el catedrático.
Por su parte, la doctora Domenech García, del Departamento de Ingeniería Química, destacó que la dádiva le ayudará a dar continuidad a su proyecto, en una etapa más temprana, enfocado en un aditivo para biotintas, específicamente, lo que se conoce como los modelos tridimensionales que se generan por bioimpresión o 3D Bioprinting. En términos de aplicaciones, esta tecnología es de aplicación amplia y se puede utilizar en tratamientos de heridas, regeneración de tejidos y modelos celulares, incluso algunos tipos de cáncer de seno.
“Uno de los retos grandes que tiene este campo es cómo generar modelos celulares complejos, pero que tengan altas densidades de células. A medida que el tejido es más grande, necesita mayor cantidad de células y, por consecuencia, flujo de nutrientes para que los tejidos que se generan por bioimpresión sean funcionales. Un desafío para lograrlo es que estos tejidos sobrevivan a largo plazo. Muchos tienen muy poca perfusión o difusión de nutrientes en su interior. Por lo tanto, mientras más gruesos son, más difícil es la sobrevivencia de las células a largo plazo. En nuestro grupo nos enfocamos en generar una formulación de biotinta que permita enriquecer el ambiente con factores de crecimiento para que las células que pasan por el proceso de bioimpresión puedan dividirse, extender su viabilidad en los tejidos y permanecer funcionales. Una de las áreas que se puede impactar es la de modelos de cáncer de seno para que estos sean invasivos y más complejos. Esos fenotipos que estamos buscando son que la célula del tumor crezca, pueda invadir y moverse dentro del tejido. El aspecto a que ellas puedan responder a las señales y que sobrevivan a largo plazo es crítico”, explicó la investigadora.
Agregó que el proceso de bioimpresión facilita hacer estructuras complejas, que se diseñan como estructuras tridimensionales en computadora, como, por ejemplo, sistemas de multicapas que emulan una pequeña epidermis, que tiene varias capas, geometrías complejas y formas.
“Hay muchas biotintas de tipo comercial que hacen posible crear estructuras tridimensionales sólidas, pero que tengan interconectividad entre ellas para que la comunicación celular permita una función similar a un tejido. El instrumento de bioimpresión posibilita depositar la biotinta y células de subtipo, de otro subtipo e interconectarlos en geometrías particulares. Esto da control espacial sobre el modelo que se está generando”, afirmó.
Precisamente, el doctor Juan García admitió que estas tecnologías médicas tardan años en desarrollarse porque comienzan con un concepto, luego se transforman en un dispositivo que requiere pruebas con organismos vivos como células, animales y, por último, humanos.
“Es importante tener ese apoyo económico continuo. Como dije, toma mucho tiempo y típicamente se necesita más de una subvención para poderlo hacer. Lo importante desde el punto de vista del investigador, es que uno tenga éxito. No se puede abrir la próxima puerta si no tienes buenos resultados de la última oportunidad que le han dado a uno para hacer la investigación. Gracias a Dios, nosotros hemos podido ir progresando de manera exitosa”, aseveró.
Según adelantó en Foro Colegial, con estos fondos se concentrarán en realizar las pruebas en animales, con cerdos en la Estación Experimental Agrícola de Lajas, en específico dirigidas a la próstata y el páncreas, siendo este último un tipo de cáncer con una tasa baja de sobrevivencia.
“También, se pudiera utilizar en cáncer de ovarios. Nosotros nos estamos enfocando en tumores pequeños y donde ya ha habido una cirugía anteriormente. Lo que el bisturí no puede sacar porque es demasiado grande, pues tratar de sacarlo con estas nanopartículas”, agregó.
Asimismo, la doctora Domenech García subrayó que su equipo de trabajo, integrado por su asistente de investigación, Miosotis Acevedo, se concentrará en demostrar que su formulación es cónsona con varios tipos de células, lo cual es importante para las aplicaciones.
“Queremos mostrar que es compatible con distintos subtipos, como células normales, fibroblastos, células del sistema inmunológico y otras que son relevantes. A largo plazo, estamos buscando poder tener sistemas que sobrevivan por dos, tres o cuatro semanas y extender ese período de división celular, proliferación y su viabilidad para plazos de tiempos más largos”, reveló.
EnTRUST es gestionado por la Oficina de Transferencia de Tecnología y el Programa de Subvenciones del Fideicomiso en colaboración con la Universidad de Columbia. Inició en 2021 y ha otorgado 16 subvenciones para un total de $1.2 millones. De acuerdo con la entidad, su misión es identificar, evaluar, proteger, comercializar y transferir eficazmente los descubrimientos de investigación más prometedores de las universidades, instituciones e institutos de investigación de Puerto Rico al sector privado para su comercialización y para beneficio del público.
“El programa comenzó con una serie de talleres dirigidos a poner a pensar a los investigadores de manera empresarial. Muchas veces tenemos ideas y nos enfocamos más en la parte científica, pero ellos te hacen mirar más la parte comercial, a pensar en el cliente, en cómo es el producto y el modelo de negocio. Esa capacitación duró prácticamente hasta el semestre pasado e incluyó diferentes charlas de aspectos de comercialización de tecnologías médicas. Al final, como en mayo, ya había que hacer una presentación con los distintos componentes del proyecto. Debías proponer el mercado, dónde estaba uno en el tema de propiedad intelectual y cuáles eran los retos. Ellos te ponían esa mentalidad empresarial. Luego de ese proceso y de haber sometido la propuesta, seleccionaron los ganadores de la subvención de $75 mil”, relató el doctor Juan García.
Ambos catedráticos, que utilizarán los fondos de EnTRUST por los próximos dos años, coincidieron en la importancia de adquirir esas destrezas empresariales desde temprano en las carreras académicas y agregar cursos cónsonos en los currículos universitarios.
“Recientemente, la NSF lo ha enfatizado. Ya se está enfocando más en que los investigadores piensen en la aplicación. Muchas de las actividades y subvenciones tienen que ver con eso. Ya en varios foros se requiere ver que los fondos que se usan en las universidades para hacer investigación, que al final del día son de los contribuyentes, resulten en un impacto para la sociedad lo antes posible”.
Mientras, la doctora Domenech opinó que adquirir este tipo de adiestramiento es útil para aplicarlo en cualquier etapa del trabajo investigativo.
“Definitivamente, cuando yo fui estudiante no habían tantas oportunidades, ni cursos enfocados en el área de empresarismo a nivel del currículo. Hoy día se ha ampliado. Aunque no sea necesariamente parte de los requisitos de graduación para un grado, los alumnos pueden tomar estos cursos como electivas. Yo lo recomiendo porque mientras más temprano te expones a esto, más rápido puedes estar alerta a potenciales oportunidades durante los proyectos de investigación o a través de la carrera profesional”, puntualizó.