Sede el RUM de taller sobre la importancia de patentizar descubrimientos agrícolas
Por Idem Osorio De Jesús (idem.osorio@upr.edu)
Prensa RUM
viernes, 30 de mayo de 2025
El Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) fue sede del taller Protecting Innovation in Agriculture, enfocado en la importancia de proteger con patentes las variedades de semillas y plantas que descubren los investigadores del Colegio de Ciencias Agrícolas y sus componentes en la estaciones experimentales y el servicio de extensión. La iniciativa estuvo a cargo de la Oficina de Transferencia de Tecnología del Fideicomiso para Ciencia, Tecnología e Investigación de Puerto Rico (FCTIPR), con la aspiración de crear enlaces más estrechos con esta comunidad científica y dar a conocer los recursos disponibles para salvaguardar estas innovaciones.
“Esto es un esfuerzo que realizamos para asegurarnos que quede patentizada esa propiedad intelectual que es resultado de la experimentación y arduo trabajo de todos estos distinguidos investigadores de este Recinto, específicamente en la agricultura. Protegiéndola de esa manera, podemos proceder a comercializarla para contribuir no solamente en la creación del conocimiento, sino al desarrollo económico de Puerto Rico”, aseveró la ingeniera Lucy Crespo, principal oficial ejecutiva del Fideicomiso.
Según explicó la líder de la entidad, desde la década de 1940, muchas variedades y germoplasma que no pasaron por ese proceso de patentes en suelo boricua fueron capitalizadas por empresas extranjeras, sin que las universidades locales ni sus recursos tuvieran la oportunidad de comercializar las innovaciones y generar ingresos para los centros de investigación.
“Nosotros tenemos en el Fideicomiso un programa que se llama el Centro para la Biodiversidad Tropical. Puerto Rico es un sitio rico en recursos naturales de flora, fauna y de vida marina, con excelentes investigadores que, por años, han generado esa propiedad intelectual, pero no se ha protegido. Me apena decir que muchos de esos logros extraordinarios se han ido fuera de nuestro país, donde contamos con lugares semejantes a Brasil que tiene miles de cuerdas de siembra de terreno con semillas que se procesaron, desarrollaron y mejoraron aquí en la isla. Incluso, hemos logrado aportar productos de farmacéutica en el tratamiento del cáncer a nivel internacional, cuyos compuestos vienen de La Parguera, por lo que es importante asegurarnos que se lleguen a patentizar todos estos recursos, no solamente en la agricultura”, reiteró Crespo.
Precisamente, el Fideicomiso sometió recientemente una solicitud de patente para proteger dos sepas de gandul puertorriqueño desarrolladas por el doctor Diego M. Viteri Dillon, y su equipo de trabajo de las Estaciones Experimentales Agrícolas de Isabela y Lajas, esta última liderada por la doctora Ángela Linares Ramírez.
“Actualmente, todas las variedades de gandul en Puerto Rico de crecimiento indeterminado son sensitivas al fotoperiodo y, por consiguiente, solo pueden sembrarse durante días cortos de luz. El uso de las líneas de mejoramiento IIPG-7 e IIPG-11 que hemos desarrollado van a permitir nuevas variedades indeterminadas que se puedan sembrar todo el año, es de alto rendimiento y una semilla comercial. El desarrollo de variedades y germoplasma de gandul es un trabajo arduo y costoso que puede durar más de cuatro años. El poder patentar este germoplasma o futuras variedades de gandul y otros cultivos sería un reconocimiento a la inversión y esfuerzos realizados por la Universidad para producir cultivos mejorados de acuerdo con las necesidades de los agricultores”, esbozó el doctor Viteri Dillon, catedrático del Departamento de Ciencias Agroambientales.
El investigador agregó que este es un paso que abona a la soberanía alimentaria en el país, donde se importa gran cantidad de gandul del exterior, aunque el conocimiento científico se genera aquí en la isla.
“Por ejemplo, nosotros hemos recibido pedidos de Portugal, de Sudamérica de variedades de gandul. Al producir nosotros esto localmente podríamos en un futuro decrecer esa importación externa. Al mismo tiempo, como Puerto Rico es un centro de investigación a nivel de Latinoamérica también se podrían generar y patentizar, que es el objetivo de este taller, estas variedades para que si alguien lo usa por lo menos nos den un reconocimiento como Universidad de Puerto Rico por los fondos, el tiempo y los recursos invertidos”, subrayó.
De igual manera, la doctora Linares Ramírez, su colega y colaboradora en el proyecto, destacó el trabajo realizado por los alumnos, cuyo esfuerzo ha sido parte fundamental en el descubrimiento de estas sepas del grano que es muy autóctono y protagonista del paladar puertorriqueño, en el consumo diario y en las navidades.
“En nuestro proceso siempre los involucramos, ya que necesitamos mucha mano de obra, ya sea en el limpiado de semilla, de yerba de campo o toma de datos. Es un trayecto de cuatro años, podemos decir que hemos contado con alrededor de 12 a 15 estudiantes, no tan solo en las áreas de las actividades de campo, sino también de laboratorio. Intentamos que ellos sean un componente bien importante en la parte investigativa en nuestros programas. En muchas ocasiones, toman la clase de fitomejoramiento conmigo, se interesan en este tema y piden colaborar en estas actividades. A veces no entienden el alcance de lo que estamos haciendo, pero ellos son piezas clave”, aseguró la también catedrática de Ciencias Agroambientales.
La jornada incluyó conferencias a cargo de expertos en el área de patentes de plantas, como los abogados especializados Eric Williams y Amy H. Fix, de Partners en Barnes & Thornburg LLP. Asimismo, con Jessy McGowan, senior licensing manager de la Universidad Estatal de Colorado, con experiencia en la transferencia al mercado de propiedad intelectual y la comercialización de tecnologías agrícolas. La Oficina de Transferencia de Tecnología del Fideicomiso estuvo representada por los doctores David Gulley, director ejecutivo, y Josiah Hernández Sepúlveda, gerente de tecnología.