RUM ante una nueva realidad
Por Javier Valentín Feliciano (javier.valentin@upr.edu)
Prensa RUM
viernes, 24 de abril de 2020
El Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) permanece cerrado, aunque ha continuado sus operaciones académicas y administrativas de forma remota, desde el pasado mes de marzo, tras la declaración de emergencia y las medidas de aislamiento decretadas por orden ejecutiva del Gobierno de Puerto Rico, ante la crisis de salud provocada por el COVID-19.
La situación, que ha afectado igualmente a todos los recintos de la Universidad de Puerto Rico (UPR), así como al país, ha presentado una serie de retos, muchos de los cuales han sido superados tras el compromiso de varios grupos de trabajo establecidos para esos fines.
Uno de ellos es el que convocó el doctor Agustín Rullán Toro, rector del RUM, conocido como el Comité Adhoc Coronavirus RUM 2020, cuya encomienda es desarrollar un plan de preparación para que el Recinto retorne a su nueva normalidad, una vez sea aprobado por las autoridades. Esto incluye que el personal docente, no docente y administrativo pueda regresar a las instalaciones a continuar sus funciones laborales, ya sea de forma total, o paulatinamente. De igual forma, el colectivo se encargará de ofrecer la mayor seguridad posible para el eventual regreso a clases.
El grupo de profesionales, a nivel administrativo y académico del Recinto, está compuesto por Rosie Torres de Calderón, facilitadora y directora del Departamento de Servicios Médicos (DSM); las doctoras Nanette Diffoot, viróloga y catedrática del Departamento de Biología (BIOL); Abigail Matos, directora interina del Departamento de Enfermería (ENFE); Ivys A. Figueroa, catedrática asociada en Salud del Colegio de Ciencias Agrícolas (CCA); el doctor Emir S. Rivera Castillo, psicólogo clínico del Departamento de Consejería y Servicios Psicológicos (DCSP); y la ingeniera María Isabel Fernández, directora de la Oficina de Salud y Seguridad Ocupacional Ambiental.
El colectivo ya ha desarrollado guías, protocolos y procedimientos, para enfrentar, el que consideran como uno de los retos de salubridad más complejos en un recinto educativo como el mayagüezano, que es tan extenso, complejo y con gran movilidad de público.
“Primero que todo, es muy importante mencionar que esta situación de la llegada del COVID-19, que atraviesa el país, es muy cambiante, por lo que tenemos que estar pendientes e ir atemperando los trabajos a esos ajustes. En sus orígenes, no pensábamos que fuera a durar tanto tiempo. Al declarar la situación de emergencia, para la UPR y el Recinto, ocurrió escasamente en un periodo muy corto, por lo que resulta necesario reforzar de nuevo lo que es la educación, prevención, y el uso de las áreas comunes; también acoplarnos a la relevancia de la técnica de distanciamiento social y físico, y cómo la aplicaremos en todos los renglones”, manifestó Torres de Calderón, al tiempo que aseguró que esa transición se facilitará, ya que desde los comienzos de la pandemia, varias dependencias universitarias habían desarrollado esas estrategias de control, como, por ejemplo, los Departamentos Enfermería y el de Servicios Médicos.
La funcionaria agregó que, ante la situación de tomar decisiones a medida que se transforma el desarrollo de la pandemia, este plan se someterá a la consideración del Comité Ejecutivo de Emergencias del Recinto, compuesto por el Rector, los decanos de cada unidad y el personal gerencial, así como representantes académicos. El objetivo es que la comunidad universitaria pueda incorporar los cambios y trabajar con las nuevas circunstancias.
“Los miembros del Comité nos percatamos que es de suma importancia reforzar la educación y la prevención, especialmente porque nos asegura la continuidad de conducta correcta, para prevenir y controlar el virus. Estamos trabajando con estrategias a distancia, a través del uso de internet y redes sociales, porque es el mecanismo más idóneo para lidiar con esta situación en estos momentos. De igual manera, el Comité está al tanto de las directrices que establece el plan de acción que presentó la Presidencia de la UPR, en un plano operacional para enfermedades infecciosas y estamos identificando cómo nos acoplamos dentro del Recinto. Además, se continúa el cumplimiento con todas las directrices que establece el Gobierno de Puerto Rico y las agencias de salud concernidas”, destacó la Directora.
Ante la aparición y consistente presencia de este virus, resulta imperativo que el Comité provea respuestas rápidas y factibles para evitar cualquier posibilidad de infección hacia un empleado o estudiante. Por esta razón, la doctora Diffoot, experta en el tema de la virología, sostiene que es necesario evitar un problema de salud en la comunidad universitaria.
“El 80 por ciento de las infecciones por SARS-COV-2 se manifiesta de manera asintomática, en el otro 20 por ciento, el virus causa la enfermedad del COVID-19. Los casos asintomáticos le proveen al virus un mecanismo de diseminación en la población muy efectivo. Regresaremos a una nueva norma social de vida, con medidas de protección integradas a nuestra labor cotidiana diaria. Como sociedad, estamos acostumbrados a que nos den infecciones virales, pero el grueso de la ciudadanía no tiene idea de lo que es un virus y su magnitud”, afirmó.
Por otra parte, respecto a las condiciones de seguridad con las que debe contar el Recinto, la ingeniera Fernández manifestó que el Decanato de Administración es la entidad que establece y dirige los funcionamientos de las dependencias, para comenzar sus operaciones de manera organizada.
“Esta unidad se encarga de implantar la directriz en lo concerniente con la limpieza. Entiendo que cuando regresemos al Recinto, es necesario higienizar todas las áreas. No necesariamente porque esté el virus presente, ya que donde no hay personas no debería haberlo, pero sí como medida de prevención. Los productos que se utilizan para desinfectar esos espacios, parten de la lista autorizada por la Agencia de Protección Ambiental (EPA) que también son efectivos ante la posible presencia del virus. En preparación, cuando lleguemos, el Comité adoptará la encomienda de adiestrar a los empleados de limpieza sobre las nuevas medidas y protocolos de limpieza e higienización y el uso de equipo de protección personal, de manera que se atiendan las áreas a medida que se vayan abriendo, así como proteger a los empleados también con prácticas seguras de limpieza”, sostuvo.
Por su parte, la doctora Matos, de Enfermería, expresó que el Comité se suscribe a las normas de las entidades gubernamentales para que sean implementadas en las unidades académicas.
“En el caso de una pandemia, siempre las directrices van a venir del Departamento de Salud y del Estado, que determinan cuándo las agencias pueden comenzar sus labores. De todas maneras, en nuestro Comité, lo que nos concierne es prepararnos y dar guías para limitar el contagio adicional, una vez se abra el Recinto a nuestros estudiantes y empleados, y por ende, mantener la seguridad y la salud de éstos, mediante la continua educación y prevención, así que debe esto debe mantenerse constante, reforzando estas prácticas saludables”, aseveró.
Por su lado, el doctor Rivera Castillo expresó que en lo relacionado al Departamento de Consejería y Servicios Psicológicos, se han mantenido activos con gran parte de sus ofrecimientos para estudiantes por la vía remota, como por ejemplo, consejería profesional al estudiantado que continúa tomando clases. Esta nueva situación, nunca antes experimentada, permite que los alumnos accedan a los recursos de la dependencia.
“Por el momento, se han brindado orientaciones y se han compartido artículos de interés para manejar la ansiedad. Quizás se piensa que los estudiantes saben lidiar con todo esto, pero la realidad es que es muy difícil enfrentar todo y trasladar sus clases presenciales al formato en línea. El hecho de hacer el cambio y ver qué nueva necesidad les solicita su profesor para poder cumplir con su clase con el material establecido, son retos adicionales. Hemos tenido que orientarlos en reajustar las técnicas de estudio y organización, así como en superar el estrés. Además, surgen dudas que vienen sobre si aprobó o no aprobó la asignatura, así como otros elementos que se están dando ahora debido a lo ocurrido con el COVID-19”, afirmó.
Por otro lado, y más allá de las fronteras del campus, como parte del trabajo de educación no formal de las comunidades, incluyendo las agrícolas, la doctora Figueroa, expresó que el Servicio de Extensión Agrícola (SEA), es una de las tres unidades del Colegio de Ciencias Agrícolas (CCA), que tiene como función capacitar, educar y empoderar a las poblaciones en desventaja socioeconómica, así como con los agricultores para atender sus necesidades particulares.
“El personal del SEA, compuesto por agentes agrícolas y educadoras en Ciencias de la Familia y del Consumidor, trabaja en contacto directo con los agricultores, sus familias y otras poblaciones vulnerables, ofreciendo capacitaciones, orientaciones, educación sobre prevención para reducir el riesgo de contagio con el SARS-CoV-2, virus de la COVID-19. Como especialista en salud, a ellos se les ofrece apoyo y colaboración para trabajar en la gestión de promoción de la salud y prevención en nuestra comunidad universitaria, así como las comunidades extendidas por toda la isla. Hemos desarrollado materiales educativos relacionados con la temática de la salud”, señaló.
Hasta el momento, al Recinto solo tienen acceso los oficiales de seguridad del Departamento de Tránsito y Vigilancia, el personal de la Red Sísmica de Puerto Rico y empleados o estudiantes estrictamente necesarios para las funciones de investigaciones científicas o aquellos empleados, cuyas funciones en particular sean requeridas, todos sujetos a seguir las políticas de distanciamiento social implementadas por el estado.