Egresado colegial en puesto directivo de Rutgers University
Por Javier Valentín Feliciano (javier.valentin@upr.edu)
Prensa RUM
viernes, 28 de agosto de 2020
El profesor Richard Alomar, egresado de la clase de 1982 del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM), de la Universidad de Puerto Rico (UPR), fue designado recientemente como director del Departamento de Arquitectura Paisajista de la Universidad de Rutgers, en Nueva Jersey.
Su sólida carrera profesional, que inició con un bachillerato en Ciencias Agrícolas del Colegio, se completó con una maestría en Arquitectura Paisajista de Louisiana State University (LSU), grados que, sumados a su experiencia en el campo laboral y docencia, lo hicieron meritorio del nombramiento.
“Hace un mes me nombraron director del Departamento que tiene tres renglones: el bachillerato, la maestría en Arquitectura Paisajista y el programa de Diseño Ambiental. Tenemos aproximadamente 140 estudiantes y alrededor de treinta de ellos son graduados. Contamos con tres recintos, en Camden, Newark y New Brunswick. En el 2012, me ofrecieron una posición a tiempo completo, ya llevo ocho años dando clases aquí. Hace como cuatro años me otorgaron la permanencia y el año pasado, me nombraron director del departamento de extensión urbana. Mi especialidad e investigación son en el ámbito urbano, los temas de autogestión, y el diseño de comunidad”, sostuvo el arquitecto, quien por ocho años también enseñó en Columbia University, en Nueva York.
Alomar fue seleccionado mediante un proceso de votación por sus colegas, en el que compitió junto a otros dos candidatos. La combinación de sus investigaciones y los cursos que enseña de Diseño Básico, Diseño Comunitario y el curso final de construcción fueron factores determinantes, pues es una posición de gran responsabilidad, mucho más ahora al enfrentar el reto de la pandemia del COVID-19. Además, tiene a su cargo del desarrollo de programas en ocho centros urbanos de Nueva Jersey.
Nada de estos logros se hubieran convertido en realidad, si no hubiera estudiado en su querido Colegio, fundamental en su formación educativa, que lo llevó a conquistar otras oportunidades valiosas.
Sus comienzos
Era el año 1978. Alomar recuerda que cursaba la escuela superior, pero no estaba seguro si pediría admisión al Recinto Universitario de Mayagüez, ya que su familia tenía escasos recursos económicos. Una vecina le motivó a solicitar al informarle sobre la existencia de becas para estudios de educación superior.
El resto se convirtió en historia. Fue admitido y una vez pisó el suelo colegial, esa decisión lo transformó para siempre, hasta completar su bachillerato en el Colegio de Ciencias Agrícolas (CCA).
“Me crié en Estados Unidos, luego viví con mis abuelos en Lajas. Mi abuelo trabajó por muchos años en la Estación Experimental Agrícola, por lo que siempre escuchaba sus cuentos sobre la importancia de trabajar la tierra y estudiar en el Colegio. Cuando estoy a punto de graduarme, una vecina me informa sobre la beca BEOG, que así se llamaba en aquel tiempo, que hoy es la beca Pell. Yo pensé que no tenía probabilidades de asistir a la universidad. Por esa razón, tomé unos cursos vocacionales en la escuela superior Luis Muñoz Rivera. Entonces, fue que me entusiasmé en radicar la solicitud de admisión al Colegio a estudiar Agronomía y fui admitido. Quiero agradecerle al Colegio por mi educación y formación, como profesional y académico. Es una deuda que nunca podría pagar porque lo que el Colegio hizo por mí y por mi familia fue increíble”, expresó.
Para Alomar, todo ese camino estuvo repleto de sacrificios, pero en la ruta siempre se cruzaron, literalmente, seres especiales que le ayudaron a continuar con su meta.
“A la salida del pueblo, se encontraba la Asociación de Poneros Lajeños Unidos Colegio de Agricultura y Artes Mecánicas (APLUCAAM), que era un club de poneros. Nos parábamos en ese lugar y las personas que tenían carro, nos daban pon hasta el Colegio. Eso era todos los días, lo estuve haciendo ida y vuelta, durante los cuatro años del bachillerato”, relató.
Recuerda con suma gratitud a los profesores y compañeros que marcaron su desempeño, entre ellos Yuri Rojas, Lucas Avilés, Wilson Almodóvar, Fernando Vega, Esteban Torres, Sandra Aponte y Sally Rodríguez, con algunos de los que todavía mantiene comunicación. Igualmente, guarda en su memoria los lugares que frecuentaba con sus amistades.
“Los estudiantes prepas que éramos de Lajas estábamos en el sótano del edificio Chardón, donde se enseñaban los cursos de Estudios Generales y nos reuníamos después de clases. Al otro lado, se encontraban los prepas de Cabo Rojo y nos sentábamos a conversar. De vez en cuando, pasaba un lajeño de tercer o cuarto año y lo mirábamos con admiración, pues los veíamos como expertos en todo. Ellos nos decían con qué profesor tomar clases y cuál debíamos evitar. A partir del segundo año, me la pasaba en el edificio Piñero, en donde enseñaban los cursos de Agronomía”, narró.
Una vez se gradúa del RUM en 1982, comenzó estudios de maestría en Agronomía en LSU, pero al poco tiempo los abandonó y optó por trabajar para la empresa privada en ese mismo estado.
“Después de un año y medio, perdí el interés. Además, se me hizo difícil por no tener cerca a mi familia y no me ajusté al cambio. Me fui a trabajar en una finca y el dueño me pidió que lo ayudara con el cuido y el mantenimiento de jardines, me dijo que sería un gran Arquitecto Paisajista, yo no sabía lo que era eso. Entonces, me reuní con el director del Departamento de Arquitectura Paisajista en LSU, comencé los cursos a nivel graduado y me gradué en 1993”, expresó.
En el 2006, tuvo la oportunidad de visitar Japón para educarse en Kyoto University of Art and Design, en donde aprendió innovadoras técnicas que han sido transmitidas a través de dieciséis generaciones de jardineros.
“En esa institución, tomé un curso para entender un poco más acerca de los jardines japoneses, ya que mi esposa es japonesa y había visitado ese país en muchas ocasiones. Aquí en Estados Unidos, te enseñan a diseñar los jardines de cierta forma, pero en Japón es un proceso totalmente distinto. Tenías que trabajar con un sensei o experto que te transmitía el conocimiento a través de la práctica. No había pizarras, ni planos para hacer diseños. Simplemente, ibas con este señor que llevaba muchos años como sensei. Conocí a un señor que provenía de una familia de jardineros que data de 750 años de experiencia, lo llevan en la sangre”, afirmó.
Alomar, quien apuesta por la educación universitaria que ofrece el Colegio de Mayagüez, aprovechó para exhortar a la nueva cría colegial a que valore la oportunidad que tiene.
“La educación que recibí en el Colegio, no tan solo fue fenomenal, sino singular. Fue mejor que cualquier educación que recibí en el exterior, porque personalmente implicó dominar la dificultad de los cursos y eso me creó una disciplina intelectual que no he recibido en ningún otro lado. Todo esto me ayudó cuando fui a estudiar mi maestría y me ha ayudado ahora como profesor entender cómo es que se estudia, por qué se estudia y cuáles son los buenos hábitos que uno tiene que desarrollar para ser buen estudiante, profesional y miembro de la sociedad. Por otra parte, está el ámbito social del Colegio. La interacción con otras personas de otras partes de la isla y de otras disciplinas fue muy significativa, por eso todavía mantengo contacto con muchas de esas personas, no tan solo en la forma social, sino también en la profesional”, agregó.
Por su parte, el presidente de la UPR, el doctor Jorge Haddock, destacó que el profesor Alomar es ejemplo de la excelencia académica que distingue al principal centro docente de Puerto Rico.
“En la comunidad universitaria nos sentimos orgullosos de los logros alcanzados por el profesor Alomar a nivel personal y profesional, en beneficio de la comunidad. Su triunfo es ejemplo de lo que puede alcanzarse cuando se unen el talento, la disciplina y el desarrollo máximo del conocimiento. Le deseamos el mayor de los éxitos”, expresó Haddock.
Asimismo, el doctor Agustín Rullán Toro, rector del RUM, felicitó al profesor Alomar por el importante logro en su desempeño académico y profesional como integrante de esa prestigiosa institución universitaria.
“Me siento muy orgulloso por el nombramiento de este colegial que se ha destacado en el campo de la arquitectura y que fue sido seleccionado por sus propios colegas para ocupar un puesto de tanta relevancia en Rutgers University. De igual forma, resaltamos su colaboración desinteresada a nivel mundial y, sobre todo, con Puerto Rico al apoyar proyectos comunitarios de envergadura. Esto es indicativo que no olvidó al país que lo formó. Enhorabuena”, afirmó.
Además de sus logros profesionales y académicos, este colegial es presidente de Urban Sketchers, una comunidad global compuesta por aproximadamente unas 200 mil personas, que están activas en las plataformas sociales y diseñan espacios de acuerdo a los lugares donde residen y las necesidades que existen. Ha sido miembro de esa entidad desde 2011 y han realizado encuentros en Holanda, Inglaterra, Singapur, República Dominicana, Portugal, China y Japón. Actualmente, reside en Nueva York con su esposa, con frecuencia visita a la isla y colabora con el proyecto comunitario Centro de Apoyo Mutuo (CAM) en Las Carolinas, en Caguas.