Doctorado Honoris Causa al profesor
que luchó contra la plaga del café boricua
Prensa RUM
viernes, 10 de junio de 2022
Al profesor Miguel Francisco Monroig Inglés, catedrático jubilado del Colegio de Ciencias Agrícolas (CCA) del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) de la Universidad de Puerto Rico (UPR), le tomó por sorpresa el anuncio de que su alma mater lo había seleccionado para recibir la más alta distinción con un Doctorado Honoris Causa, que fue conferido en la centésima novena colación de grados, a celebrarse el viernes, 10 de junio en el Coliseo Rafael A. Mangual.
“Estoy muy contento y feliz por este reconocimiento. Sobre todas las cosas, me siento sumamente emocionado también porque fue un anuncio que no lo esperaba en mi vida. A la vez, me encuentro un tanto triste porque no lo puedo compartir con mi esposa, Mercedes Saltar Nieves, quien falleció hace nueve meses, porque sino ella hubiese estado conmigo aquí hoy”, expresó, entre lágrimas.
Una de sus principales aportaciones al campo de la agricultura en Puerto Rico de este destacado ciudadano de San Sebastián y que trascendió a nivel internacional, fue enriquecer al conocimiento del café de Puerto Rico, así como el tratamiento de plagas en el año 2007. Países como República Dominicana, Cuba y otras regiones latinoamericanas se beneficiaron de este hallazgo histórico.
“En aquel momento, era importante conseguir las plagas que atacaban el café puertorriqueño, que aún no habían llegado a la isla. Una de ellas fue la broca del café y en uno de esos intentos dimos con el hallazgo. Para ese momento, me encontraba jubilado y siempre tenía por costumbre buscar en los arboles de café y la encontré. Mientras realizaba una construcción en casa, por la tarde caminé a la finca a observar lo que tenía sembrado, cuando me percato de unos frutos perforados. Era la broca y se las traje a los compañeros del Colegio de Ciencias Agrícolas para que la enviaran entonces a Maryland. Allá realizaron los estudios de rigor, donde formalmente la identificaron. Ese descubrimiento para mí resultó muy significativo, porque nos dio pie para tener un control más adecuado de esa plaga. Cuando llegó el resultado, comenzamos enseguida a hacer reuniones para establecer un plan de acción, revisarlo y presentárselo a los agricultores, quienes al fin y al cabo son los usuarios que implementarán los métodos sobre cómo combatir la plaga”, relató.
Según el académico, este descubrimiento permitió “salvar nuestro café, ya que no había personas educadas o adiestradas en el manejo de esa plaga. En una etapa temprana se pudo identificar la enfermedad y se pudieren hacer los arreglos para evitar una dispersión mayor y un daño mayor a la industria cafetalera”.
Este académico cursó sus estudios en el sistema público de enseñanza en su natal San Sebastián. Más adelante, en 1978, completó un bachillerato en Educación Agrícola y una maestría en Horticultura en 1983. En sus inicios se desempeñó como maestro a nivel escolar. En 1979 se integró como agente agrícola en el Servicio de Extensión Agrícola en la región central y hasta convertirse en catedrático del recinto mayagüezano, de donde se acogió al retiro luego de tres décadas dedicadas al servicio público.
“Desde siempre mi vocación ha sido la enseñanza. Comencé desde muy joven como el primer maestro de agricultura a nivel intermedio con niños con problemas de aprendizaje. Yo amo este Recinto, así como a la agricultura. Incluso, recibí la invitación del doctor Pedro Meléndez, quien para ese momento era el decano asociado de la facultad para que completara el grado de doctorado en Estados Unidos. Sin embargo, por cuestiones personales y familiares no pude hacerlo. Dios ha permitido que pisara el Colegio de Mayagüez hasta mis últimos días, por lo que me siento una persona bendecida”, manifestó.
La finca es su salón de clases
Este insigne colegial colocó el nombre del país en alto con sus múltiples investigaciones, al igual que en la capacitación a miles de agricultores y en la docencia a agrónomos que se graduaron de esta centenaria institución, así como las vidas que impactó durante su vida académica. Tenía a su cargo la enseñanza de cuatro cursos, uno de Caficultura, otro a nivel avanzado a nivel de maestría sobre ese mismo tema, luego ofreció una clase en conjunto con la facultad de Ingeniería Mecánica y el Departamento de Ingeniería Agrícola y Biosistemas para mejorar los métodos para la recolección de café. El cuarto curso fue sobre la calidad como parte de la industria cafetalera. Además, continuó enseñando de manera Ad Honorem, por más de diez años.
“Una vez me retiré, me pidieron que regresara a enseñar. Este trabajo lo ejerzo por vocación sin recibir ningún tipo de retribución económica y para transmitir todo mi conocimiento a los estudiantes, pues yo nací para educar. También yo exigía, no venía a perder el tiempo al salón de clases. Durante el periodo pandémico, me adiestré para ofrecer cursos de manera virtual, pero prefiero ejercer la docencia presencial”, indicó.
Asimismo, Monroig Inglés hizo una reflexión sobre la importancia de la calidad educativa que posee el Recinto Universitario de Mayagüez, durante este periodo de retos económicos. El propio entrevistado escogió al edificio Piñero, donde alberga el CCA, porque lo considera un lugar emblemático en su vida.
“Amo mucho a este Recinto, por esa razón escogí este lugar para que me entrevistaran, porque siento que aquí fue mi nacimiento a la vida profesional. Me entristece mucho el periodo que estamos atravesando como país. Observo muchos cambios cuando uno regresa que se percibe en las dependencias universitarias las consolidaciones de unidades para enfrentar esta situación bastante crítica. Es imperativo un cambio por parte de la ciudadanía y de las instituciones en general. No hay mejor contacto que con nuestra madre tierra, en donde ahora estamos parados”, recalcó.
Por otra parte, el doctor Monroig Inglés le brindó un consejo a los colegiales que recién se gradúan del Colegio de Mayagüez y que se convierten en la centésima novena clase graduanda para servicio de la humanidad.
“En mi aula de clases, siempre le expreso a mis estudiantes que no se enfoquen únicamente en hacer dinero, tener posiciones, ni buscar fama. Lo importante es el servicio a aquel que en verdad lo necesita, eso fue a lo que me dediqué durante estos años. El mejor reconocimiento que he recibí en la vida fue encontrar aquel jibarito de Lares, cuando lo encontré en una tienda y me abrazó con júbilo. Me expresó que pudo ampliar su hogar, así como comprar los juguetes que eran los regalos de Navidad para sus hijos, gracias a todo lo que le enseñé y al trabajo que tenía en el campo de la agricultura. Y por supuesto, este Doctorado Honoris Causa que me han conferido también ha sido un reconocimiento enorme”, destacó.
Fiel creyente de la seguridad alimentaria
“Me considero una persona fiel creyente de la seguridad alimentaria, en estos momentos existe mucha necesidad de mano de obra que trabaje esos espacios agrícolas. La gran mayoría de los alimentos provienen de exterior. El puertorriqueño debe modificar esa actitud para trabajar la tierra. Es importante otorgarle más interés al asunto de la producción de nuestros propios productos de consumo, ya que puede llegar el día que no nos llegue nada. Tenemos un consumo de alrededor de un 85 por ciento o más de lo que consumimos y ese dato es preocupante. Por ejemplo, en la producción de café ahora se encuentra en los 35 mil quintales, cuando antes era de 280 mil”, reafirmó el académico.
Este Doctor Honoris Causa comparte su tiempo entre las labores agrícolas en su finca, también realiza actividades cívicas en su comunidad, al igual que en la congregación religiosa a la que pertenece, así como disfruta de la compañía de sus familiares. Recientemente, dentro de extensa lista de reconocimientos que ha recibido, el Laboratorio de Catado de Café en Adjuntas, lleva su nombre.
Además, ha sido nombrado al Salón de la Fama de la Agricultura Puertorriqueña, se le designó su nombre a los premios que concede el Servicio de Extensión Agrícola, así como Pepiniano Destacado en la Agricultura y recibió el Life Achievement Award, que otorga al Colegio de Agrónomos de Puerto Rico. Uno de sus aportaciones más significativas ha sido como organizador de eventos educativos y talleres para los Clubes 4H, dirigidos a la juventud que estudia en el sistema escolar público de enseñanza de Puerto Rico.
El doctor Miguel Francisco Monroig Inglés contrajo matrimonio con Mercedes Saltar Nieves, fallecida en agosto del año pasado, con quien procreó tres hijos: José Francisco, Marisela y Francisco Miguel, actual director del Departamento de Ingeniería Agrícola y Biosistemas del Colegio de Ciencias Agrícolas. Es abuelo de cuatro nietos: Valerie Nicole, Max Gabriel, Amanda Michelle y Karina Isabel.