Luisa Seijo Maldonado Doctora Honoris Causa de las comunidades y del servicio social
Por Javier Valentín Feliciano (javier.valentin@upr.edu)
Prensa RUM
viernes, 21 de junio de 2024
La profesora Luisa R. Seijo Maldonado recibió un mensaje de la vida que la encaminó en su trabajo social con las comunidades en necesidad cuando realizó labor humanitaria junto a sus progenitores en su natal Vega Alta. A partir de ese momento, su labor comunitaria junto a un grupo extenso de voluntarios que la han acompañado ha sido fundamental para conseguir la justicia social que hace falta en el país. El Recinto Universitario de Mayagüez (RUM), de la Universidad de Puerto Rico (UPR), le confirió el grado de Doctora Honoris Causa a una colegial que ha puesto en alto el nombre del principal centro de enseñanza del país.
“Es un día importante para mí y para la Universidad de Puerto Rico porque se reconoce en el Recinto Universitario de Mayagüez el trabajo que hacemos hacia las comunidades, las mujeres, la niñez, que proviene de la facultad y del Senado Académico, quienes presentaron mi trayectoria y mi vida dedicada a la docencia y al estudiantado a quien amo entrañablemente. Desde este Recinto se realiza un trabajo diferente de servicio a las comunidades, aprendizaje e investigación. Hoy vienen muchos de mis libros vivientes, quienes me acompañan todo el tiempo, así como un gran grupo de colegas y este reconocimiento no es para mí, es para los actores y actrices que estuvieron conmigo”, expresó la catedrática del Departamento de Ciencias Sociales.
La profesora quiso compartir un mensaje a los graduandos de la centésima undécima, quienes regirán los destinos de la humanidad en la entidad o la empresa donde ofrecerán el conocimiento adquirido durante sus años de estudios universitarios.
“Mi llamado al estudiantado que se apresta a recoger su diploma en la centésima undécima colación de grados al salir de la Universidad, no le podemos dar la espalda a la sociedad de la que somos parte. No importa a donde usted se radique, ya sea Puerto Rico o cualquier parte del mundo, a donde vaya a compartir el conocimiento. No todo es ganar dinero o buscar lugares exquisitos para vivir. Tenemos que ser profesionales que devengamos un salario, pero que estemos al servicio de la comunidad. En Puerto Rico, el 52 por ciento de la niñez vive en bajos niveles de pobreza. Eso es inaceptable en un país como el nuestro. Desde el Recinto Universitario de Mayagüez y como egresados tenemos que discutir estos temas”, exhortó.
Cuando apenas crecía, la doctora Seijo Maldonado relata que sus padres sirvieron de inspiración para continuar su compromiso con las comunidades. En la década de los sesenta, en el sector La Raspadura del barrio Candelaria de Vega Alta, se encontraba muy lacerada por la alta incidencia criminal.
“En aquel entonces yo tenía unos doce años. Mis progenitores pertenecían a los Movimientos de Cursillos de Cristiandad de Puerto Rico. Como parte de su trabajo apostólico de servicio, no era solo ir a la iglesia, sino que había que servir a las comunidades. Mi papá se reunía con los hombres, mi mamá con las mujeres y me correspondía a mí con los infantes. Un vecino prestó una de sus propiedades para trabajar con la comunidad, además de asistir a misa. En aquella época todo se resolvía a machetazo limpio. También, visitaba semanalmente la Cárcel de Mujeres de Vega Alta, donde tuve el enorme privilegio de conocer a Blanca Canales y a Isabelita Rosado, ambas presas políticas y eran muy católicas”, relató.
La doctora Seijo Maldonado reconoce que su trabajo social y comunitario ha sido colectivo, por lo que resalta a muchas personas que la han acompañado durante ese camino. Además, agradeció al doctor Jorge Iván Vélez Arocho, el doctor Francisco Maldonado Fortunet y a la profesora María Barbot Sosa, quienes le brindaron todo su apoyo, al igual que a toda la familia extendida que tiene en el Recinto.
“La Universidad nos ha dado lo mejor que tiene con una facultad excelente, un personal no docente y la calidad de su estudiantado. Tenemos que trabajar unidos para esa sociedad y nuestro deber es transformarla. Si cada universitario dedicara un semestre o dos veces al mes a trabajar a favor de su comunidad, este país no estaría como está en este momento. La situación que se vive es que le hemos dado la espalda a la sociedad de la que formamos parte. Es un llamado urgente y tenemos que hacerlo”, manifestó.
Su trayectoria como docente comenzó en la Universidad Central de Bayamón, prosiguió en la UPR Recinto de Humacao, continuó en el Recinto de Río Piedras de la UPR y desde 1997 lleva 26 años como docente en el Recinto Universitario de Mayagüez, institución que le otorgó la distinción y por la que lucha en todo momento.
“Hay que defender esta Universidad con uñas y dientes, contra todo. La Universidad de Puerto Rico ha sido lo mejor que el país tiene para transformar su situación y los hemos hecho posible con el estudiantado, el personal docente, así como el no docente y pertenece al pueblo puertorriqueño. Esos once recintos son válidos y muy importantes”, sostuvo.
Asimismo, desde 1997, fundó el proyecto Siempre Vivas que brinda apoyo a las mujeres víctimas de la violencia de género, así como a cualquier necesidad de la comunidad LGBTTQI. Fue su compañero de vida y también abogado José Manuel, quien la alertó sobre la alta incidencia de casos de órdenes de protección y maltrato en la región.
“Al poco tiempo de mudarnos a la zona oeste. Mi amado José Manuel, quien laboraba para la Corporación de Servicios Legales, me informa que las mujeres radicaban una orden de protección y que a los pocos días llegaban tomados de la mano con el agresor para retirar los cargos y me dijo: ‘Luisa, tenemos que hacer algo’. Recuerdo que en un curso que enseñé de Principios de Trabajo Social, le pregunté a las estudiantes que se encontraban en esa sección, qué podíamos hacer para enfrentar esa situación. De inmediato, cinco se ofrecieron a ayudar como colaboradoras. La egresada Thamar Cintrón Marco formó parte de esa sección y hoy en día dirige Misión Rescate, un centro de rehabilitación que ofrece ayuda a personas con adicciones. Como decimos en Siempre Vivas, la solidaridad no se discursa, se practica. Es decir, la ciencia se pone en práctica para el bien común”, expresó.
Mientras, que en el 2003, con la colaboración a más de treinta grupos comunitarios, fue la gestora principal del Instituto Universitario para el Desarrollo de las Comunidades (IUDC), entidad universitaria que se dedica a proveer experiencias de investigación y acción participativa al estudiantado y a la facultad, así como para aquellas personas que les interese realizar investigación en las comunidades alrededor de la isla. Actualmente, está integrado por los catedráticos Ingrid Rodríguez Ramos, Ricardo Fuentes Ramírez, Francisco Maldonado Fortunet, Reinaldo Rosado Silva y Lizzette González Gill, entre otros muchos.
“Cuando se funda el IUDC ya habíamos impactado a muchas comunidades cercanas desde mucho antes. Se organizó una alianza desde la UPR Aguadilla, donde enseñaba el doctor Robinson Rodríguez Pérez, a quien considero como un hermano y socio de la vida. Mientras estuvo el rector Vélez Arocho ya habíamos hecho mucho trabajo colectivo, junto a los profesores José Mariano Romaguera, Alfonso Latoni escribimos una propuesta de investigación y servicios para la zona oeste, ya que líderes de los residenciales públicos Kennedy, Candelaria y Carmen vinieron al Departamento de Ciencias Sociales para pedir que les ayudáramos durante la época de la Mano Dura contra el Crimen”, indicó.
“Siempre digo en broma, si creen que me voy a retirar, queda muchos años de Luisa Rosario Seijo Maldonado en el Recinto Universitario de Mayagüez de la UPR”, concluyó la entrevista su habitual sentido del humor.